Premio a la claridad

Malas noticias para los partidos que hasta hace pocos a?os dominaban el escenario electoral y que hoy, a tenor de las encuestas, se muestran incapaces de articular mayor¨ªas de gobierno. El PP y el PSOE caen en el ¨²ltimo bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). Su descenso tiene lugar en tiempos de graves desaf¨ªos para los espa?oles, cuando la pol¨ªtica deber¨ªa ser capaz de ofrecer salidas comprensibles a las distintas crisis, incluso a trav¨¦s de pactos de Estado en asuntos clave.

El PP pierde siete puntos respecto a las elecciones de 2016 y casi dos desde el bar¨®metro de octubre. El PSOE crece unas d¨¦cimas respecto a aquella cita electoral, pero pierde m¨¢s de un punto desde octubre. Y Ciudadanos crece siete puntos desde 2016, tres de ellos a partir de octubre. Rivera y Arrimadas cosechan as¨ª un premio por la fortaleza que transmiten ante el desaf¨ªo independentista y convierten a Ciudadanos en el ¨²nico partido que capitaliza la aplicaci¨®n del 155. Por el contrario, el PP paga la inacci¨®n que arrastr¨® hasta octubre frente al proc¨¦s y los pesados lastres de la corrupci¨®n y la par¨¢lisis pol¨ªtica en todas las ¨¢reas de gobierno.

El aviso es tambi¨¦n serio para Pedro S¨¢nchez, que no logra insuflar convicci¨®n a un proyecto socialista alternativo ni trabajar con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas para lograr superar el estancamiento legislativo en el que ha resultado la llamada ¡°nueva pol¨ªtica¡±. Se desinfla o desdibuja S¨¢nchez y aporta, adem¨¢s, votantes al partido de Rivera. Este pesca en caladeros a derecha e izquierda en una progresi¨®n sostenida que empieza a consolidarse como tendencia que puede marcar esta legislatura. Y es Podemos el que definitivamente queda relegado a un cuarto puesto con un 19% de intenci¨®n de voto, dos puntos menos que en las elecciones de 2016 y dos m¨¢s que en el bar¨®metro de octubre, cuando se derrumb¨® hasta el 17,5%. Se ha rehecho un tanto desde entonces, pero se descuelga del territorio en el que se arraciman los que de verdad cuentan.

M¨¢s rotundos a¨²n que estos datos son los de la intenci¨®n directa de voto, sin cocina, en los que los encuestados otorgan un empate t¨¦cnico a tres entre PP, PSOE y Ciudadanos. Est¨¢ adem¨¢s la ca¨ªda en la valoraci¨®n de Mariano Rajoy, que disminuye entre sus propios votantes.

La encuesta del CIS es el espejo perfecto en el que comprobar las devastadoras consecuencias de la inacci¨®n ¡ªen el caso del PP¡ª, de la irrelevancia ¡ªPSOE¡ª, de la frivolidad ¡ªPodemos¡ª, as¨ª como el r¨¦dito que obtiene la firmeza y la claridad en tiempos en que la cuesti¨®n nacionalista ha cambiado el eje ideol¨®gico del debate. Ante semejante confusi¨®n, todos ganar¨ªan (y todos ganar¨ªamos) con mayor capacidad de aunar fuerzas y pactar soluciones en aras del bien com¨²n. Y sobre todo con la presentaci¨®n de un proyecto pol¨ªtico claro para toda Espa?a. Pero no parece el caso.

Es necesario que quienes comparten valores constitucionales entiendan que no pueden tener el pa¨ªs paralizado desde octubre de 2015. Deben distinguir entre la leg¨ªtima competici¨®n electoral y la necesidad de reformas imprescindibles. Pero, sobre todo, darse cuenta de que la competici¨®n pol¨ªtica est¨¢ hoy en el centro pol¨ªtico y gira en torno al reformismo, no la radicalidad.