El tibur¨®n de Spielberg y otros tesoros del futuro museo de Hollywood
Verdadera cueva de las maravillas en el territorio m¨¢gico del cine, el Museo de la Academia en Los ?ngeles exhibir¨¢ por primera vez de forma permanente la historia y los tesoros de Hollywood. Los zapatos de Judy Garland, el tibur¨®n de Spielberg, la m¨¢scara de Alien¡ Viajamos en busca de estas joyas con motivo de la celebraci¨®n de la gala de los Oscar.
EL CARTEL a la entrada del enorme solar lo dejaba bien claro: ¡°Todo se vende menos el tibur¨®n¡±. Era un descampado inmenso que en Los ?ngeles se conoc¨ªa como ¡°el chatarrero de Hollywood¡±. All¨ª, en medio de Burbank, los estudios de cine llevaban d¨¦cadas tirando trozos de decorados, objetos inservibles, coches, gr¨²as, de todo. Cualquiera pod¨ªa pasarse por all¨ª y hacer una oferta por cualquier cosa. Menos por el tibur¨®n.
Se trataba del ¨²nico mu?eco superviviente de los que se hicieron en 1975 para la pel¨ªcula de Steven Spielberg. El tibur¨®n Bruce no se us¨® en el filme, pero fue fabricado aquel a?o del mismo molde que los otros tres. Estuvo en el parque de los estudios Universal hasta que se deshicieron de ¨¦l. Fue a parar a la chatarrer¨ªa y all¨ª pas¨® 25 a?os a la intemperie entre varias palmeras como un trofeo en medio del solar. Cuando el negocio cerr¨®, hace dos a?os, el due?o lo don¨® para un proyecto que por entonces a¨²n sonaba lejano: el futuro Museo del Cine de la Academia.
Nadie fabrica nada en el cine pensando en que vaya a durar m¨¢s all¨¢ del ¨²ltimo d¨ªa de rodaje. La historia de Bruce es un ejemplo de esa realidad. Lo que para el p¨²blico es un tesoro, para el estudio es basura. Si no fuera por el chatarrero, es decir, el p¨²blico, el tibur¨®n no habr¨ªa sobrevivido. Ahora, la industria del cine estadounidense ha decidido, por primera vez en un siglo, proteger su legado. Y, m¨¢s importante a¨²n, ense?arlo. Lo har¨¢ en forma del primer museo del cine en la capital del cine. El primer espacio, y se supone que el definitivo, para disfrutar de la historia, la ciencia y el arte de Hollywood.
La idea original de construir
un centro dedicado a la memoria del celuloide se remonta a 1929, con Douglas Fairbanks y Mary Pickford como impulsores
El Museo del Cine de la Academia tiene previsto abrir sus puertas en 2019 como el lugar en el que, por fin, el p¨²blico pueda ver de cerca las tripas y la historia de la industria del s¨¦ptimo arte. En Los ?ngeles no exist¨ªa nada as¨ª. Kerry Brougher, director del museo, dice que ser¨¢ ¡°un centro del mundo del cine, un lugar alrededor del cual se pueden juntar los amantes del g¨¦nero no solo para ver una exposici¨®n, sino para sentarse a ?hablar de las pel¨ªculas, descubrir cosas nuevas y acudir a charlas¡±.
La pregunta obvia es por qu¨¦ este proyecto ha tardado tanto. Por qu¨¦ algo tan evidente, un lugar donde celebrar el cine en Los ?ngeles, no exist¨ªa. ¡°Esa es la gran pregunta¡±, responde Brougher, y a?ade: ¡°No ha sido por no intentarlo. La Academia decidi¨® ya en 1929 que quer¨ªa hacer un museo del cine. Entonces, Douglas Fairbanks y Mary Pickford quer¨ªan hacer una biblioteca y un museo. La biblioteca se hizo, pero el museo no. Despu¨¦s, en los cincuenta volvi¨® la idea, pero no lleg¨® a ning¨²n sitio. Siempre se interpuso algo. La Academia ten¨ªa otro proyecto cuando golpe¨® la crisis de 2008 y hubo que dejarlo aparcado. Aquel proyecto se acab¨® convirtiendo en este. Y aqu¨ª estamos. Finalmente se est¨¢ construyendo, 90 a?os despu¨¦s de que surgiera la idea¡±. El tibur¨®n Bruce es una an¨¦cdota min¨²scula dentro del material que ha acumulado Hollywood sobre s¨ª mismo en estas d¨¦cadas. Desde 2008, la Academia empez¨® a adquirir agresivamente recuerdos de Hollywood que durante a?os hab¨ªa dejado en ba¨²les privados. En 2012, por ejemplo, compr¨® en una subasta los zapatos de rub¨ªes que llevaba Judy Garland en El mago de Oz, gracias a una donaci¨®n de Leonardo DiCaprio. Hoy son una de las joyas m¨¢s preciadas de la colecci¨®n de recuerdos y tendr¨¢n un lugar destacado en el museo. En total, hay m¨¢s de 2.500 objetos entre tecnolog¨ªa antigua, vestuarios y material de producci¨®n y de promoci¨®n.
El archivo de la Academia se encuentra en un edificio en pleno Hollywood llamado Centro Mary Pick?ford para el Estudio del Cine. All¨ª recibe a El Pa¨ªs Semanal Jessica Niebel, la comisaria de la exposici¨®n permanente del museo, para mostrarnos en exclusiva algunas de las joyas de la colecci¨®n. Y all¨ª nos encontramos cara a cara con Alien. Es la m¨¢scara original dise?ada por H. R. Giger para la pel¨ªcula dirigida por Ridley Scott en 1979. Por debajo de la cabeza alargada se puede ver una correa con hebilla con la que se sujetaba a la cabeza del actor. ¡°Mira la capa de pintura transl¨²cida¡±, se?ala Niebel. ¡°As¨ª es como consiguieron ese brillo tan especial en la pantalla¡±. De cerca, el color es asombroso, parece que respira. Una repugnante ?maravilla.
Al lado, Niebel muestra una peluca rubia de Harpo Marx. ¡°Cuando trabajaba en el circo las usaba rosas, de payaso, pero se dio cuenta de que no quedaba bien en blanco y negro¡±. Oyendo las explicaciones de Niebel, uno se imagina perfectamente las historias que acompa?ar¨¢n a la colecci¨®n en el museo. M¨¢s all¨¢ puede contemplarse la silla de producci¨®n que le hicieron a medida a Shirley Temple. La Academia posee adem¨¢s el pupitre en el que estudiaba en los rodajes, los zapatos de claqu¨¦ y el caj¨®n donde ensay¨® el m¨ªtico baile de los escalones en La peque?a coronela (1934). Todo es regalo de la familia de Temple. Niebel nos ense?a despu¨¦s una vieja m¨¢quina de escribir. ¡°Es la m¨¢quina en la que Joseph Stefano escribi¨® Psicosis¡±.
Aqu¨ª est¨¢n la m¨¢quina de escribir de la que sali¨® ¡®Psicosis¡¯, las pelucas de Harpo Marx, las puertas del Rick¡¯s Cafe de ¡®Casablanca¡¯, la nave 1B de ¡®2001¡¯¡
Hay m¨¢s. Las puertas del caf¨¦ Rick¡¯s de Casablanca (1942), las tablas del profeta Charlton Heston en Los diez mandamientos (1956), la nave 1B de 2001: una odisea del espacio (1968), el maquillaje original del le¨®n de El mago de Oz (1939). En definitiva, miles de tiburones que han salido a la superficie y por primera vez ser¨¢n protegidos y mostrados de forma permanente. Eso m¨¢s lo que haya en ¨¢ticos y s¨®tanos por toda la ciudad. ¡°Esto es Los ?ngeles y hay muchos objetos as¨ª¡±, dice Niebel, ¡°podemos trabajar con muchos de los miembros de la Academia para conseguir m¨¢s piezas¡±.
No se trata de un mero gabinete de curiosidades. No es un parque tem¨¢tico. Es un centro de estudio de la historia y el futuro del cine. Est¨¢ proyectado para ser el museo total sobre esta industria. ¡°Es un museo sobre la ciencia del cine y el arte que sale de ella¡±, en palabras de Kerry Brougher.
Los objetos completan una colecci¨®n de historia del cine que es de las m¨¢s grandes del mundo. La biblioteca Margaret Herrick, que forma parte de los archivos de la Academia, lleva coleccionando papeles desde los a?os treinta. Alberga m¨¢s de 80.000 guiones, muchos con anotaciones; 12 millones de fotograf¨ªas, una colecci¨®n de 61.000 carteles de pel¨ªculas y 104.000 dise?os de producci¨®n art¨ªstica. Posee m¨¢s de 1.600 documentos de producci¨®n, como cartas, notas o contratos que cuentan la historia de Hollywood. Entre ellos, los archivos personales de Alfred Hitchcock, Katharine Hepburn, Cary Grant y John Houston.
Y por supuesto, la colecci¨®n incluye cine. Este archivo tiene m¨¢s de 190.000 t¨ªtulos en pel¨ªcula y v¨ªdeo, entre los que est¨¢n las copias de todos los filmes ganadores del Oscar y de todos aquellos que la Academia en alg¨²n momento dado ha considerado que ten¨ªan un valor. Hay mucho cine independiente, guardado con el ¨²nico criterio de que aporta algo a la historia, en opini¨®n de la Academia. El archivo, en los bajos del Centro Mary Pickford, est¨¢ formado por cuatro naves llenas de latas en las que las pegatinas van contando la historia del cine. En una fila cualquiera uno se encuentra El apartamento, Qu¨¦ verde era mi valle, Rebeca¡
Para dar una idea de la clase de material que se ha guardado durante d¨¦cadas en este lugar, la archivista May Haduong se sienta frente a una antigua mesa de edici¨®n KEM US-4 y coloca un rollo de 35 mil¨ªmetros. ¡°Es una pieza muy rara¡±, advierte. Los fotogramas empiezan a pasar por la linterna y en el monitor aparece Greta Garbo. Camina, sonr¨ªe, baja la cabeza, bromea con alguien que est¨¢ al otro lado de la c¨¢mara. Son las pruebas de vestuario de La reina Cristina de Suecia (1933). ¡°Tenemos mucha suerte cuando encontramos algo como esto. Y ahora lo podemos compartir¡±.
Todo esto ha estado siempre ah¨ª, a disposici¨®n de los investigadores. Hollywood empezar¨¢ a ense?arlo por primera vez a todo el mundo en un edificio que ya se puede ver. Las obras comenzaron en 2016 y est¨¢ previsto que acaben en 2019. La forma ya es perfectamente reconocible. Se encuentra en el centro del mapa de la ciudad, en la esquina de Wilshire con Fairfax, al lado del Museo de Arte del Condado de Los ?ngeles (LACMA) y frente al nuevo y vistoso Museo Petersen del Autom¨®vil. ¡°A esta zona la llamaban Miracle Mile y es ahora cuando empieza a serlo de verdad¡±, apunta Kerry Brougher durante una visita guiada por las obras. Una estaci¨®n de metro est¨¢ proyectada para abrir en 2023 y terminar de dotar a Los ?ngeles, por primera vez en su historia, de un centro tur¨ªstico digno en el que de verdad haya algo que ver.
La financiaci¨®n del museo es privada al 100% mediante donaciones. Steven Spielberg y Jeffrey Katzenberg pusieron 10 millones de d¨®lares cada uno
El proyecto, a cargo del estudio de Renzo Piano, consiste en remodelar un edificio art d¨¦co aerodin¨¢mico de los a?os treinta, ese estilo Flash Gordon que a¨²n se aprecia en fachadas curvas o trenes futuristas y que forj¨® en buena parte la personalidad est¨¦tica de las ciudades de California. En este caso era un edificio precisamente conocido porque su esquina m¨¢s expuesta tiene un enorme cilindro met¨¢lico. Ese cilindro ser¨¢ ahora una columna dorada de latas de pel¨ªculas.
Al edificio original se le a?ade una esfera que tendr¨¢ dentro un cine con mil butacas. ¡°Como somos un museo, no vale con que tengamos un proyector digital. Podemos proyectar 16, 35 y 70 mil¨ªmetros¡±, explica Brougher, ¡°incluso est¨¢ equipado para proyectar copias en nitrato de celulosa, que se dejaron de fabricar alrededor de 1950¡±. Un rollo de pel¨ªcula, por antiguo que sea, no vale nada por s¨ª mismo como objeto f¨ªsico. Tiene valor en funci¨®n de que se pueda ver lo que hay en ¨¦l. As¨ª que uno de los atractivos ser¨¢n las proyecciones de pel¨ªcu?las en el formato en el que fueron estrenadas, para contemplarlas exactamente como se vieron en su momento. En muchos casos, ¡°la copia que estar¨¢s viendo ser¨¢ la del a?o del estreno¡±. Brougher asegura que los colores y los contrastes en las pel¨ªculas de nitrato que guarda el archivo de la Academia se conservan pr¨¢cticamente igual. ¡°Es precioso verlas¡±, aconseja.
Mark Carroll, responsable del proyecto en el estudio de Piano, explica que hab¨ªan hecho teatros antes, pero no un cine como este. ¡°Es un cine dentro de un museo. El cliente [la Academia] dispon¨ªa de su propio equipo de especialistas en imagen y sonido. En total, debemos tener entre 20 y 30 consultores entre especialistas de t¨¦cnicas de proyecci¨®n asesorando sobre la pantalla, el sonido¡¡±.
Desde que el proyecto finalmente se puso en pie, algunos de los nombres m¨¢s poderosos de la industria se han colocado al frente. El Comit¨¦ de Recaudaci¨®n de Fondos empez¨® en 2012 y lo lleva Bob Iger, CEO de Disney, junto con la actriz Annette Bening y el actor Tom Hanks. Los principales mecenas han sido Cheryl y Haim Saban, una de las parejas de fil¨¢ntropos m¨¢s importantes del espect¨¢culo, que pusieron 50 millones de d¨®lares. El edificio principal llevar¨¢ su nombre. Tambi¨¦n han hecho importantes aportaciones Jeffrey Katzenberg y Steven Spielberg, con 10 millones cada uno. El pasado octubre, la Academia anunci¨® que hab¨ªa alcanzado la cifra de 300 millones de d¨®lares de donantes de varios pa¨ªses. El objetivo es llegar a los 388 millones de d¨®lares y falta un poco menos del 25%.
En el consejo de administraci¨®n del museo figuran nombres como Ron Meyer (vicepresidente de NBC Universal), Jim Gianopulos (CEO de Paramount), Kathleen Kennedy (presidenta de Lucasfilm), Ted Sarandos (jefe de contenidos de Netflix), Kevin Yeaman (presidente de Dolby) o Alejandro Ram¨ªrez Maga?a, presidente de Cin¨¦polis, una de las cadenas de cines m¨¢s grandes del mundo. ¡°Toda la comunidad de Hollywood se lo ha tomado muy en serio¡±, dice Ram¨ªrez Maga?a en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Ciudad de M¨¦xico.
El exhibidor mexicano afirma que su propia presencia en el consejo indica la voluntad de la Academia de que el museo sirva como herramienta para hacer Hollywood m¨¢s global. ¡°Quieren continuar el di¨¢logo con el cine que se hace en otras partes del mundo. Habr¨¢ ciclos de cine de todas partes; el museo se convertir¨¢ en un punto de encuentro de la comunidad cinematogr¨¢fica mundial que no exist¨ªa hasta ahora en Los ?ngeles. Va a entablar una conversaci¨®n entre Hollywood y el cine de todo el mundo¡±, explica Ram¨ªrez Maga?a.
Todo aquel que habla sobre el museo acaba diciendo estas palabras en alg¨²n momento: ¡°Ya era hora¡±. Es lo primero que dice Jonathan Kuntz, profesor de Historia del Cine en la Universidad de California en Los ?ngeles (UCLA). ¡°Los ?ngeles necesitaba un museo de Hollywood desde hace medio siglo. Nunca hemos tenido algo grande que celebre la gran contribuci¨®n de esta ciudad a la cultura mundial, que es Hollywood¡±.
Kuntz disfruta con los objetos m¨¢s vistosos de la colecci¨®n, pero dice que el material que m¨¢s le emociona son los miles de papeles de producci¨®n de un siglo de cine que guarda la Academia. ¡°Hace poco, para una investigaci¨®n, estuve en la biblioteca viendo papeles de producci¨®n de Dr¨¢cula, Frankenstein y las primeras pel¨ªculas de terror de Universal Pictures. Hab¨ªa documentos sobre las negociaciones del estudio con la censura de la ¨¦poca¡±. Es solo un ejemplo. Las posibilidades de la Academia para montar exposiciones temporales sobre temas concretos son ¡°infinitas¡±, opina Kuntz. ¡°Espero que sea espectacular¡±.
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