Tormenta en una taza de t¨¦
Michelle y Barack Obama presentaron sus retratos y derrocharon complicidad. Como merengue final, la despedida de Carolina Herrera como directora creativa de su propia marca
El 14 de febrero, d¨ªa de los enamorados, algunas parejas recibieron terribles noticias. Por ejemplo Melania y Donald Trump. No fue el tiroteo en una escuela de la Florida, sino la confirmaci¨®n de que el abogado del millonario presidente hab¨ªa pagado de su propio bolsillo 136.000 d¨®lares para comprar el silencio de Stormy Daniels, la actriz de cine adulto que habr¨ªa tenido una escena privada con el presidente en 2006. Stormy significa tormentosa en ingl¨¦s. Muchos se preguntan si Melania asumir¨¢ esa estrategia sumisa de las esposas enga?adas que se mantienen al lado de sus maridos implicados en algo indigno. Hillary Clinton tuvo que pasar por ese aro, dicen que hacerlo le cost¨® la presidencia. Melania guarda silencio pero sus gestos hablan, como el de hace d¨ªas, no permitiendo que su marido la tomara de la mano antes de subir a un helic¨®ptero de la fuerza a¨¦rea.
En cambio, Michelle y Barack Obama han aprovechado la presentaci¨®n de sus retratos en el Museo Smithsonian para dejar claro que ellos s¨ª son una pareja que funciona como equipo. En la que hay amor, complicidad, historia. Puede que los retratos resulten demasiado modernos, aunque para m¨ª nada es demasiado moderno, pero queda el mensaje de los Obama: Donald Trump se empe?a en deshacer el legado de su antecesor pero no puede ofrecer la misma imagen de estabilidad conyugal. La pareja es uno de los grandes fetiches, todos anhelamos una. Atravesamos tiempo, ¨¦xitos y fracasos junto a una. Tambi¨¦n Melania, que no est¨¢ feliz este San Valent¨ªn. Atormentada por el caso Stormy Daniels que puede resultar a¨²n m¨¢s nocivo para la presidencia del marido que sus amistades rusas.
M¨¢s contenta est¨¢ Kris Jenner, la matriarca del clan Kardashian, que se ha apresurado a patentar el nombre de su m¨¢s reciente nieta, Stormi, para sacarle m¨¢s jugo a esa industria que es su familia. El t¨ªtulo de mi nueva novela es Tiempo de tormentas y la verdad no s¨¦ si preocuparme por este favor de colocar la palabra tormenta tan en el ojo p¨²blico. Vivimos un tiempo de tormentas.
Dentro del torbellino de bodas reales programadas para este a?o, la m¨¢s esperada en occidente es la de Enrique y Megan. En septiembre era la de la princesa Mako de Jap¨®n que ya no se realizar¨¢. Ay dios, se pospone hasta el 2020. Lo califican como un ¡°aplazamiento sin precedentes¡±. Cuando mis amigas han cancelado sus bodas, ha sido un p¨¦simo trago, pero no han pospuesto, simplemente han mandado a otra parte al no c¨®nyuge. En Jap¨®n es diferente, la nieta mayor del Emperador parec¨ªa dispuesta a renunciar a su vida imperial pero ha confesado ¡°no sentirse preparada para dar el gran paso del matrimonio¡±. Estoy con ella, renunciar a una vida imperial es como para pens¨¢rselo dos veces.
Los que no se lo han pensado dos veces para calificar a Ciudadanos de ¡°partido Starbucks¡±, son los asesores de Mariano Rajoy. Todo surgi¨® en una tormenta de ideas en el gabinete de la presidencia. Tiene su gracia el calificativo, que intenta desmerecer a otro partido asoci¨¢ndolo a una cadena de cafeter¨ªas quiz¨¢s demasiado urbanita y transg¨¦nica. Rajoy presume de que ¨¦l conoce la verdadera Espa?a, la org¨¢nica, como si nadie le ganara en eso. Pero comparar a Ciudadanos con Starbucks lleva a pensar que el Partido Popular pudiera confundirse con las cafeter¨ªas Mallorca, de toda la vida, muy adultas y madrile?as. De hecho, enfrente de la sede del PP, hay un buen Mallorca. Cuando algo o alguien les abre el apetito van all¨ª a disfrutar sus delicias. Adem¨¢s queda de paso a la Audiencia Nacional que est¨¢ un poco m¨¢s abajo, frente a Starbucks.
Como merengue final, Carolina Herrera, largamente vinculada al estilo y paradoja de la elegancia, renunci¨® como directora creativa de su marca y se despidi¨® rodeada de amigos y homenajes a sus 35 a?os en la moda. En el momento final, varias modelos desfilaron con grandes faldas, algunas siguiendo los colores de la bandera venezolana, todas combinadas con la camisa blanca almidonada, icono de la dise?adora. Un momento brillante e hist¨®rico, Herrera dio su ¨²ltimo saludo junto a los miembros de su taller y present¨® a su sustituto, Wes Gordon, que protagoniz¨® una inesperada cobra ante la dise?adora. Aunque Herrera salv¨® la situaci¨®n, se critic¨® al novato por desconocer el ritual de besar ambas mejillas. Dicen que por ser americano. Una tormenta en una taza de t¨¦.
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