Putin se envuelve en la bandera
El discurso del presidente ruso ante la Duma no es tranquilizador para Occidente
Vlad¨ªmir Putin ha sorprendido al mundo con un programa de rearme que, de completarse de forma satisfactoria, alterar¨ªa por completo el equilibrio estrat¨¦gico vigente.
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Entre las novedades se encuentran misiles bal¨ªsticos te¨®ricamente capaces de esquivar los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses, misiles de crucero con capacidad de portar cabezas nucleares y submarinos no tripulados con gran autonom¨ªa y velocidad.
Los nuevos sistemas de armas no han sido mostrados p¨²blicamente ni hay constancia de su existencia, lo que ha llevado a algunos analistas militares a dudar sobre la veracidad del anuncio o el estadio real de desarrollo de estos programas. Pero de lo que no cabe duda, a 17 d¨ªas de las elecciones presidenciales, es de la intencionalidad pol¨ªtica del anuncio, escenificado con toda pompa y parafernalia imperial.
El control sobre los medios p¨²blicos ¡ªtotal¡ª y el cerco a la oposici¨®n ¡ªabsoluto¡ª convierten a Putin en el favorito para sucederse a s¨ª mismo al frente de Rusia tras 18 a?os en el poder.
En lugar de ganarse el apoyo de los rusos garantizando sus derechos pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales, Putin ha optado, una vez m¨¢s, por legitimarse v¨ªa el nacionalismo militarista, el ardor patri¨®tico y la confrontaci¨®n con el Occidente democr¨¢tico. Todo ello remite, de forma muy preocupante, a los tiempos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la consiguiente confrontaci¨®n entre bloques.
Pese a los evidentes tintes propagand¨ªsticos e ideol¨®gicos del anuncio hecho ayer, no hay que desestimar como una simple bravata la proclamaci¨®n de la supremac¨ªa militar hecha por Putin ni su anuncio de desarrollar misiles nucleares que sean imbatibles por Occidente. Desde Ucrania a Siria, pasando por el B¨¢ltico y las interferencias en los procesos democr¨¢ticos occidentales, se verifica que el desaf¨ªo ruso es real y tiene que tomarse muy en serio.
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