Maduro se queda solo
La oposici¨®n democr¨¢tica se niega a ser parte de la farsa electoral chavista
La decisi¨®n de la oposici¨®n democr¨¢tica venezolana de no acudir a las elecciones convocadas por el r¨¦gimen chavista para el pr¨®ximo 22 de abril est¨¢ m¨¢s que justificada. La Mesa de la Unidad Democr¨¢tica (MUD), la coalici¨®n de los partidos de la oposici¨®n, no quiere ser una comparsa de una farsa electoral cuyo ¨²nico objetivo es dotar de apariencia de legitimidad a la perpetuaci¨®n de Nicol¨¢s Maduro en poder.
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La convocatoria electoral no puede ser considerada seriamente como una verdadera elecci¨®n presidencial. Se trata de un proceso en el que no se dan las m¨ªnimas garant¨ªas ni de igualdad de condiciones ni de transparencia. Se produce adem¨¢s con la vergonzosa existencia de presos pol¨ªticos o bajo arresto domiciliario y con decenas de miles de venezolanos en el exilio.
Maduro se ha negado a aceptar las condiciones requeridas por los Gobiernos de <TB>M¨¦xico, Chile, San Vicente, Bolivia y Nicaragua en el transcurso de las negociaciones celebradas el pasado diciembre en la Rep¨²blica Dominicana entre el chavismo y la oposici¨®n. Y eso que estos tres ¨²ltimos pa¨ªses acud¨ªan invitados por el r¨¦gimen venezolano. El documento propuesto incid¨ªa en la transparencia, la necesidad de un Consejo Nacional Electoral equilibrado, la revocaci¨®n de inhabilitaciones pol¨ªticas tanto sobre partidos como sobre personas, el acceso igualitario a los medios de comunicaci¨®n, el derecho a voto de los venezolanos en el exterior y la invitaci¨®n de observadores internacionales independientes. Nada de esto se ha cumplido.
Quien deber¨ªa ser el ¨¢rbitro imparcial del proceso, el Consejo Nacional Electoral, es un ¨®rgano totalmente controlado por el chavismo, que ya ha dado sobradas muestras de arbitrariedad. El martes, el Consejo propuso que el expresidente de Gobierno espa?ol Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero liderara una misi¨®n de observadores electorales de la ONU. Es un buen bot¨®n de muestra de c¨®mo funcionan las cosas en la Venezuela bajo Maduro: se acepta una misi¨®n de observaci¨®n pero se dice qui¨¦n debe dirigirla. Tal vez Naciones Unidas tenga otra idea. Menci¨®n aparte merece el cada vez m¨¢s confuso papel de Zapatero en la crisis venezolana. El expresidente espa?ol ha dilapidado un prestigio mediador ganado en los primeros compases del conflicto y se est¨¢ prestando a su utilizaci¨®n por el r¨¦gimen como valedor de un proceso incompatible con una elecci¨®n democr¨¢tica.
Impasibles, Maduro y su c¨ªrculo prosiguen con su plan para hacerse con el poder absoluto en Venezuela al precio de sumir al pa¨ªs en unos l¨ªmites inconcebibles de miseria. Que el 64,3% de la poblaci¨®n afirme haber perdido once kilos de peso durante 2017 mientras un tercio de la poblaci¨®n recibe bolsas de comida a precios regulados por el Gobierno es indicador de algo impensable en uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de Latinoam¨¦rica: el hambre. Esto unido a un sistema sanitario destruido, una econom¨ªa comatosa y un sistema educativo que se hunde, han colocado al pa¨ªs sudamericano al borde de la emergencia humanitaria. Las decenas de miles de personas que ya han abandonado el pa¨ªs no son, desde luego, unos traidores, como afirma el r¨¦gimen, sino venezolanos que ya han votado, con sus pies.
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