Juan Erasmo, ¡®Mochi¡¯: ¡°Mi trabajo sigue siendo conquistar con mi m¨²sica¡±
La estrella de la canci¨®n ligera de los sesenta, compositor de la m¨²sica de Faunia, recorre Espa?a con varios montajes musicales
Las salas en las que Juan Erasmo, Mochi actuaba cada noche ya no existen. Cerraron paulatinamente en los ochenta cuando los espa?oles se aficionaron a los macroconciertos y los Ayuntamientos empezaron a contratar a grandes estrellas para las fiestas patronales. "Si en un pueblo hab¨ªa una sala de fiestas, un d¨ªa actuaba Serrat, al siguiente Miguel R¨ªos y al otro yo. Pero cuando las administraciones empezaron a ofrecer artistas gratis en las plazas, la iniciativa privada se fue al garete", comenta este m¨²sico y actor, estrella de la canci¨®n ligera, que acaba de cumplir 75 a?os. Casi 60 de carrera.
Mochi, autor de temas como Mami Panchita, Los que se van y Que hay en tu mirada, se met¨ªa en el bolsillo al p¨²blico de Cleof¨¢s, Estudio, Paraninfo, Imperator, JJ y otras salas, glamurosas y animadas, en las que la aristocracia y la far¨¢ndula alternaban. El D¨²o Din¨¢mico, Miguel R¨ªos o Bruno Lomas eran parte de su pandilla. "Tambi¨¦n nos reun¨ªamos con periodistas, fot¨®grafos, locutores, hab¨ªa una camarader¨ªa especial", recuerda el artista barcelon¨¦s, cuyo ¨¦xito le lleg¨® en Madrid, en pleno estallido del pop y el rock de los sesenta.?
Las veladas, a veces, se les iban de las manos. "Cada vez que ven¨ªa Bruno, que viv¨ªa en Valencia, me dec¨ªa 'vamos a quemar Madrid", cuenta Mochi, sentado en el amplio sof¨¢ del sal¨®n de su casa, cerca de la sierra madrile?a. Ha perdido el flequillo, pero conserva la mirada con la que seduc¨ªa a los espectadores desde la televisi¨®n y los escenarios. Hoy, que ya no ofrece recitales ni ejerce de maestro de ceremonias en las salas como anta?o, dirige e interpreta espect¨¢culos teatrales por toda Espa?a. En ellos despliega su repertorio y da rienda suelta a la nostalgia, algo que se percibe desde el t¨ªtulo, como el del ¨²ltimo montaje: Los reyes del guateque. En ¨¦l, interpreta grandes ¨¦xitos de los a?os sesenta y setenta junto a Micky y Helena Bianco de Los Mismos. "Cantamos temas nuestros y de otros artistas", puntualiza Mochi, que presenta, cada s¨¢bado, un programa radiof¨®nico del mismo nombre en la emisora madrile?a Radio Sol XXI, donde tambi¨¦n pincha temas de aquella ¨¦poca.?
?Y lo de Mochi?
Antes de ser conocido, sus amigos ya le hab¨ªan colocado ese sobrenombre. "De adolescente, cuando viv¨ªa en Barcelona, ya me gustaba mucho la pintura y eso les parec¨ªa cachondo a mis amigos. Yo ten¨ªa dos autores favoritos: Modigliani y Mocci, as¨ª que empezaron a llamarme como uno de ellos. Para mi Mochi ya es como mi apellido, mi talism¨¢n", comenta.
Durante los ¨²ltimos 20 a?os ha dado forma a varios espect¨¢culos que mezclan el teatro con la m¨²sica pop: un homenaje a Cecilia y Nino Bravo, un recital de boleros y rancheras junto a Betty Missiego o alg¨²n coqueteo con la poes¨ªa, como el recital de poemas musicalizados de B¨¦cquer. Mochi los escribe, produce, dirige y tambi¨¦n los protagoniza. "Excepto algunos como Rosa de noche, que era para Rosa Valenty y que estuvo siete meses en cartel en Madrid", apostilla. Todos los ensaya en el s¨®tano de su vivienda, por el que han pasado muchos nombres de la m¨²sica yey¨¦, del cine, y de la revista: de Micky a Silvia Tortosa. All¨ª est¨¢ tambi¨¦n su estudio, lleno de instrumentos y ordenadores, presidido por un cartel promocional de juventud, cuando Mochi sonaba en la televisi¨®n, el cine y la radio.
La fama le lleg¨® de golpe, mientras trabajaba con varias orquestas en Mallorca. Entonces fue seleccionado para presentar uno de los primeros programas musicales de Televisi¨®n Espa?ola, Escala en Hi-Fi, y le llamaron para protagonizar la cinta adolescente Megat¨®n Yey¨¦. Tambi¨¦n tuvo tiempo para ganar el Festival de la Canci¨®n de Palma de Mallorca en 1965. Y toc¨® el cielo. "Me vino de repente, en cuesti¨®n de a?o y medio, pero me parec¨ªa muy bien, lo normal, porque me pasaba a m¨ª", reconoce.
Esa serenidad para afrontar la vida le ha acompa?ado siempre. "El escen¨®grafo de Escala en Hi-Fi, Paco Bello, me comentaba hace poco: t¨² siempre eres la misma persona, natural y sencilla. Ahora y cuando no pod¨ªas salir a la calle porque la gente te paraba para que le firmases hasta en billetes de mil pesetas. Yo nunca me lo he cre¨ªdo, solo conf¨ªo en el trabajo, que a veces te encumbra y, otras, te arrastra a una traves¨ªa por el desierto", comenta.
Pese al ¨¦xito, ha conseguido mantener su vida privada lejos del papel cuch¨¦. No ha sido una tarea f¨¢cil. "Me he sentido coaccionado en muchas ocasiones", reconoce. Especialmente durante el divorcio de su primera esposa, con la que le obligaron a casarse cuando era adolescente. "Porque qued¨® encinta", detalla. El proceso ha durado m¨¢s de 50 a?os. "El ¨²ltimo juicio se celebr¨® hace ocho meses, ha sido todo muy largo y muy traum¨¢tico. Ella [con la que tuvo tres hijos, uno de los cuales falleci¨® en los a?os noventa] pretend¨ªa que me prohibiesen trabajar en la televisi¨®n y me vetasen en peri¨®dicos y revistas".
No lo consigui¨®, pero la presi¨®n medi¨¢tica llev¨® a Mochi a refugiarse en Am¨¦rica. "All¨ª todo eran besos, abrazos y buenas palabras", afirma. Entre 1976 y 1984 triunf¨® en Ecuador, Chile, Per¨² y Colombia ¡ªen Medell¨ªn inaugur¨® una sala de fiestas de Pablo Escobar¡ª. "En aquel momento ¨¦l era senador y pugnaba por legalizar la droga", recuerda. En M¨¦xico, su tema?Como techo el cielo,?que relata el romance entre una chica joven y un hombre m¨¢s mayor y que despu¨¦s cant¨® Julio Iglesias, fue censurado.?"No gust¨® que hablara de un individuo que hace el amor con una mujer m¨¢s joven que ¨¦l", lamenta con sorna.
Am¨¦rica tambi¨¦n le dio alegr¨ªas. All¨ª conoci¨® a su actual esposa, Ana Linda Zago, con la que vivi¨® a caballo entre Colombia y Estados Unidos hasta que en 1984 se instalaron en Espa?a. A su vuelta, el artista se centr¨® en producir discos para otros. Mari Trini, Sara Montiel, Joselito, Mar¨ªa Jim¨¦nez, Silvia Tortosa o Los Chichos pasaron por su estudio.
Su estancia latinoamericana y su alejamiento de los focos, provocaron que muchos se olvidaran de ¨¦l. "Hay quien al escuchar mi nombre ha preguntado si sigo vivo. Entre ellos Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo o Jos¨¦ Luis Moreno ", recuerda entre risas.
Ahora ya no produce ni compone para otros. "Todo el mundo quiere un pellizco de la composici¨®n, desde el representante a la compa?¨ªa discogr¨¢fica, as¨ª que me he negado en rotundo", proclama. No ha dejado de grabar para ¨¦l ¡ªen su ¨²ltimo espect¨¢culo, Los reyes del guateque, cuenta con un tema de mismo t¨ªtulo¡ª ni de recoger algunos encargos, como la m¨²sica ambiental del parque zool¨®gico Faunia. "Era un desaf¨ªo interesante imaginar qu¨¦ sonidos pod¨ªan hacer los animales o los fen¨®menos que ocurr¨ªan en la Tierra: desde el Big Bang hasta nuestros d¨ªas. Lo pasamos pipa mi socio, Benjam¨ªn Torrijo, y yo", explica.
Pese a estos encargos y su vida tranquila, Mochi asegura que sigue siendo un rockero. "Eso se lleva en el esp¨ªritu aunque tenga unas hijas, a las que adoro, una mujer con la que llevo mucho tiempo y una casa y unos perros que son mis compa?eros", explica. "Pero no soy burgu¨¦s, mi trabajo sigue siendo conquistar con mi m¨²sica, soy un viejo rockero de los que nunca mueren". O al menos, de los que no se retiran. Por ahora.
Escapada reveladora
Sus primeros pinitos como cantante los dio en Francia, con 14 a?os. ¡°Me escap¨¦ con un amigo a Francia y tuve que sobrevivir trabajando en las vi?as y cantando en los bistr¨®s¡±, cuenta. Entonces era fan¨¢tico de Nino Ferrer y Georges Brassens. ¡°Cuando regres¨¦, mi padre me pregunt¨® qu¨¦ iba a hacer con mi vida¡±, agrega. ¡°As¨ª que mi abuela Mami, que era concertista de arpa y un personaje m¨¢gico, me present¨® a Filomena Surinyack, una soprano catalana, que empez¨® a darme clases de canto, de armon¨ªa y solfeo. Pero lo m¨ªo era el pop¡±, concluye,
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