El d¨ªa de los traidores
El libro de Santi Vila es una purga de su coraz¨®n como respuesta a las afrentas de los suyos, o de los que un d¨ªa lo fueron, que le tacharon p¨²blica y privadamente de cobarde y traidor por no sumarse a una Declaraci¨®n Unilateral de Independencia
Hoy es el d¨ªa de los idus de marzo, durante mucho tiempo dedicado en el calendario romano a las buenas noticias, hasta que el azar lo convirtiera en el d¨ªa de los traidores, ya que C¨¦sar cay¨® asesinado en tal fecha por sus lugartenientes. Y no debe ser casual que el exconsejero de la Generalidad catalana Santi Vila, ¨²nico dimisionario del ¨²ltimo gobierno de Puigdemont, haya elegido esta misma semana para el lanzamiento de su libro De h¨¦roes y traidores,en el que desvela su memoria personal sobre la deriva independentista en la comunidad aut¨®noma. De inmediato me atrajo el t¨ªtulo del libro, y no tanto la personalidad del autor, al que por otra parte considero uno de las personas m¨¢s respetables de cuantas han chapoteado en el charco de la pol¨ªtica catalana. La Historia de la Traici¨®n, as¨ª con may¨²sculas, se encuentra intr¨ªnsecamente ligada a la del poder y la evoluci¨®n del contencioso catal¨¢n, seg¨²n se narra en la obra, mucho tiene que ver con las desavenencias, agravios, perjurios y deslealtades que han corro¨ªdo las filas del soberanismo. De modo que los idus de marzo constituyen la mejor ocasi¨®n para reflexionar sobre ello.
Otros art¨ªculos del autor
Tesis central del libro, con la que concuerdo, es que la falta de un pensamiento liberal en Espa?a es el origen de todos los desajustes en nuestra convivencia cada vez que tiene lugar un experimento democr¨¢tico. Pero la simple narraci¨®n de los hechos recientes pone de relieve que el fracaso del proc¨¨s, que amenaza ahora con producir un retroceso general en la calidad de nuestra democracia, tiene mucho m¨¢s que ver con las man¨ªas, obsesiones, y ambiciones desmesuradas de un pu?ado de l¨ªderes mediocres, que con la flagrante ausencia de un proyecto pol¨ªtico para Catalu?a en manos de los independentistas. A mi ver la obra de Vila es sobre todo una purga de su coraz¨®n como respuesta a las afrentas de los suyos, o de los que un d¨ªa lo fueron, que le tacharon p¨²blica y privadamente de cobarde y traidor por no sumarse a una Declaraci¨®n Unilateral de Independencia (DUI). Trata por su parte, en cierta medida, de exculpar a unos y otros protagonistas, ni traidores ni h¨¦roes, o quiz¨¢ las dos cosas seg¨²n las circunstancias y momentos, dando a entender que la lucha entre los ideales y lo posible justificar¨ªa los desprop¨®sitos cometidos por sus compa?eros de viaje. Sus intentos de reivindicar personalmente a Puigdemont, present¨¢ndole como un prisionero de las circunstancias, a Mas, como el pol¨ªtico realista desbordado por los acontecimientos, o al propio Pujol, cuya codicia criminal estar¨ªa compensada por sus aciertos en la gobernaci¨®n, forman parte por lo dem¨¢s de un argumentario puesto al d¨ªa por muchos l¨ªderes del separatismo catal¨¢n, que exhiben su condici¨®n de buenas personas, como si eso les eximiera de las responsabilidades penales. ¡°Soy un buen hombre¡±, le dijo Oriol Junqueras al magistrado Llarena, como si lo que se juzgara fuera su condici¨®n moral y no su vulneraci¨®n de las leyes. Tales actitudes, que algunos califican de ingenuas, son en realidad una demostraci¨®n del pensamiento pre-pol¨ªtico y casi medieval de quienes las ejercen. En seg¨²n qu¨¦ casos pueden ser tambi¨¦n la prueba de un ¨¢nimo pusil¨¢nime a la hora de afrontar las consecuencias de los propios actos.
Pasiones y extremismos amenazan con truncar el proyecto de Catalu?a que defini¨® la Transici¨®n?
La traici¨®n es el quebranto de la lealtad debida, y tambi¨¦n la ingratitud de los amigos, de la que obviamente se duele Vila. Pero es igualmente, y en este caso sobre todo, un delito contra la seguridad del Estado. A espera del pertinente juicio, y respetando su presunci¨®n de inocencia, puede asegurarse sin miedo a error que el expresidente Puigdemont y determinados peque?os secuaces son traidores al Estado, a la Constituci¨®n y al Estatuto de Catalu?a, por m¨¢s que el autor del libro trate de evitar una opini¨®n al respecto. Es por eso por lo que les persigue la justicia, y sus cualidades humanas, su generosidad o educaci¨®n, sus aficiones m¨ªsticas o sus obras de caridad no aten¨²an en absoluto su eventual responsabilidad criminal. Siempre hay un gangster bueno en todas las pel¨ªculas. Echo a faltar en una obra que trata de traidores y h¨¦roes, o ni de lo uno ni de lo otro seg¨²n quien la firma, esta consideraci¨®n. La historia del proc¨¦s es en definitiva una historia de traidores, pero no solo en el sentido moral o sentimental del t¨¦rmino sino en el muy estricto de la definici¨®n de las leyes.
Solo desde esta asunci¨®n se puede emprender con buen tino el camino de las reformas y la recuperaci¨®n de la tercera v¨ªa a la hora de definir el futuro de Catalu?a y de toda Espa?a en la l¨ªnea que Santi Vila sugiere. Coincido con ¨¦l en que el inmovilismo de Rajoy y el despertar de la Espa?a profunda, alentado irresponsablemente por la derecha carpetovet¨®nica, son tambi¨¦n muy culpables de la esperp¨¦ntica situaci¨®n que se vive en Catalu?a; pero es imposible suponer equidistancia alguna entre los errores de unos y los delitos de los otros. El autor parece reconocerlo cuando escribe que ¡°¡el esp¨ªritu de la Transici¨®n espa?ola a la democracia hizo posible la superaci¨®n de la dictadura y las mejores cuatro d¨¦cadas de libertades y progreso jam¨¢s conocidas en la historia de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡±. Pero no solo el esp¨ªritu, sino sobre todo la letra de la Constituci¨®n, que es la ley que ampara nuestras libertades, y no tanto de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, como de Espa?a, un Estado-naci¨®n cuya identidad, y la de sus ciudadanos, incluye a Catalu?a desde que se fund¨®.
Puigdemont y otros peque?os secuaces son traidores al Estado, a la Constituci¨®n y al Estatuto
La Transici¨®n espa?ola defini¨® por eso, entre otras cosas, un proyecto para Catalu?a que ahora amenaza con truncarse por la confrontaci¨®n entre pasiones y extremismos de uno y otro signo. Pero no es la sociedad, pese a tantas manipulaciones y demagogias a la que se ve sometida, lo que est¨¢ en crisis, sino la arquitectura institucional y el liderazgo de quienes aspiran a ocupar el poder, agitadores de ¡°el filibusterismo de los intereses concretos¡± en acertada y ben¨¦vola expresi¨®n de Vila, que solo olvida la moderaci¨®n del lenguaje a la hora de describir la personalidad de Marta Rovira como irascible y fanatizada, y a la que acusa de aullar en los mitines. En ese magma de vanidades, miserias, verg¨¹enzas e inconfensables posturas, anida la otra especie de traidores por la que se duele Santi Vila; un panorama caracterizado por la cobard¨ªa moral, y que ense?orea no solo el mundo de la pol¨ªtica, sino el del trabajo, las relaciones familiares o el del simple compa?erismo. El filibusterismo de los peque?os ego¨ªstas, los compa?eros de partido o de pupitre en el aula, los amigos que no lo eran o los colegas del caf¨¦, que desaparecen en los momentos de dificultad o descubren que el mal ajeno puede ser la oportunidad del propio ¨¦xito, frente a los que relucen ¡°los amigos de verdad, los que me ayudaron a pagar la fianza y salir de la c¨¢rcel¡±, que son los que ¡°pueden contar conmigo¡±. Es como si Santi Vila hubiera le¨ªdo a William Hazlitt, en El placer de odiar cuando dice que los amigos de toda la vida son como ¡°las comidas muchas veces repetidas: desagradables y desabridas¡±, y decidiera por eso, lo que no espero, abandonar para siempre la vida pol¨ªtica.
Juan Luis Cebri¨¢n es presidente de EL PA?S y del Comit¨¦ Editorial del Grupo PRISA.
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