Un libro recoge las 10 horas de agon¨ªa del le¨®n ¡®Cecil¡¯ antes de morir de un flechazo
El bi¨®logo Andrew Loveridge, que estudi¨® al animal durante 11 a?os, entrevista a las personas involucradas en la muerte del felino
"El gran felino olfate¨® el claro. La atracci¨®n de la carne de elefante se antepuso a la precauci¨®n del le¨®n y se acerc¨® al cad¨¢ver. Se dispuso a comer, desgarrando la carne dura y seca con los dientes afilados como tijeras. Se aliment¨® durante unos minutos, ajeno a que el cazador estaba tensando su arco". Con estas l¨ªneas, el investigador Andrew Loveridge describe en el libro Lion Hearted. The life and death of Cecil and the future of ?frica's iconic cats (Coraz¨®n de le¨®n. Vida y muerte de Cecil y el futuro de los ic¨®nicos gatos de ?frica)?los momentos previos a que el le¨®n Cecil recibiese un flechazo en 2015 disparado por Walter Palmer, un dentista estadounidense que pag¨® 50.000 d¨®lares para cazar al le¨®n. Loveridge, que pas¨® 11 a?os investigando a Cecil, publica el primer relato detallado de las ¨²ltimas 10 horas de agon¨ªa que sufri¨® el famoso felino de 13 a?os apodado como "El Mufasa del siglo XXI".
La muerte de Cecil?dio la vuelta al mundo hace tres a?os. La indignaci¨®n sobre esta caza furtiva llen¨® algunas p¨¢ginas de muchos diarios y varios pa¨ªses prohibieron las importaciones de trofeos de caza de le¨®n. Algunas de las circunstancias que rodearon la cacer¨ªa de Cecil contin¨²an sin ser resueltas.?El m¨¦dico de Minnesota de 55 a?os que lo mat¨® fue absuelto por el Gobierno de Zimbabue. "Palmer lleg¨® con sus papeles en orden", declar¨® en 2015 la ministra de Medio Ambiente del pa¨ªs africano, Oppah Muchinguri.
Palmer, que pidi¨® disculpas y aleg¨® que desconoc¨ªa que Cecil fuera un icono del parque, viaj¨® a ?frica para cazar un le¨®n en Gwaai Conservancy, un refugio silvestre que bordea el parque nacional. Las personas que contrat¨® para encontrar al le¨®n atrajeron a Cecil con carne de elefante. Despu¨¦s de matarlo, lo desollaron y le cortaron la cabeza para exponerla posteriormente como trofeo.
"Cornelius [nombre del gu¨ªa de caza que atrajo a Cecil] record¨® haber o¨ªdo al animal luchando por respirar. La flecha hab¨ªa alcanzado los ¨®rganos vitales y las arterias, lo que le provoc¨® [a Cecil] la p¨¦rdida de sangre y una muerte relativamente r¨¢pida", relata Loveridge en un extracto publicado por National Geographic.
El investigador es miembro del equipo de conservaci¨®n WildCRU de la Universidad de Oxford y estudia grandes felinos en el ¨¢rea de Hwange con el objetivo de comprender mejor las complejidades de las sociedades de los leones. El bi¨®logo explica que 42 de los felinos con los que ha trabajado desde que comenz¨® la investigaci¨®n en 1999? han sido cazados como trofeos. En Lion Hearted, Loveridge recopila entrevistas que tuvo con las personas involucradas en la muerte de Cecil y un an¨¢lisis de los datos de ubicaci¨®n extra¨ªdos del collar GPS que el le¨®n llevaba puesto en el momento que fue abatido.
Tras la viralizaci¨®n del caso de Cecil, algunos medios estadounidenses descubrieron que Palmer dispar¨® en 2008 con un arco a un oso negro en Wisconsin (EE UU), a unos 64 kil¨®metros fuera de la zona estipulada donde ten¨ªa permitido hacerlo. "Lo que encuentro m¨¢s dif¨ªcil de todo esto es la aparente insensibilidad con la que los cazadores abordaron la cacer¨ªa. La preocupaci¨®n por el dolor y el sufrimiento del animal no parece que fueran tomados en consideraci¨®n", opina el bi¨®logo.
"Recuerdo claramente la ¨²ltima vez que vi a Cecil. Era mayo de 2015. Mi colega Jane Hunt y yo lo hab¨ªamos rastreado a trav¨¦s de la se?al de su collar. Lo seguimos a corta distancia antes de que se desplomara sobre la carretera. Desde el matorral, las aves de corral cacareaban mientras yac¨ªa tranquilamente olfateando la brisa de la tarde. Nos sentamos en el Land Cruiser a unos pocos metros de distancia, tomando fotograf¨ªas. ?l no podr¨ªa haber estado menos preocupado por nuestra presencia", recuerda Loveridge en su libro.
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