Reunirse con el enemigo
Lo m¨¢s probable es que lo ¨²nico que mueva a Trump a su cita con Kim Jong-un sea su propio narcisismo y una confianza ciega en s¨ª mismo
Una pregunta clara y directa. ¡°?Estar¨ªa usted dispuesto a reunirse durante el primer a?o de su gobierno, por separado y sin condiciones previas, con los l¨ªderes de Ir¨¢n, Siria, Venezuela y Corea del Norte?¡±.
La respuesta, igualmente clara y directa: ¡°S¨ª, estar¨ªa dispuesto. Es rid¨ªcula la idea de que no hablar con los pa¨ªses es un castigo¡±. Y, por si acaso, una aclaraci¨®n ulterior al calor de la pol¨¦mica provocada por esa declaraci¨®n: ¡°Exigir que un pa¨ªs cumpla todas tus condiciones antes de reunirte no es una estrategia: es naif. No tengo miedo de perder una guerra de propaganda con un dictador¡±.
?La reacci¨®n a dichas palabras? Furibunda. Del senador republicano McCain: describir la idea como ¡°naif e irresponsable¡±. De Hillary Clinton: calificarla como ¡°irresponsable y francamente naif¡±. Del Comit¨¦ Nacional Republicano: denostarla como ¡°rid¨ªcula¡±. Y de la exsecretaria Madeleine Albright: ¡°sin el esfuerzo previo, el trabajo diplom¨¢tico no tendr¨ªa ning¨²n sentido¡±.
Todas estas citas est¨¢n fechadas en julio de 2007 y mayo de 2008, justo hace una d¨¦cada, y se produjeron en reacci¨®n a una pregunta formulada al entonces candidato a la presidencia de EE?UU, el Senador Barack Obama.
De todos los pa¨ªses mencionados, una vez en la Casa Blanca, Obama solo se reuni¨® con Ra¨²l Castro. Y lo hizo siguiendo el consejo de Madeleine Albright, solo tras haber hecho la diplomacia su trabajo de forma discreta y silenciosa. De esa forma acept¨® impl¨ªcitamente que aquella declaraci¨®n de campa?a hab¨ªa sido naif.
Ahora, Trump se quiere ver con Kim Jong-un. Puede que quiera imitar a Nixon, que se encontr¨® con Mao en 1972 en una jugada tan maestra como preparada por Henry Kissinger. O quiz¨¢ quiera emular la reuni¨®n de Reagan con Gorbachov en Ginebra en 1985, pese a haber definido la URSS como ¡°el imperio del mal¡±. Pero lo m¨¢s probable es que lo ¨²nico que mueva a Trump sea su propio narcisismo y una confianza ciega en s¨ª mismo y en sus capacidades de negociador tenaz y correoso. Si Kim ha hecho los deberes, adular¨¢ a Trump hasta el exceso y le permitir¨¢ salir de la reuni¨®n proclamando triunfante que ha logrado un gran acuerdo de principio. Lo que confirmar¨¢ a Kim que jam¨¢s deber¨¢ renunciar a las armas nucleares que trajeron a Trump a la mesa de negociaci¨®n. @jitorreblanca
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