Parar a Torrent
Ciudadanos y el Gobierno deben responder pol¨ªticamente a esta burla
Pasito a pasito, el independentismo catal¨¢n recupera sus habituales armas para componer una realidad a su medida que esquive los l¨ªmites de su desaf¨ªo. Es la misma estrategia que durante a?os abon¨® el terreno para reclamar el difuso derecho a decidir y proclamar finalmente una rep¨²blica independiente sostenida solo por el 47,7% de los votos y por el resultado de un simulacro de refer¨¦ndum. En esa estrategia han tenido un papel importante los juegos sem¨¢nticos para sostener que la legalidad y la legitimidad no siempre van de la mano y que lo que es ilegal puede ser perfectamente leg¨ªtimo. Son confusiones torticeras de gran valor para la causa.
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La imposibilidad legal de investir presidente de la Generalitat a Carles Puigdemont encuentra en la l¨®gica independentista el mismo atajo. Se paraliza la actividad parlamentaria y, mientras tanto, se lanza la descabellada idea de investir a Puigdemont como presidente simb¨®lico de esa rep¨²blica simb¨®lica que existir¨ªa en paralelo a un Gobierno efectivo, legal y t¨¦cnico para la Generalitat.
El Gobierno de Rajoy parece resignado a tolerar esa f¨®rmula, puesto que no puede actuar judicialmente contra ella, y JxCat se ha apresurado a registrar una reforma de la ley que lo permita. Dejar que todo esto ocurra sin mover un m¨²sculo, pol¨ªticamente hablando, es incurrir en los mismos errores del pasado, cuando el independentismo avanz¨® en la creencia de la impunidad de sus actos. Y eso le corresponde tanto al Gobierno como a los partidos constitucionalistas catalanes, PSC y, sobre todo, Ciudadanos, el primer partido en el Parlament y, por tanto, el que con mayor energ¨ªa deber¨ªa responder a este intento de deslegitimar esa instituci¨®n catalana. Hay que recortar en lo posible los m¨¢rgenes con los que juega el independentismo para producir sus artificios. El informe de los letrados del Parlament ha dictaminado que los plazos no han empezado a correr para la sesi¨®n de investidura, pero deja la puerta abierta a que inicien los procedimientos el presidente Roger Torrent o los grupos parlamentarios.
Es una puerta que el constitucionalismo est¨¢ obligado a forzar para terminar con el bloqueo favorecido por Torrent. Hay que romper esa din¨¢mica. Torrent burla la legalidad dilatando plazos a la espera de que se asiente en los esp¨ªritus, incluso en los de Madrid, esa rep¨²blica simb¨®lica presidida por Puigdemont. En sus funciones est¨¢ buscar el desbloqueo y proponer otro candidato en vez de visitar a unos y otros en Bruselas o en la c¨¢rcel como un mero correveidile.
En pol¨ªtica los s¨ªmbolos son a veces la sustancia y algunos son intolerables por ilegales y tambi¨¦n, por tanto, por ileg¨ªtimos. In¨¦s Arrimadas ha dicho que Europa ¡°no comprar¨¢¡± la estrategia independentista de la presidencia simb¨®lica, pero es ella, como l¨ªder de la oposici¨®n, y el Gobierno los que deben buscar ya los instrumentos adecuados para frenar a Torrent y los independentistas con acciones pol¨ªticas, pero tambi¨¦n legales si es necesario. No reaccionar a tiempo es una mala se?al y solo alimenta, otra vez, las rid¨ªculas pero reales expectativas que inventa el secesionismo.
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