8 de marzo, el d¨ªa (libre) de las mujeres
Las divisiones y el sectarismo torpedean una convocatoria de reivindicaci¨®n casi universal
Se abre paso la idea de que las mujeres vayan a la huelga el pr¨®ximo 8 de marzo y, con ella, llega la controversia y la confusi¨®n. El impulso del movimiento #MeToo est¨¢ siendo tan extraordinario, est¨¢ logrando tal visibilizaci¨®n de los problemas m¨¢s comunes que afectan a la mitad de la poblaci¨®n que es improbable que los astros se vuelvan a alinear tan favorablemente para que una protesta como esta obtenga cierto ¨¦xito. Lamentablemente, el sectarismo ideol¨®gico est¨¢ sembrando piedras en el camino de este proyecto etiquetando (e intentando limitar) a una huelga que reivindica un derecho tan b¨¢sico como el de la no discriminaci¨®n y la igualdad de trato, que incluye el rechazo a la insidiosa brecha salarial.
Los problemas proceden de diversos frentes. Ciudadanos ya ha advertido de que la convocatoria no le convence porque no es inclusiva. A rengl¨®n seguido, varias dirigentes del Partido Popular se han mostrado mucho m¨¢s beligerantes con el argumento de que es elitista. Falaz coartada para no movilizarse. Primero, porque las huelgas son elitistas en la medida en que estas solo las pueden secundar, habitualmente, los trabajadores con empleo fijo. Segundo, porque justamente en este caso no se trata solo de una huelga, sino de un paro de toda actividad y abstenci¨®n de consumir, lo que incluye a pensionistas, amas de casa, paradas y toda aquella (o aquel), en fin, que quiera sumarse a esta protesta de la forma que considere conveniente.
El manifiesto de la plataforma de organizaciones feministas erige su propio escollo en el camino. Reclama la rebeld¨ªa ¡°ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo¡± y deplora ¡°el neoliberalismo salvaje¡±. Si no fuera porque esta plataforma no tiene el monopolio de la convocatoria, esta, as¨ª planteada, ciertamente excluye a conservadoras y liberales que no est¨¦n, por ejemplo, contra un sistema capitalista al que, por otra parte, contribuyen.
El resultado de toda esta cacofon¨ªa es que solo el PSOE y Podemos apoyan la huelga y que los sindicatos mayoritarios limitan la acci¨®n a dos horas de paro (y no a la jornada completa) bas¨¢ndose en que las huelgas hay que plantearlas solo si tienen el ¨¦xito casi asegurado. Original e injusto argumento, porque una movilizaci¨®n debe tener su raz¨®n de ser en la justeza de lo que reivindica, no en su capacidad de ser escuchada.
Esta huelga es una copia/reflejo de la realizada en 1975 en Islandia y no estar¨ªa mal analizarla para centrarse en lo fundamental. La idea de aquella huelga parti¨® de las feministas de Redstockings, muy criticadas por su radicalismo. Fue reciclada bajo una premisa m¨¢s amplia y se bautiz¨® como el ¡°Day Off¡± (el D¨ªa Libre) de las mujeres, apelando a las ciudadanas de cualquier ideolog¨ªa y clase social. Logr¨® un ¨¦xito arrollador. El pa¨ªs se paraliz¨®. Se trataba de visualizar que sin las mujeres, fueran burguesas, anticapitalistas, paradas o directivas, no se pod¨ªa seguir en una sociedad democr¨¢tica. Esta protesta en Espa?a no es tan ambiciosa. Ser¨¢ dif¨ªcil parar un pa¨ªs de 46 millones de habitantes. Solo pretende llamar la atenci¨®n sobre la discriminaci¨®n que sufren las mujeres con una iniciativa innovadora de escasos precedentes que, como se ve, despierta suspicacias.
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