Obscenidad del PP

La solidaridad con las v¨ªctimas es una expresi¨®n natural y necesaria por parte de cualquier pol¨ªtico que empatice con los cr¨ªmenes que pueden azotar a la sociedad. Pero la utilizaci¨®n de esas mismas v¨ªctimas como escudos pol¨ªticos para momentos de dificultades ante la opini¨®n p¨²blica es una obscenidad a la altura del peor populismo. Y es el que est¨¢ ejerciendo el Partido Popular. La urgencia con la que el PP ha planteado endurecer la prisi¨®n permanente revisable en el C¨®digo Penal confirma todas las sospechas sobre una iniciativa ajena a cualquier prioridad de gobierno expresada hasta la fecha, a las necesidades m¨¢s apremiantes de un pa¨ªs paralizado pol¨ªticamente desde 2015 y a los planteamientos m¨¢s honestos y desinteresados del sentido de la pol¨ªtica.

El pasado fin de semana, el PP dio un lamentable espect¨¢culo de oportunismo con las im¨¢genes de Mariano Rajoy con familiares de Sandra Palo y de Marta del Castillo, dos de las v¨ªctimas de cr¨ªmenes que han desatado especial conmoci¨®n social, mientras en Galicia Alberto N¨²?ez Feij¨®o acompa?aba al padre de Diana Quer y al de la ni?a Mari Luz, asesinada en 2008. Rajoy aprovech¨® para anunciar que el pr¨®ximo Consejo de Ministros incluir¨¢ los secuestros que terminen en asesinato, los casos en que no se encuentre el cad¨¢ver de la v¨ªctima y la utilizaci¨®n de elementos qu¨ªmicos para causar da?o en los delitos susceptibles de prisi¨®n permanente revisable.

Es sabido que el C¨®digo Penal no debe rehacerse al calor de las noticias m¨¢s punzantes y las pulsiones m¨¢s emocionales de la sociedad. La diferencia entre el populismo y la pol¨ªtica de altura est¨¢ en la capacidad de llevar adelante las medidas prometidas en un marco ideol¨®gico y legal estable, y no al socaire de impulsos ad hoc. Pero el Partido Popular no solo est¨¢ renunciando a gobernar, dialogar y pactar en ¨¢reas de m¨¢xima urgencia como las pensiones, la sequ¨ªa, la educaci¨®n, la inversi¨®n p¨²blica, la dependencia y otras prioridades subrayadas repetidas veces, sino que se ha apresurado a poner ahora sobre la mesa aquello que calcula le puede facilitar m¨¢s apoyos al tiempo que le ayude a desestabilizar a Ciudadanos. En momentos de especial amenaza en las encuestas, cuando el partido de Rivera est¨¢ capitalizando su firmeza ante el desaf¨ªo catal¨¢n, el PP mueve ficha con la vista puesta en recuperar a sus votantes, no en el inter¨¦s general.

El PP introdujo en solitario la prisi¨®n permanente revisable en el C¨®digo Penal en 2015, en tiempo preelectoral, para endurecer las penas en casos de excepcional gravedad. Solo se ha aplicado una vez y ha sido a David Oubel, que mat¨® a sus hijas de 4 y 9 a?os con brutal ensa?amiento, lo que indica su exiguo impacto o necesidad. El PSOE recurri¨® al Constitucional, que a¨²n no se ha pronunciado, y el PNV plante¨® en octubre en el Congreso su derogaci¨®n, que ser¨¢ debatida este mes con el apoyo de PSOE y de Podemos. Y es en esos ¨¢mbitos en los que el debate debe continuar. Espa?a es uno de los pa¨ªses m¨¢s seguros de la UE y, aun as¨ª, con una de las mayores tasas de poblaci¨®n reclusa. Pretender endurecerlas frente al mandato constitucional que prev¨¦ una funci¨®n de reinserci¨®n y no de venganza para la prisi¨®n no solo es innecesario. Es otra de las muestras de la preocupante deriva y debilidad del PP.