?Italia quiere un gobernante o un entrenador?
Berlusconi conoce el secreto de conectar emocionalmente con el italiano medio. Ah¨ª es donde se ganan las elecciones
"Mi ¨¦xito te sorprender¨¢. A m¨ª, no". As¨ª canta el rapero y escritor italiano Fabri Fibra con esa mezcla de rabia, orgullo y reivindicaci¨®n que expresan las letras del hip-hop. Y lo mismo debe repetir todas las ma?anas, cuando se mira al espejo, un italiano de 81 a?os que podr¨ªa ser perfectamente el padre de la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, y el abuelo de canciller austriaco, Sebastian Kurz, o del propio Fibra. Claro, que fiel a su estilo, debe tararearlo con una media sonrisa mientras examina cuidadosamente su rostro en busca de cualquier arruga que eliminar.
La sonrisa constante marca el rostro, pero ?c¨®mo no va a sonre¨ªr si las encuestas le dan como favorito para vencer unas elecciones a las que ni siquiera se presenta personalmente porque est¨¢ inhabilitado? ¡°He cometido mil errores y los har¨¦ peores¡±, recita Fibra. Y Silvio Berlusconi se carcajea. Para ¨¦l, los errores son siempre de los dem¨¢s.
Los for¨¢neos nos rascamos la cabeza. ?C¨®mo es posible que en unas elecciones dise?adas para reorganizar de una vez por todas ¡ªes un decir¡ª la vida pol¨ªtica del bel paese los votantes se inclinen otra vez por alguien de quien los dem¨¢s hemos percibido ¨²nicamente una imagen caricaturizada?
Esto sin duda lo resolver¨ªa de un brochazo alg¨²n periodista de The Times con una retah¨ªla de topicazos bajo el t¨ªtulo C¨®mo ser italiano. Convendr¨ªa recordar que, a pesar de lo que nos vendan ahora las series ¡ª?ay, las series!¡ª, cuando en el norte de Europa la gente correteaba casi en pelota picada con la cara pintada de colores, en la pen¨ªnsula it¨¢lica y aleda?os sus habitantes se ba?aban a diario y acud¨ªan por la ma?ana a los procesos judiciales, por la tarde al teatro y por la noche a cenas donde el tema central siempre era el mismo: la pol¨ªtica. ¡°Un hombre que no haya estado nunca en Italia ser¨¢ siempre consciente de su inferioridad¡±. Menos mal que lo dijo un brit¨¢nico: el poeta Samuel Johnson.
Como explica el periodista Beppe Servegnini, Berlusconi conoce el secreto de conectar emocionalmente con el italiano medio. Ah¨ª es donde se ganan las elecciones. Y eso que en estos comicios est¨¢ recurriendo a un viejo truco. Es maravilloso constatar c¨®mo en pol¨ªtica lo viejo funciona una y otra vez. Echando un vistazo a la lista de los 33 Gobiernos de Italia desde la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica en 1946 a la implosi¨®n de 1992 ¡ªel mismo n¨²mero que los reyes godos en tres siglos¡ª podemos observar c¨®mo muchos de sus primeros ministros no eran el hombre fuerte de su partido. Este quedaba en la sombra, con un cargo en el partido o un puesto ministerial en el Gobierno, pero era el aut¨¦ntico l¨ªder. ?Qui¨¦n se present¨® en 1994 como alguien a quien cuando los italianos votaran estar¨ªan eligiendo al verdadero l¨ªder? Berlusconi. ?Y qui¨¦n presenta ahora la vieja f¨®rmula del poder en la sombra como algo novedoso? ?Berlusconi! ?l no estar¨¢, pero ser¨¢ ¡ªen sus propias palabras¡ª un ¡°entrenador¡±. Silvio r¨ªe frente al espejo.
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