La Italia donde nada no es lo que no parece
Todo es lo mismo y nada es igual de cara a las elecciones italianas del domingo
Ocho de mayo de 2001. En el programa Porta a Porta de la televisi¨®n italiana ¡ªun debate casi siempre pol¨ªtico en prime time¡ª, Silvio Berlusconi firma teatralmente sobre una mesa de despacho de madera su contrato con los italianos,una serie de ambiciosas promesas electorales entre las que destaca la lucha contra el desempleo. Junto a ¨¦l, el presentador, Bruno Vespa, recibe con una sonrisa de oreja a oreja profusas explicaciones de lo que va a ser la piedra angular de Gobierno del empresario y pol¨ªtico. Vespa ya es un veterano periodista que ha conseguido convertir su programa en uno de los m¨¢s vistos e influyentes de la televisi¨®n transalpina.
Pero los tiempos han cambiado. Italia est¨¢ viviendo una nueva etapa.
?Catorce de febrero de 2018. En el programa Porta a Porta de la televisi¨®n italiana ¡ªsigue siendo un debate casi siempre pol¨ªtico y sigue en prime time¡ª, Silvio Berlusconi firma teatralmente, sobre la que nos cuentan es la misma mesa de despacho de madera, su contrato con los italianos. Ahora lo rebautiza pacto de San Valent¨ªn. ?Esto es un avance? De nuevo, una serie de ambiciosas promesas electorales entre las que destaca la lucha contra el desempleo. Junto a ¨¦l, el presentador, Bruno Vespa, recibe con una sonrisa de oreja a oreja ¡ªalgo r¨ªgida, fruto tal vez no solo por la edad sino por posibles intervenciones est¨¦ticas¡ª profusas explicaciones de lo que va a ser la piedra angular de Gobierno del empresario y pol¨ªtico. Hace tiempo que Vespa super¨® el grado de veteran¨ªsimo periodista. Bromea con Berlusconi sobre implantes capilares. Entre los dos suman 155 a?os.
Berlusconi se presenta como el favorito para vencer en las elecciones del pr¨®ximo domingo y gobernar Italia. En realidad ni es el favorito ni se presenta oficialmente, ni podr¨¢ gobernar nada nominalmente. Pero para ¨¦l esto no es un problema. Afirma que su inhabilitaci¨®n pol¨ªtica durar¨¢ apenas un a?o m¨¢s y luego volver¨¢ al escritorio. Al de verdad. Las elecciones probablemente las ganar¨¢ el Movimiento 5 Estrellas, de tendencia contra todo, incluyendo ellos mismos. En los noventa, las elecciones las ganaba un partido con nombre de grito en el f¨²tbol ¡ªForza Italia¡ª; el domingo le toca a uno con denominaci¨®n de autocar de lujo.
Pero Berlusconi tiene una ventaja para ganar en esca?os. ?l, un patriota, va aliado con la Liga Norte, formaci¨®n que se inventa una naci¨®n con origen medieval, que opina que el Estado italiano oprime, que Roma roba y que los del norte son m¨¢s cultos y sofisticados que los dem¨¢s. Tampoco esto es un problema, porque el l¨ªder leghista, Matteo Salvini, jura en p¨²blico lealtad a 60 millones de italianos y para que no haya dudas saca un rosario y cita ¡°los sagrados Evangelios¡±. Divorciado, tiene hijos con dos mujeres y aparece a veces en las revistas del coraz¨®n por sus romances. El arzobispo de Mil¨¢n, Mario Delpini, le pide en p¨²blico que se relaje y no utilice la religi¨®n en sus m¨ªtines. Le cae la del pulpo... a Delpini.
Berlusconi saldr¨¢ beneficiado de una reforma electoral impulsada por el centroizquierda que gobierna pero est¨¢ hundida en el ¨¢nimo y en las encuestas. Claro que el proyecto inicial de reforma, impulsado por el m¨¢s centroizquierdista de todos, Matteo Renzi, daba todav¨ªa m¨¢s poder al vencedor. En Roma nieva y Eugenio Scalfari reconoce que tal vez sea mejor que gane Berlusconi. Vespa sonr¨ªe.
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