Nuevas normas para la ciberseguridad
Muchas instituciones pueden proponer cambios en la regulaci¨®n de Internet; quiz¨¢ no sea buena idea depender de una sola
![Un ladr¨®n sale de la pantalla en una empresa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/43OXSQKKGZ6FYTZKTEGMLHWOWY.jpg?auth=cfae9621a382cb90d5da92422ec6fd54e3d853eaaf2de2518ffa49cabde095b9&width=414)
El mes pasado, el secretario general de las Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, pidi¨® una acci¨®n global para minimizar el riesgo que supone la guerra electr¨®nica para los civiles. Guterres expres¨® su preocupaci¨®n porque ¡°no hay un esquema regulatorio para este tipo de guerra¡± y se?al¨® que ¡°no est¨¢ claro de qu¨¦ manera se le aplica la Convenci¨®n de Ginebra o el derecho internacional humanitario¡±.
Otros art¨ªculos del autor
Diez a?os atr¨¢s, la ciberseguridad recib¨ªa poca atenci¨®n como tema internacional. Pero desde 2013? se la describe como la mayor amenaza a la que se enfrenta Estados Unidos. Las cifras exactas son opinables, pero el Informe de Seguimiento de Ciberoperaciones del Consejo de Relaciones Exteriores se?ala que desde 2005 hubo casi 200 ataques con patrocinio estatal de 16 pa¨ªses, de los que 20 ocurrieron en 2016.
El t¨¦rmino ciberseguridad se refiere a una amplia variedad de problemas que la peque?a comunidad de investigadores y programadores que desarroll¨® Internet en los a?os setenta y ochenta no tuvo muy en cuenta. En 1996, solo usaban Internet 36 millones de personas (cerca del 1% de la poblaci¨®n mundial). A inicios de 2017 ya hab¨ªa 3.700 millones de personas conectadas, casi la mitad de la poblaci¨®n mundial. A la par de este enorme aumento de la cantidad de usuarios desde fines de los noventa, Internet se convirti¨® en un sustrato vital de las interacciones econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas. Pero, junto con m¨¢s interdependencia y oportunidades econ¨®micas, esto tambi¨¦n trajo consigo vulnerabilidad e inseguridad. Algunos expertos anticipan que los macrodatos, el aprendizaje autom¨¢tico y el ¡°Internet de las cosas¡± pueden llevar la cantidad de conexiones en la Red a casi un bill¨®n en 2035. Habr¨¢ una cantidad inmensa de posibles blancos de ataque por parte de agentes privados o estatales, desde sistemas de control industrial hasta marcapasos y autos sin conductor.
El poder de c¨®mputo se duplica cada dos a?os; pero los h¨¢bitos humanos, las normas y las pr¨¢cticas estatales cambian m¨¢s lentamente.
Muchos observadores han pedido leyes y normas que protejan este nuevo entorno. Pero el desarrollo de esos est¨¢ndares en el dominio cibern¨¦tico se enfrenta a varios obst¨¢culos. La Ley de Moore dice que el poder de c¨®mputo se duplica cada dos a?os; es decir, el tiempo cibern¨¦tico pasa muy r¨¢pido. Pero los h¨¢bitos humanos, las normas y las pr¨¢cticas estatales cambian m¨¢s lentamente.
Para empezar, como Internet es una Red transnacional de redes que en su mayor¨ªa son de propiedad privada, los actores no estatales son importantes. Las herramientas cibern¨¦ticas admiten un uso dual (civil o militar), veloz, barato y generalmente f¨¢cil de negar; dif¨ªcil de verificar y atribuir; y al alcance de muchos. Adem¨¢s, aunque Internet es transnacional, la infraestructura y las personas de las que depende est¨¢n dentro de las diferentes jurisdicciones de Estados soberanos. Y entre los principales hay diferencias de objetivos; Rusia y China insisten en la importancia del control soberano, mientras que muchas democracias presionan por una Internet m¨¢s abierta.
Sin embargo, aquellos que dicen que ¡°www¡± quiere decir Wild West Web (una red sin ley ni normas) exageran: en el ciberespacio hay reglas. Al mundo le llev¨® unos veinte a?os lograr los primeros acuerdos cooperativos para la limitaci¨®n de conflictos en la era nuclear. Si el inicio del problema internacional de ciberseguridad lo situamos no en los or¨ªgenes de Internet a principios de los setenta, sino cuando comienza su adopci¨®n generalizada a fines de los noventa, entonces la cooperaci¨®n intergubernamental para la limitaci¨®n de ciberconflictos anda m¨¢s o menos por la marca de los veinte a?os.
La primera propuesta para un tratado de las Naciones Unidas que proh¨ªba las armas cibern¨¦ticas (incluso con fines de propaganda) la hizo Rusia en 1998; y junto con China y otros miembros de la Organizaci¨®n de Shangh¨¢i para la Cooperaci¨®n, este pa¨ªs sigue impulsando que la ONU adopte una medida amplia de ese tipo. Pero Estados Unidos todav¨ªa considera que su verificaci¨®n ser¨ªa imposible.
Por su parte, el secretario general design¨® un grupo de expertos gubernamentales (UNGGE), que se reuni¨® por vez primera en 2004, y en julio de 2015 propuso una serie de normas que m¨¢s tarde fueron avaladas por el G-20. Los grupos de expertos no son infrecuentes dentro de la ONU, pero s¨ª lo es que su trabajo ascienda desde la base de la organizaci¨®n hasta verse reconocido en una cumbre de los 20 Estados m¨¢s poderosos. Pero aunque el UNGGE tuvo un ¨¦xito extraordinario, no consigui¨® ponerse de acuerdo para el siguiente informe en 2017.
Rusia y China insisten en la importancia del control soberano, mientras que muchas democracias presionan por una Internet m¨¢s abierta
?Hacia d¨®nde se dirige el mundo? Hay una variedad de propuestas de pol¨ªticas que pueden sugerir y desarrollar normas. Por ejemplo, la nueva Comisi¨®n Mundial sobre la Estabilidad en el Ciberespacio (un organismo no gubernamental presidido por la exministra de Asuntos Exteriores de Estonia, Marina Kaljurand) solicit¨® que se proteja el n¨²cleo p¨²blico de Internet (definido como la combinaci¨®n de enrutamiento, sistema de nombres de dominio, certificados de confianza e infraestructura cr¨ªtica).
El Gobierno chino, a trav¨¦s de la serie de conferencias mundiales sobre Internet celebradas en Wuzhen, propuso unos principios que han sido avalados por la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n de Shangh¨¢i y piden se reconozca el derecho de los Estados soberanos a controlar el contenido de Internet en sus territorios. Otros proponentes de normas incluyen a Microsoft, que pidi¨® una nueva Convenci¨®n de Ginebra para Internet. Igualmente importante es el desarrollo de normas de privacidad y seguridad en cuestiones como el cifrado, las ¡°puertas traseras¡± y la eliminaci¨®n de pornograf¨ªa infantil, comentarios infamantes, desinformaci¨®n y amenazas terroristas.
Mientras los Estados miembros contemplan los pr¨®ximos pasos en el desarrollo de una normativa para el ciberespacio, tal vez convenga no depender demasiado de una instituci¨®n sola, como el UNGGE. Es posible que el progreso demande trabajo simult¨¢neo en diversos ¨¢mbitos. En algunos casos, la elaboraci¨®n de principios y pr¨¢cticas entre estados con una visi¨®n similar puede llevar a normas que otros aceptar¨¢n m¨¢s tarde (por ejemplo, el acuerdo bilateral alcanzado por China y Estados Unidos para la restricci¨®n del ciberespionaje comercial). En otros casos (como las normas de seguridad para el Internet de las cosas), puede ocurrir que la formulaci¨®n de c¨®digos de conducta surja de iniciativas del sector privado, las compa?¨ªas de seguros y actores sin fines de lucro.
Lo ¨²nico que podemos decir con certeza es que el desarrollo de normas de ciberseguridad ser¨¢ un proceso prolongado. Sin embargo, el progreso en un ¨¢rea no tiene por qu¨¦ depender del progreso en otras.
Joseph S. Nye, Jr. es profesor en Harvard y autor de The Future of Power [El futuro del poder].Traducci¨®n de Esteban Flamini.? Project Syndicate, 2018.www.project-syndicate.org
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.