Muere Enrique de Dinamarca, el pr¨ªncipe que no quiso ser un florero
El marido de la reina Margarita, alejado de la vida p¨²blica por una demencia, ha fallecido a los 83 a?os en su casa
El pr¨ªncipe Enrique de Dinamarca, esposo de la reina Margarita II, muri¨® en la noche del martes en su casa a los 83 a?os, seg¨²n ha informado la Casa Real danesa.?La salud del pr¨ªncipe se hab¨ªa deteriorado mucho en los ¨²ltimos meses y sufr¨ªa una demencia que provoc¨® su retiro de la vida p¨²blica. Nacido en Francia, conoci¨® a Margarita cuando era diplom¨¢tico en Londres. Se cas¨® con la actual reina en 1967 y tuvieron dos hijos, pero nunca se sinti¨® c¨®modo con su papel que ¨¦l consideraba de "segund¨®n" o de "florero".
"Su alteza real, el pr¨ªncipe Enrique, muri¨® el martes 13 de febrero a las 23.18 (hora local) en el castillo de Fredensborg", residencia oficial situada a unos 40 kil¨®metros al norte de la capital danesa, indic¨® la casa real, que precis¨® que en el momento de su muerte estaba acompa?ado de su mujer y de sus dos hijos.
El pr¨ªncipe Enrique fue diagnosticado con un tumor benigno hace dos semanas. Pero no fue hospitalizado hasta varios d¨ªas despu¨¦s por una enfermedad que comenz¨® durante un viaje privado a Egipto. Poco antes de su muerte, fue trasladado desde Hospital de Copenhague al castillo de Fredensborg para que pasara sus "¨²ltimos d¨ªas".
Era un secreto a voces en Dinamarca que al pr¨ªncipe Enrique no le gustaba el papel al que fue relegado tras su matrimonio con la reina Margarita. El consorte real pas¨® a primera p¨¢gina cuando hace 16 a?os dio plant¨®n a las monarqu¨ªas europeas en la boda de Guillermo y M¨¢xima de Holanda. Ese mismo d¨ªa, el diario dan¨¦s BT publicaba una entrevista con el pr¨ªncipe en la que aseguraba sentirse ¡°in¨²til y relegado¡± y por ello hab¨ªa decidido mudarse a su castillo de Caix, en el sur de Francia, para ¡°reflexionar sobre su vida¡±.
Las ausencias de Enrique han sido desde entonces tan sonadas como los enfados de la reina Margarita, que tuvo que afrontar en solitario compromisos oficiales en los que era dif¨ªcil justificar la incomparecencia de su esposo. Pero en privado y tras medio siglo de matrimonio, fueron una pareja enamorada, quiz¨¢ por ello la reina soport¨® los portazos de su consorte.
Como cuando Enrique se ausent¨® de los actos del 75 aniversario de la reina alegando gripe, aunque se le vio de vacaciones en Venecia con amigos o como cuando declar¨® que romper¨ªa con la tradici¨®n de que los restos de los monarcas y sus c¨®nyuges descansen en la catedral de Roskilde (este de Dinamarca). El motivo, confirmado por la propia instituci¨®n, era su conocida insatisfacci¨®n con el papel que desempe?a en la familia real, ya que se hab¨ªa ignorado su deseo de ser rey consorte y no pr¨ªncipe.
I have been very sad when I read that "Prince Henrik wants to spend his last time at Fredensborg Castle". All my thoughts are with Prince Henrik and his family.
— Prince Royal (@Princeroyal99) February 13, 2018
Naci¨® como Enrique de Laborde de Monpezat, hijo del conde Andr¨¦ de Laborde de Monpezat, periodista y agricultor, y de Renee Doursenot. Unos padres viajeros le llevaron a pasar su infancia en la Indochina francesa. De regreso se licenci¨® en derecho y ciencias pol¨ªticas en la Sorbona y, de nuevo se march¨® para pasar largas temporadas en China y Vietnam donde estudi¨® las lenguas vivas orientales.
Fue famoso por sus excentricidades. Grab¨® un tema al piano con un grupo de rock, se le ha visto pasear por Christiania, un asentamiento de Copenhague donde se vende hach¨ªs y se disfraz¨® de oso panda en una gala del Fondo Mundial para la Naturaleza. Tambi¨¦n era un descarado. Famoso es aquel posado familiar en el que ante cientos de c¨¢maras hizo un gesto de burla a los periodistas sacando la lengua y tir¨¢ndose de las orejas. Le vali¨® una bronca en p¨²blico de la reina.
En los ¨²ltimos a?os antes de que su salud se lo impidiera, Enrique se dedic¨® a sus dos grandes pasiones, el arte y el vino, que elabor¨® en su castillo franc¨¦s.
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