De bulto
La irrelevancia de las dos ¨²ltimas legislaturas en el reparto de poder institucional en la UE ha condenado a Espa?a a un papel no ya secundario, sino de figuraci¨®n sin frase
Como bien ense?a la interesante pel¨ªcula El joven Karl Marx, ya hace 150 a?os ten¨ªas que dominar tres idiomas si pretend¨ªas promover un movimiento revolucionario de importancia. En Espa?a los idiomas extranjeros siempre han sido mirados con prevenci¨®n porque se tem¨ªa que manejarlos desactivara la importancia de lo local en favor del atractivo ajeno. Pero la ignorancia lo que promueve es la sumisi¨®n. Desconocer la esencia de lo ajeno te condena a consumirlo sin esp¨ªritu cr¨ªtico. As¨ª, sin dominar el ingl¨¦s, la cultura anglosajona nos ha comido las piernas y al d¨ªa de hoy somos antimperialistas de vocaci¨®n pero s¨²bditos por gusto. No solo consumimos de manera acr¨ªtica aquello que nos seleccionan y traducen para que lo engullamos como si fu¨¦ramos ocas de engorde, sino que adem¨¢s nos sentimos obligados a imitarlo. Perseguir el ¨¦xito a partir del ¨¦xito ajeno suele ser una receta que garantiza el fracaso.
Se ha hablado mucho de si un juez espa?ol ha visto mermadas su aspiraci¨®n a una de las cortes europeas de derechos por culpa del idioma. No ser¨ªa raro, pero en episodios similares nos importa m¨¢s re¨ªrnos de la torpeza ajena que afrontar las lagunas propias. Algo pasa cuando siempre nos suena a otro tiempo el que personalidades espa?olas ocuparan puestos de relevancia en Europa. Nombres como Solana, Bar¨®n, Borrell, Gil Robles, Almunia o Mayor Zaragoza se mov¨ªan por Europa sin excesivo complejo. La irrelevancia de las dos ¨²ltimas legislaturas en el reparto de poder institucional en la UE ha condenado a Espa?a a un papel no ya secundario, sino de figuraci¨®n sin frase, que es el t¨¦rmino t¨¦cnico para quien hace de bulto. Dir¨¢n que los idiomas no tienen que ver en ello, pero todo ayuda y nuestra tendencia a la invisibilidad y la inanidad tendr¨ªa que ser revisada a fondo.
Si uno se para a pensar en lo poco que pintamos fuera siendo el pa¨ªs de Vel¨¢zquez y Goya puede caer en la iron¨ªa demoledora. Para animarnos, nos recordamos que parte de la culpa reside en lo mal gobernados que andamos. Por suerte, la semana pasada visit¨¦ una escuela de adultos y comprob¨¦ la pasi¨®n por seguir aprendiendo en las terribles condiciones de desigualdad a las que nos hemos acostumbrado. Hay mucha gente que no se resigna a que le pisoteen todas sus expectativas por duros que sean los tiempos. Esa gente de verdad ayuda a mejorar el pa¨ªs porque no fingen saber cuando algo no saben. Su deseo de mejora los hace brillar entre la informe legi¨®n de los que han decidido conformarse con hacer de bulto.
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