Pol¨ªticas identitarias y feminismo
No existe hoy ning¨²n proyecto m¨¢s ambicioso que la igualdad. Por apelar a la superaci¨®n de una subordinaci¨®n inmemorial y por la transformaci¨®n que pretende: laboral, social, civil, pol¨ªtica y cultural
Art¨ªculos anteriores del autor
¡°¡ Abandonar la ret¨®rica de la diferencia para apelar a lo que compartimos¡±. The once and future liberal. After identity politics. Mark Lilla
?Mark Lilla, relevante profesor de humanidades de la Universidad de Columbia, describe en su conocida obra, ¡°The once and future liberal. After identity politics¡± la existencia de una disyuntiva habitual en pol¨ªtica. La elecci¨®n entre una visi¨®n de lo que somos fragmentada en distintos tipos de identidades diferenciadas -merecedoras todas ellas de recetas a la carta-, o una visi¨®n centrada en la idea de una sociedad de ciudadanas y ciudadanos con elementos comunes e intereses compartidos.
En el marco de esa dial¨¦ctica, y aterrizando en nuestro pa¨ªs, no sorprende que para los nacionalistas y para algunos sectores de la derecha espa?ola, hablar del significado de la palabra nosotros remita a algo fragmentado en funci¨®n de distintas adscripciones identitarias.
Pero, por el contrario, s¨ª sorprenden algunas voces de la izquierda en su aceptaci¨®n de una visi¨®n basada en pol¨ªticas de la identidad que a veces se circunscriben a colectivos diferenciados, a veces a la defensa de intereses corporativos de parte y a veces incluso a grupos con vocaci¨®n hegem¨®nica sobre en t¨¦rminos sentimentales o identitarios.
De las posibles consecuencias de esta pr¨¢ctica de fragmentaci¨®n, ensayadas y reiteradas en otras latitudes, da buena cuenta Mark Lilla en su obra. Su lectura quiz¨¢ ayude en la reflexi¨®n sobre algunos elementos que, en este caso, son comunes a un buen n¨²mero de actores pol¨ªticos en nuestro pa¨ªs.
Con todo, lo cierto es que en el marco de una narrativa establecida en clave de modernidad no tenemos por qu¨¦ ser el resultante de una suma de colectivos pre definidos ni de grupos identitarios cerrados y diferenciados. Tambi¨¦n podemos ser el conjunto de ciudadanas y ciudadanos con pertenencia a una misma sociedad. Es destacable, en ese sentido, la velocidad a la que se olvida la obviedad de que de las condiciones de conjunto de esta depende el desarrollo de todos los que la habitamos. Por eso se solicita a los actores pol¨ªticos, con poco ¨¦xito ¨²ltimamente, que presenten un modelo de pa¨ªs o un modelo de sociedad completo y salgan de una vez de la trampa de la fragmentaci¨®n interna.
El feminismo no plantea derechos de las mujeres frente a los hombres, sino un modelo de igualdad
Porque lo cierto es que lejos de esa ret¨®rica de la diferencia, de esta pol¨ªtica de la identidad tan instalada en nuestro debate pol¨ªtico, existen ejemplos de formulaciones reivindicativas con capacidad para constituirse a su vez en todo un modelo de sociedad.
En este a?o 2018, en esta cuarta ola por la igualdad real y efectiva, el feminismo vuelve a ser, en ese sentido, el mejor ejemplo en la definici¨®n de la naturaleza de las reivindicaciones y en la apuesta por un proyecto de sociedad justo.
?Defiende este los derechos de las mujeres para restar derechos a los hombres? No, en contra de lo que algunos creen, no es nada de eso. El feminismo plantea un modelo de sociedad que quede definido por la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Es una reivindicaci¨®n de los derechos de las mujeres insertada en la narrativa de un modelo. Y sin su reivindicaci¨®n ese modelo, sencillamente no es posible.
En su fondo, es una defensa del derecho de toda la sociedad a vivir en un entorno democr¨¢tico con indicadores de igualdad que resulten aceptables. Es la formulaci¨®n de nuestro derecho a dejar atr¨¢s esta inmemorial condena de inaceptables diferencias derivadas de si naces mujer o de si naces hombre, del derecho que el conjunto de la ciudadan¨ªa tiene a vivir en un modelo de sociedad sin agravios, diferencias, humillaciones y discriminaciones por g¨¦nero de, en nuestro caso, la mitad de la sociedad espa?ola. No es una propuesta de parte, es una propuesta colectiva para que todos dejemos de habitar en entornos donde el g¨¦nero conduce a una vida en clave de subordinaci¨®n o a una vida en clave de privilegios por g¨¦nero. Es una reivindicaci¨®n que nos interpela a todas y a todos, que propone un cambio en el campo del derecho y una transformaci¨®n en el ¨¢mbito de las mentalidades y los roles que tan profundamente han arraigado entre nosotros a trav¨¦s del paso de los siglos. Todo un cambio cultural. Todo un modelo completo. Todo un proyecto de transformaci¨®n que, adem¨¢s, trasciende fronteras de pa¨ªses y est¨¢ alcanzando dimensi¨®n global.
Mientras los partidos hablan de identidad, este movimiento trasciende con un plan de transformaci¨®n
Es una enorme oportunidad. Un camino que no va de forma aislada y corporativa defendiendo intereses de parte en contraposici¨®n con derechos ajenos, que no genera ni una sola baja en campo ajeno, que pretende avanzar sobre el valor de la igualdad en la definici¨®n de un esperanzador modelo de sociedad. Es toda una revoluci¨®n pendiente: igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Y trasciende, con mucho, a proyectos basados en la identidad, a ret¨®ricas de la diferencia, a esa din¨¢mica de fragmentaciones que est¨¢ detr¨¢s de la dificultad existente para trenzar proyectos compartidos de pa¨ªs, modelos de sociedad que se describan sobre todo lo que nos une. Estamos ante un proyecto que apela a la igualdad, no a la diferencia.
Hoy por hoy, no hay ninguno con el calado de este. No hay ninguno que, por apelar a la superaci¨®n de una dominaci¨®n y subordinaci¨®n inmemorial y por la transformaci¨®n que pretende - laboral, social, civil, pol¨ªtica y cultural- tenga la naturaleza y la ambici¨®n de este.
Y es as¨ª como observamos que mientras las propuestas de algunos de los principales partidos en nuestro pa¨ªs se caracterizan por fragmentaci¨®n, recetas a la carta y pol¨ªticas de la identidad, de nuevo un movimiento los trasciende con todo un proyecto completo de transformaci¨®n. Un proyecto para todas las mujeres y hombres que aspiramos a vivir en una sociedad destacada en la aplicaci¨®n del principio que, junto a la libertad, es el ideal m¨¢s alto de toda la historia humana; la igualdad. La igualdad con todo su poder transformador, con toda su capacidad para consagrar los contornos de una sociedad mejor. Ojal¨¢ las principales fuerzas pol¨ªticas en Espa?a lo apoyen de forma decidida. Y ojal¨¢ algunas aprendan de ¨¦l.
Eduardo Madina es director de Kreab Research Unit, unidad de an¨¢lisis y estudios de KREAB.
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