Se busca autocr¨ªtica a cambio de nada
La pel¨ªcula ¡®El insulto¡¯ nos ense?a todo lo que puede degenerar cuando no damos marcha atr¨¢s
Las grandes lecciones se esconden muchas veces en las peque?as historias y esta vez podemos encontrarlas en El insulto, una pel¨ªcula libanesa que aterriza estos d¨ªas por aqu¨ª. Un hosco enfrentamiento entre un jefe de obras y un vecino que le cala al regar por no tener un buen desag¨¹e en el balc¨®n es el detonante que va a tensionar y conmocionar un pa¨ªs entero. Es f¨¢cil pasar del "capullo de mierda" hasta las manos ¡ªnos ense?a la pel¨ªcula¡ª, de ah¨ª a los tribunales y de ah¨ª a los disturbios si quienes se cabrean son un cristiano liban¨¦s y un palestino de reacciones r¨¢pidas alimentadas por el odio al otro germinado al estimular la identidad. En resumen: est¨¢n los hechos, est¨¢n los golpes, est¨¢n los insultos, est¨¢n los sentimientos y despu¨¦s, en un estrecho banquillo de una sala judicial cuya fuerza se proyecta sin embargo a todo el mundo, solo quedan los argumentos. Ah¨ª te la juegas. V¨¦anla.
Porque es f¨¢cil despu¨¦s asociarla a la tensi¨®n que hoy sufre este pa¨ªs y que sigue haciendo bucles en torno a la pregunta medular: ¡°?qui¨¦n empez¨® todo?¡±. Los independentistas culpan al Gobierno, y el Gobierno a los independentistas y solo hemos escuchado una voz, la de Santi Vila, que empiece a entonar la autocr¨ªtica. Joan Tard¨¢ tambi¨¦n ha tenido alg¨²n conato. Incluso Artur Mas. La voz cantante, sin embargo, sigue dictada desde una mansi¨®n de Bruselas sin ning¨²n tipo de ambici¨®n de corregir lo que se ha hecho mal. Y el Gobierno sigue est¨¦ril de propuestas y planes para hacer historia. Ni siquiera para hacer ya un titular.
La pol¨ªtica en democracia deber¨ªa ser capaz de engrasar los engranajes para que la secuencia de hechos-sentimientos-argumentos no culminara nunca en golpes ni violencia. Pero no ha sido capaz. Las incipientes autocr¨ªticas por parte de los indepes son muy excepcionales, la recompensa inexistente y el Estado, mientras tanto, se desgasta en el proceso al proc¨¨s. Cinco pol¨ªticos huidos siguen movi¨¦ndose por Europa sin que les persiga una orden de detenci¨®n a pesar de que el juez construye el sumario en torno a delitos tan graves como la sedici¨®n y la rebeli¨®n. Ya no se trata de que Puigdemont y varios consejeros se hayan ido a Bruselas, donde la tipificaci¨®n de los delitos no corresponde a la espa?ola, como nos han dicho, sino de que Ponsat¨ª se ha trasladado a Reino Unido, el expresident se propone viajar ma?ana a Suiza con la exconsejera Meritxell Serret, como antes viaj¨® a Dinamarca, y Anna Gabriel, la exdiputada de la CUP, sigue huida de la justicia en Ginebra. ?Es comprensible que la orden de detenci¨®n europea siga retirada cuando ya son cuatro los pa¨ªses involucrados en sus movimientos? Dir¨ªamos que nos sigue faltando explicaci¨®n.
La pel¨ªcula El insulto nos ense?a todo lo que puede degenerar cuando del enfrentamiento no sabemos retroceder. Y merece la pena verla con capacidad para situar el foco en m¨¢s conflictos. La justicia har¨¢ su camino a su ritmo y en sus tiempos. Pero la pol¨ªtica nunca deber¨ªa renunciar al papel a la que est¨¢ obligada. En el asunto catal¨¢n tambi¨¦n est¨¢n los sentimientos, y est¨¢n los argumentos. Los dos siguen a ambos lados de la balanza como fuerzas incapaces a¨²n de confluir. Acaso renunciar al monopolio del sentimiento de agravio y actuar con autocr¨ªtica a cambio de nada ¡ªy nada es nada¡ª podr¨ªa ser el primer paso para desbloquear todo lo que hay que desbloquear.
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