Muface, la urgencia y el debate
El incremento presupuestario para mantener la mutualidad privada de los funcionarios no debe anular la discusi¨®n sobre su futuro
El Gobierno ha decidido poner toda la carne en el asador para renovar el concierto que Muface mantiene con las tres aseguradoras privadas que facilitan asistencia sanitaria a 1,5 millones de funcionarios p¨²blicos, fundamentalmente ense?antes y trabajadores de la Administraci¨®n central. El Consejo de Ministros aprob¨® este martes una autorizaci¨®n presupuestaria para incrementar la cuant¨ªa del actual convenio en un 33,5%, porcentaje muy superior al 17% que ofreci¨® inicialmente y que motiv¨® que el concurso quedara desierto por desistimiento de las tres aseguradoras que vienen prestando el servicio: Adeslas, Asisa y DKV. Las empresas alegaron que en los dos ¨²ltimos a?os hab¨ªan perdido 600 millones de euros y consideraban que el importe por asegurado que ofrec¨ªa el Ministerio de Funci¨®n P¨²blica, del que depende Muface, era insuficiente para cubrir los costes. La pelota est¨¢ ahora en el tejado de las aseguradoras, pero todo parece indicar que el nuevo convenio puede salir adelante. Como contrapartida, el Ejecutivo quiere que su vigencia sea de tres a?os en lugar de dos como hasta ahora, con una dotaci¨®n total de 4.478 millones de euros.
Si se rubrica, el pacto supondr¨¢ un alivio para todas las partes. Para los funcionarios, porque de no renovarse, se ver¨ªan privados de su relaci¨®n con los centros sanitarios en los que reciben atenci¨®n. Para el Gobierno, porque sofoca un conflicto potencialmente desestabilizador: afecta a un colectivo muy numeroso y ata?e a un asunto delicado como es la salud. Y para las propias aseguradoras, que de no alcanzar un acuerdo ver¨ªan mermado su negocio: ellas en tanto que intermediarias, pero tambi¨¦n los profesionales que prestan la asistencia. Igualmente, ser¨ªa un alivio para el Sistema Nacional de Salud, que ya trabaja en un estado de saturaci¨®n y hubiera tenido dificultades para asimilar la llegada repentina de 1,5 millones de nuevos usuarios.
Aunque el Ministerio de Sanidad ha dicho que la red p¨²blica estaba en condiciones de incorporar a los beneficiarios de Muface si no se llegaba a un entendimiento, el traspaso no hubiera sido f¨¢cil. Es cierto que este sistema de aseguramiento privado con fondos p¨²blicos supone un privilegio en la medida que permite a este colectivo sortear las listas de espera de la sanidad p¨²blica, aunque cada vez lo es menos porque tambi¨¦n la privada se est¨¢ masificando y sufre la presi¨®n que supone el envejecimiento de la poblaci¨®n.
En todo caso, es un privilegio que viene de muy lejos. Muface fue creada en 1975 para agrupar el mutualismo administrativo creado por el franquismo cuando la Seguridad Social no era universal ni ten¨ªa una cobertura tan completa como ahora. Quedaron al margen los funcionarios de Defensa y de Justicia, que tienen sus propias mutualidades en r¨¦gimen muy parecido. El sistema Muface permite que cada a?o los beneficiarios puedan elegir entre continuar en la mutualidad o pasar al Sistema P¨²blico de Salud. El 76% elige la primera opci¨®n.
Hay fuerzas pol¨ªticas partidarias de revisar este sistema, puesto que supone una anomal¨ªa heredada que plantea problemas de equidad. Se trata de un debate imprescindible. El d¨ªa que se abra, eso s¨ª, deber¨¢ tener en cuenta que la posible integraci¨®n en la sanidad p¨²blica deber¨ªa hacerse de forma planificada, con el correspondiente incremento de recursos para asegurar que el traspaso no implique un empeoramiento de la calidad asistencial, y de forma paulatina para evitar interrupciones en la continuidad de procesos en curso. La interrupci¨®n brusca del convenio nunca ser¨ªa la mejor manera de hacerlo.
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