Entre la libertad y el liberalismo
Mario Vargas Llosa realiza en 'La llamada de la tribu' una defensa de la sociedad abierta basada en su lectura de siete grandes pensadores, de Adam Smith a Jean-Fran?ois Revel pasando por Karl Popper
![Karl Popper, en 1987.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XHB5GZ77DSVCDZZXPVJU4BWIBM.jpg?auth=f23e45bdd49183be7faa69e1df73ce2dfa92fa2d25ddeda4ed45d0e62ab08476&width=414)
Jorge Luis Borges acostumbraba a decir, sin sorna alguna, que no comprend¨ªa del todo bien su fama, aunque la agradeciera, pues mientras era reconocido mundialmente por lo que hab¨ªa escrito, ¨¦l siempre hab¨ªa deseado hacerse notar por lo que hab¨ªa le¨ªdo. Esa caracter¨ªstica del argentino no era una peculiaridad. Con raras excepciones, los grandes autores de la literatura del siglo XX han sido tambi¨¦n grandes lectores y es com¨²n el entendimiento de que la mejor manera de aprender a escribir es dedicarse a leer. D¨ªas atr¨¢s ha llegado a las librer¨ªas la ¨²ltima obra de nuestro premio Nobel Mario Vargas Llosa, La llamada de la tribu, que ¨¦l mismo califica de autobiograf¨ªa: ¡°El recorrido que me fue llevando desde mi juventud impregnada de marxismo y existencialismo sartreano al liberalismo de mi madurez¡±, descubre. Semejante recorrido es parejo al de otros acreditados artistas de la pasada centuria y casi todos ellos justifican su transformaci¨®n ideol¨®gica en la ineficiencia y brutalidad del r¨¦gimen de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Muy pocos en cambio han sido capaces de teorizar su metamorfosis, y muchos menos a¨²n la vinculan al descubrimiento intelectual de los fil¨®sofos de su tiempo.
Creo no equivocarme al decir que los dos m¨¢s grandes narradores de la literatura en espa?ol de todo el siglo pasado son Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Mario Vargas Llosa, cuyas uniones y desencuentros jalonan por lo dem¨¢s la an¨¦cdota de sus vidas. Pero existe una diferencia sustancial entre sus respectivos comportamientos como escritores y como activistas o, cuando menos, comprometidos agentes pol¨ªticos. Mientras Gabo era un artista puro, capaz de fundir magia y realidad hasta el extremo de confundirlas, Mario es tambi¨¦n un intelectual reflexivo, cuya introspecci¨®n sobre s¨ª mismo forma parte esencial de su investigaci¨®n del mundo. Frente al realismo m¨¢gico de sus colegas, Vargas Llosa no descubre embrujo alguno en la realidad que nos circunda, empobrecida a¨²n m¨¢s, seg¨²n confiesa, por la riqueza de la ficci¨®n. Quiz¨¢ por eso se ha dedicado, casi como ning¨²n otro novelista de su talla, al ensayo de toda ¨ªndole, lo que inevitablemente ha hecho de ¨¦l un lector tan proteico o m¨¢s que el propio Borges.
![El economista Friedrich Augustus Von Hayek, en torno a 1940.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7WJHBPALYOQZS2ECRMDGP37IYQ.jpg?auth=f617b76a1fe4faaea85958503e1d19ed5418a83d37b2eece7c30b745efc51a06&width=414)
La reflexi¨®n filos¨®fica fruto de sus lecturas liberales en los a?os ochenta le llev¨® incluso a presentar su candidatura a la presidencia de la rep¨²blica peruana, en un intento de oponerse a las amenazas de nacionalizaci¨®n en la econom¨ªa del pa¨ªs. El libro con el que ahora nos regala es una ardorosa defensa del liberalismo, basada en su propia experiencia vital y, sobre todo, en su di¨¢logo interior con algunos de los grandes pensadores de la historia, a comenzar por quien es reputado como fundador del capitalismo moderno, Adam Smith. Puede discreparse de la selecci¨®n de nombres que establece, pero no rebatirla porque constituye al fin y al cabo el listado de los que ¨¦l mismo parece reconocer como sus maestros.
Lo primero que sugiere la lectura de La llamada de la tribu es la gran erudici¨®n de su autor, basada en un extenso conocimiento de la obra de sus fil¨®sofos favoritos. Describe la evoluci¨®n de las ideas sobre la libertad, clave fundamental de la democracia, en una apasionada apolog¨ªa del liberalismo, sobre cuyas bondades apenas logra establecer algunas excepciones. Estas son notables, no obstante, en sus comentarios acerca de la obra y la vida de Friedrich August von Hayek, considerado junto con Milton Friedman el padre del neoliberalismo. La satanizaci¨®n que sufrieron por parte de los pensadores de izquierda es denunciada por Vargas Llosa. No tiene empero otro remedio que reconocer que algunas de las convicciones del laureado con el Nobel de Econom¨ªa en 1974 ¡°son dif¨ªcilmente compartibles (¡) como que una dictadura que practica una econom¨ªa liberal es preferible a una democracia que no lo hace¡±. Hayek, Friedman y los Chicago ?Boys apoyaron el r¨¦gimen de Pinochet en Chile y colaboraron con ¨¦l.
Este es un gran libro al que, haciendo honor a la condici¨®n liberal de su autor, yo le objetar¨ªa su escepticismo respecto a la socialdemocracia
Estos y otros desacuerdos que Vargas establece con los pensadores cuyas ideas glosa no empa?an en absoluto su convicci¨®n de que el liberalismo pol¨ªtico y econ¨®mico van ineludiblemente unidos y constituyen la expresi¨®n m¨¢s lograda hasta el momento del ejercicio de las libertades democr¨¢ticas. Para las gentes de mi generaci¨®n, que padecimos los rigores de la dictadura franquista, es f¨¢cil compartir este enunciado, pues la libertad supuso durante d¨¦cadas el bien so?ado al que aspir¨¢bamos, por encima de cualquier otro anhelo vital. Libertad no solo pol¨ªtica, sino sexual y de cualquier tipo de comportamientos, que habr¨ªa de entronizar al individuo y sus derechos frente al gregarismo de la tribu que denuncia el autor desde el umbral mismo de la obra. Vargas Llosa reconoce que la aplicaci¨®n de esta doctrina, de la que es ferviente seguidor, acaba produciendo desigualdades a veces insoportables que es preciso corregir, asegurando sobre todo la igualdad ante la ley y la de oportunidades, que debe garantizar un derecho casi universal a la educaci¨®n, pero en cualquier caso insiste en el fracaso de las pol¨ªticas nacionalizadoras y colectivistas, pues acaban depauperando a los pueblos y sojuzgando a sus habitantes. Su construcci¨®n intelectual se basa, junto a la influencia del fil¨®sofo y economista austriaco, en su admiraci¨®n por Karl Popper e Isaiah Berlin, de los que pondera su moderaci¨®n y, sobre todo en el caso del jud¨ªo b¨¢ltico, su modestia y falta de arrogancia. Cuando elogia el temperamento de este ¨²ltimo, al que elogia muy justamente, evita discurrir no obstante sobre el elitismo que la tolerancia comporta a veces por parte de quien la practica. De dicho triunvirato parece arrebatado a la postre m¨¢s que por ning¨²n otro por la figura de Hayek y su apasionado car¨¢cter, m¨¢s comparable al entusiasmo de los poetas y autores de ficci¨®n que a la reflexi¨®n propiamente filos¨®fica. Su denuncia del extremismo nada ocasional de las ideas del laureado profesor encierra parad¨®jicamente una cierta admiraci¨®n por la lealtad a sus convicciones, por discutibles y controvertidas que fueran.
![El polit¨®logo brit¨¢nico de origen let¨®n Isaiah Berlin.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QFKBLIJAER2NX7VVKM3FVHKF3I.jpg?auth=45d39afdea7b1e4496a67077d26ce4b3232a08448810b7bb0325c3f6a9db21ec&width=414)
Este es en cualquier caso un gran libro que, haciendo honor a la propia condici¨®n liberal del maestro que lo escribe, genera no pocas dudas frente a los asertos fundamentales que establece. Yo le objetar¨ªa el excesivo acaloramiento en su feroz cr¨ªtica a Jean-Paul Sartre, m¨¢s cercana a la discusi¨®n sentimental con su propio pasado que al debate filos¨®fico. Mario parece sentirse, con raz¨®n, traicionado por uno de los ¨ªdolos de su juventud, y de la de toda mi generaci¨®n, al que describe convertido al final de sus d¨ªas en una especie de pelele de la propaganda del radicalismo izquierdista. Le reprochar¨ªa tambi¨¦n su escepticismo c¨¢ustico respecto a los valores de la socialdemocracia y su poca generosidad con el movimiento de Mayo del 68. Pero en conjunto la obra constituye una aportaci¨®n m¨¢s que valiosa al debate pol¨ªtico del momento, en el entorno de un pensamiento empobrecido en el que las ideas son constantemente sustituidas por ocurrencias y las opiniones con tuits. Un pensamiento que reclama a voces la recuperaci¨®n del sentido com¨²n que Vargas Llosa echa en falta y que, como ya se encarg¨® de denunciar Ortega y Gasset, resulta ser por lo general el menos com¨²n de los sentidos.
La llamada de la tribu. Mario Vargas Llosa. Alfaguara, 2018 320 p¨¢ginas. 18,90 euros
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