Catalu?a no se para

Al tiempo que Carles Puigdemont y su c¨ªrculo van perdiendo todo resto de capacidad cognitiva, sus socios de Esquerra pisan m¨¢s la dura realidad. Y procuran evitar males como la multiplicaci¨®n de los encarcelamientos por rebeli¨®n o desobediencia, por ejemplo al presidente del Parlament, Roger Torrent. Este cortocircuit¨® ayer la juerga ret¨®rica de los de Bruselas abortando otra investidura de ficci¨®n del fugitivo mediante el cambio (tambi¨¦n ilegal) de la Ley de Presidencia.

Con esta pirueta, el f¨¦rreo control de TV-3 y otros malabarismos, el independentismo se muestra cada d¨ªa m¨¢s cuarteado. Pero al tiempo controla la agenda, monopoliza la iniciativa y ocupa todo el espacio p¨²blico en Catalu?a. A costa, claro, de conducir la pol¨ªtica a la par¨¢lisis y prolongar sin fin la intervenci¨®n de la Generalitat por el Gobierno central. Los hechos, y no los discursos, revelan que los partidarios m¨¢s fan¨¢ticos del 155 son los secesionistas: les ahorra responsabilidades y alimenta sus desvar¨ªos, lamentos y falsos agravios... mientras siguen cobrando del erario.

Pero que hayan paralizado la Generalitat no implica que Catalu?a deba sufrirlo, se resigne a dar por irrecuperable el tiempo perdido y a dilapidar su dinamismo, como resaltan los empresarios. El Gobierno y las fuerzas sensatas deben asumir la iniciativa, partiendo de que la etapa transitoria de intervenci¨®n ha servido, correcta y honestamente a los catalanes, a excepci¨®n del brutalismo de TV-3. Esa exigencia se enfatiza para el primer partido, Ciudadanos, y su l¨ªder In¨¦s Arrimadas, que debe ejercer mayor influencia, incluso aunque no sea planteando su candidatura a presidenta.

Las fuerzas constitucionalistas deben ser imaginativas y lanzar propuestas. Para evitar que los vac¨ªos acaben convirti¨¦ndose en agujeros. Porque el principio de subsidiariedad no solo act¨²a en favor de la Administraci¨®n de menor rango, sino tambi¨¦n de la que pueda ejercer una tarea de forma m¨¢s eficiente. Porque el poder democr¨¢tico se legitima con su ejercicio legal, y tambi¨¦n por los resultados que cosecha.

Un ¨²nico ministro del Gobierno, el titular de Fomento, ??igo de la Serna, ha ejemplarizado c¨®mo esto puede llevarse a cabo: su propuesta de incorporar el aer¨®dromo de Girona como terminal transcontinental del aeropuerto del Prat, y su plan financiero a ocho a?os vista es clave. Debe beneficiar a los catalanes, dinamizar la econom¨ªa, reforzar la complicidad catalano-espa?ola y contrarrestar el monopolio del discurso tedioso y catastrofista dominante.

El Gobierno gobierna hoy Catalu?a: que la gobierne en efecto, con el respaldo de Ciudadanos. ?No quiere el independentismo prolongar el 155? Prol¨®nguese tomando decisiones. Nada impide alumbrar planes para infraestructuras pendientes (cercan¨ªas ferroviarias, carreteras, corredor mediterr¨¢neo), abarcando distintos niveles de gobernanza, y otros asuntos de inter¨¦s.

Conviene involucrar a partidos y expertos de distinto ¨¢mbito. No hay que esperar a que el Parlament despierte de las pesadillas y a?agazas de su sector m¨¢s enrocado. Los partidos pueden actuar en grupos de trabajo, plataformas variadas y con propuestas alternativas. Y demostrar que si el separatismo rechaza el autogobierno por el cauce auton¨®mico, hay otros dispuestos a asumir esa vacante. Nadie es imprescindible.