La letra inoportuna

El desaf¨ªo de los independentistas catalanes est¨¢ provocando una cadena de efectos que se sostienen muchas veces en el puro oportunismo pol¨ªtico. El regreso a primer plano de la vieja pol¨¦mica sobre la conveniencia de que el himno nacional tenga letra es uno de ellos. La discusi¨®n no es nueva, y si hasta ahora no ha tenido soluci¨®n es porque no tiene f¨¢cil arreglo.

La historia de los s¨ªmbolos que representan a Espa?a no ha sido sencilla. El himno fue inicialmente una marcha de honores, la Marcha real, y tard¨® mucho en imponerse entre la gente precisamente por no tener letra. La idea de ponerle una (durante un tiempo se cant¨® la que propuso Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n) se ha tomado en consideraci¨®n en distintas ocasiones, incluso durante la democracia, pero las propuestas no han logrado consenso, acaso porque el estilo habitual de las letras de los himnos ¡ªun tanto excesivas y llenas de alusiones heroicas¡ª no cuadran f¨¢cilmente con los gustos del presente.

Los s¨ªmbolos de una naci¨®n sirven para reforzar la unidad de un colectivo que suele ser plural y colaboran para soldar el sentimiento de pertenencia. La Espa?a que surgi¨® de la Transici¨®n tuvo una relaci¨®n dif¨ªcil con sus emblemas nacionales porque hab¨ªan sido explotados hasta la saciedad por la dictadura franquista, lo que favoreci¨®, adem¨¢s, que se reforzaran los s¨ªmbolos de los nacionalismos perif¨¦ricos. Frente al pulso de los independentistas catalanes se produjo una reacci¨®n bastante extendida de exhibir la bandera espa?ola. Por eso el af¨¢n de aprovecharse de la iniciativa de la cantante Marta S¨¢nchez de ponerle letra al himno para sacarle r¨¦dito pol¨ªtico es un gesto de lamentable oportunismo. No porque no se pueda discutir. Es que no toca ahora espolear los reclamos emocionales cuando lo que hacen falta son pol¨ªticas que restituyan los puentes rotos con parte de Catalu?a.