Un lazo que se desata
Trump prefiere ver a los europeos como clientes de su industria militar que como aliados
Boris Johnson quiere comer la tarta y quedarse con la tarta: un Brexit duro que le salga gratis. Si fuera franc¨¦s ser¨ªa la mantequilla y el dinero de la mantequilla. Si espa?ol, repicar¨ªa e ir¨ªa a la procesi¨®n. Esto es lo que tambi¨¦n quiere hacer Donald Trump con Europa. Todas las ventajas y ning¨²n inconveniente.
Hay algo que no ofrece dudas: los europeos deberemos rascarnos el bolsillo y gastar m¨¢s en nuestra defensa, en vez de confiar en la buena disposici¨®n de los soldados estadounidenses a entregar su vida por la libertad europea y de su Gobierno a gastar el dinero de los contribuyentes estadounidenses para contener los peligros que se ciernan sobre nosotros.
Esto fue as¨ª durante toda la Guerra Fr¨ªa y mal que bien ha seguido hasta ahora. El acuerdo entre unos y otros, materializado por la Alianza Atl¨¢ntica, ha sido bueno para todos. No en vano se atribuye a la OTAN el mayor ¨¦xito de la historia en lo que concierne a alianzas militares: venci¨® en la Guerra Fr¨ªa sin disparar una sola bala y en una sola ocasi¨®n ha sido invocado su crucial art¨ªculo 5, que compromete a los socios a defender a cualquier otro socio cuando sea atacado. Fue el 11-S, con los atentados contra Manhattan y Washington, cuando la OTAN se prest¨® a intervenir en defensa de Estados Unidos, cosa que hizo en una fase m¨¢s avanzada con su participaci¨®n y direcci¨®n de la ocupaci¨®n de Afganist¨¢n.
Esto se ha terminado. Las intenciones de Trump son claras, aunque luego sus consejeros le obliguen a desdecirse: no le interesa la OTAN, le trae al pairo el art¨ªculo 5, y solo piensa en c¨®mo aportar menos dinero y por tanto en que los europeos paguen m¨¢s, y a la vez, la industria de armamento estadounidense obtenga m¨¢s pedidos. Eso es todo. Los valores compartidos, las estrategias comunes, la solidaridad transatl¨¢ntica son campanas celestiales para este presidente disparatado.
La Uni¨®n Europea ya est¨¢ aumentando sus gastos de defensa, pero una de las tareas que debe emprender con urgencia es coordinarse mejor en cuanto a tipos de armamento y a pol¨ªtica de compras. Una gesti¨®n m¨¢s racional de sus presupuestos militares, con la creaci¨®n de un Fondo Europeo de Defensa, mejorar¨ªa sustancialmente sus capacidades, algo indispensable si los europeos debemos responsabilizarnos de nuestra propia seguridad, en vez de mantenerla subarrendada a EE UU.
Esto es lo que va a hacer la PESCO, la Coordinaci¨®n Estructurada Permanente, cuya puesta en marcha ha levantado la alarma entre los fabricantes de armas estadounidenses. Europa es ante todo un mercado para el primer fabricante y vendedor mundial (33% de cuota de mercado). Al parecer, se trata de que gastemos m¨¢s, pero en armas made in USA.
Un lazo transatl¨¢ntico en el que ya no cuenten las playas de Normand¨ªa, el cerco de Berl¨ªn, la victoria de la Guerra Fr¨ªa y la solidaridad ante el terrorismo ser¨¢ una fr¨ªa relaci¨®n comercial por la que nadie estar¨¢ dispuesto a combatir y que se puede canjear por otra: por ejemplo, con China. No ser¨¢ un lazo, sino un cord¨®n desabrochado que para nada sirve.
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