La rep¨²blica del Dioni

El 28 de junio de 1989, Dionisio Rodr¨ªguez Mart¨ªn, el Dioni, aprovech¨® un descuido de sus dos compa?eros de custodia de un furg¨®n blindado y se llev¨® varias sacas con m¨¢s de 320 millones de pesetas (unos dos millones de euros). Despu¨¦s de cometer el delito, huy¨® a Brasil con parte del dinero, se hizo la cirug¨ªa est¨¦tica, se compr¨® un peluqu¨ªn e intento rehacer su vida hasta que le detuvieron, le extraditaron a Espa?a y le condenaron. A?os m¨¢s tarde, cuando sali¨® de la c¨¢rcel y se convirti¨® en una figura medi¨¢tica, lleg¨® a decir sobre el delito cometido que ¡°trataron de quitarme la dignidad y el orgullo¡±, como justificando su actuaci¨®n porque le hab¨ªan degradado en la empresa a la que rob¨®.

M¨¢s informaci¨®n

Editorial | Estafa a Catalu?a

El Gobierno investiga c¨®mo se financia Puigdemont en Bruselas

No s¨¦ por qu¨¦, cada vez que veo a Carles Puigdemont hablando desde su p¨²lpito de Bruselas me acuerdo del Dioni. Ambos cometieron un delito (el expresidente de la Generalitat es todav¨ªa presunto de varios), ambos huyeron de Espa?a enga?ando a sus compa?eros y ambos quisieron justificar sus acciones con razones extempor¨¢neas. Es verdad que Puigdemont no ha necesitado comprarse un peluqu¨ªn.

Dejando a un lado la comparaci¨®n, llevamos unos meses en los que el expresidente fugado est¨¢ jugando con sus compa?eros de aventura pol¨ªtica y con todos los ciudadanos catalanes de una manera escandalosa. El problema es que pasa el tiempo (cinco meses desde el no refer¨¦ndum del 1 de octubre) y Catalu?a sigue enredada en un laberinto del que es imposible salir. El espect¨¢culo del jueves, con la mitad del Parlament votando una resoluci¨®n para restituir las leyes suspendidas y con Puigdemont renunciando ¡°provisionalmente¡± a la investidura, es un cap¨ªtulo m¨¢s de una mala novela que parece no tener fin.

Mientras los independentistas siguen jugando con una rep¨²blica catalana que no se atreven a defender en los juzgados, los catalanes sufren el desgobierno y la desesperanza sobre un futuro que siempre fue muy prometedor y que ahora no ofrece m¨¢s que quimeras. Y todo ello, con un personaje que lleva la batuta desde B¨¦lgica, sabiendo que no puede dejar de pedalear porque el d¨ªa que lo haga se caer¨¢ de la bicicleta.

?Cu¨¢ndo dar¨¢n la espalda abiertamente los independentistas a su expresidente fugado? ?Qui¨¦n se atrever¨¢ a designar un candidato posible para volver a echar a andar la autonom¨ªa en Catalu?a? Mientras ERC no plante cara a Puigdemont, seguiremos con las mentiras de la legitimidad del Govern en el exilio, con una Catalu?a paralizada y, eso s¨ª, una rep¨²blica en Waterloo: La rep¨²blica del Dioni.