?Ni desaparecer, ni que nos callen!
El 8 de marzo es solo nuestro, para tirar todos los muros, techos, suelos y brechas
Empiezo pidiendo excusas a quien no entienda que soy mujer, feminista y escribo el 8 de marzo, d¨ªa en el que algunas comunicadoras han decidido silenciar su voz. Yo no. No me callo. Alzo la voz los 365 d¨ªas del a?o y me niego a tener uno menos. Las mujeres en los medios estamos obligadas a hablar y explicar, y a no contribuir a ning¨²n silencio, que es lo que nos ha estigmatizado como g¨¦nero desde la Antig¨¹edad. No es preciso abundar en como Tel¨¦maco mand¨® callar a su madre, Pen¨¦lope: ¡°ve dentro de la casa y oc¨²pate del telar¡±. Tejiendo estaba Lucrecia en la arcaica Roma cuando fue violada y solo se le permiti¨® hablar para denunciar al culpable y anunciar su suicidio. Filomela no pudo delatar al violador porque le cortaron la lengua. Otros muchos lo sintetizaron como Oscar Wilde: ¡°Las mujeres nunca tienen nada que decir, pero lo dicen encantadoramente¡±.
En su l¨²cido manifiesto sobre Mujeres y Poder, Mary Beard opina que hasta el siglo XX las mujeres que reclaman una voz publica son ridiculizadas por sus ¡°agudos tonos nasales¡±, para despojarlas de autoridad. Hoy, ?Qu¨¦ mujer en el uso de la palabra no ha conocido la mirada compasiva de los hombres que han pensado ¡°callada estar¨ªas mas guapa¡±? ?Qui¨¦n no ha padecido el mansplaining de un tipo que explica lo que ¨¦l cree tu no consigues decir? ?Qui¨¦n niega que las mujeres hemos sido educados entre noes y peligros, protecciones que generan inseguridad y autolimitaci¨®n? Si las mujeres hemos sido invisibles desde la historia de los tiempos, ha sido por el manto de silencio que nos cubri¨®, no solo frente a los abusos fuera del hogar, sino en la vida cotidiana bajo la autoridad del padre, luego del esposo como nuevo cabeza de familia, ¡°el hombre de la casa¡±. Voces calladas. Cuando nos incorporamos al trabajo tambi¨¦n fue bajo la escrutadora mirada de los hombres, los jefes. Los mismos que nos fijaban los salarios y decid¨ªan nuestra promoci¨®n.
Bien, pues aqu¨ª estamos. Por un lado, con una revoluci¨®n iniciada en 2017 que envalenton¨® a las mujeres para alzar su voz a nivel global con el Stop al Silencio y Me too, y por otro, hoy, D¨ªa Internacional de la Mujer, reclam¨¢ndonos a nosotras mismas que nos hagamos invisibles y nos silenciemos. Que hagamos una huelga para desaparecer un d¨ªa entero, para demostrar que sin nosotras el mundo se parar¨¢. ?Ojo! ?Par¨¦monos nosotras a pensar! ?Durante milenios fuimos excluidas del mundo y el mundo, sin nosotras, sigui¨® andando! ?Se hizo la revoluci¨®n industrial y la perdimos! ?Y ahora reclamamos dar un paso atr¨¢s, siquiera por un d¨ªa, para dejar de estar? Mujeres, esta ha sido la triste historia de nuestras madres, abuelas, Evas, Pandoras, Filomelas, Lucrecias o Medusas. En los dos meses de 2018 hemos conseguido que el Me too llegara a la Meca, a China, a Corea, a Oriente Medio. No volvamos a callar, ni dejemos de estar. Ese no es el camino.
Como tampoco es el camino dividir fuerzas. El 8 de marzo es el d¨ªa de la Mujer, solo nuestro, para tirar todos los muros, techos, suelos y brechas, no es ¨²nicamente una reivindicaci¨®n salarial. Los sindicatos mayoritarios apoyan paros, no huelga, porque saben que la demanda no es laboral, esa ser¨¢ el 1 de mayo. Como tampoco es el d¨ªa de luchar contra el capitalismo, ni a favor de ning¨²n soberanismo. No nos achiquemos. Y, por cierto, en nuestra reclamaci¨®n de equidad, involucremos a los hombres. ?Ya est¨¢ bien que nuestra desigualdad sea, solo un asunto de mujeres!
Luchar por la dignidad de la mujer, desde los medios, es pelear por no ser las eternas segundonas, las que redactan las noticias que dirigen los hombres. Es negarse a aceptar el papel de acompa?ante para narrar sucesos en un informativo, cediendo la apertura y las noticias relevantes a los hombres. Es rehusar embutirse en vestidos de pasarela para dar las noticias. Es rechazar los papeles de mujer florero que r¨ªe las frases ingeniosas del protagonista masculino del programa. Y es, muy importante, exigir a las empresas igualdad de sueldos, ahora que los colegas masculinos de la BBC se han bajado sus salarios para evitar brechas y las periodistas francesas se han plantado. ?D¨®nde est¨¢ nuestro plante? El feminismo del siglo XXI deber¨¢ ser global como, por primera vez ha empezado a ser. Y no divisivo como hoy. Es el ¨²nico camino en la era digital.
Gloria Lomana es periodista y analista pol¨ªtica. Acaba de publicar Juegos de poder.
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