Un franc¨¦s en la realeza de la moda italiana
Guillaume Meilland actualiza desde Ferragamo la efervescencia del legado de Salvatore, el zapatero m¨¢s genial del siglo XX
Desde el ventanal del despacho de Guillaume Meilland se ve un aparcamiento, un concesionario de autom¨®viles y una tienda de muebles. La sede central de Salvatore Ferragamo, la firma cuyas colecciones de moda masculina dise?a desde noviembre de 2016, se encuentra en Osmannoro, una zona industrial enclavada entre dos realidades. Basta conducir media hora para encontrarse en plena naturaleza toscana o en el coraz¨®n de la Florencia renacentista, dependiendo de la direcci¨®n que se tome. Y la geograf¨ªa, para Meilland, no es un factor secundario. ¡°La diferencia m¨¢s grande es la proximidad¡±, asegura. ¡°Estamos en la Toscana y todo est¨¢ cerca: los artesanos, los fabricantes y los proveedores. La ropa y los zapatos se hacen en esta zona. Esa inmediatez lo cambia todo¡±.
Hasta su fichaje por la firma florentina, Meilland (35 a?os) atesoraba una carrera ascendente, pero en segundo plano. Hizo pr¨¢cticas en Louis Vuitton, trabaj¨® en Saint Laurent y finalmente en Lanvin, en cuyo departamento de moda masculina permaneci¨® ocho a?os. Fue entonces cuando recibi¨® la llamada de la firma Salvatore Ferragamo y decidi¨® aceptar el reto. ¡°Antes de trabajar aqu¨ª yo ten¨ªa, como todo el mundo, algunas im¨¢genes muy n¨ªtidas de la casa, como el logo que Lucio Venna creo para Salvatore en los a?os treinta. Y tambi¨¦n conoc¨ªa muchos de los zapatos de mujer que dise?¨®, porque son iconos cuya trascendencia va m¨¢s all¨¢ de la moda¡±, dice.
"Salvatore Ferragamo era un dise?ador fantasioso y creativo. Donde unos empleaban piel de cocodrilo, ¨¦l pon¨ªa fieltro. Esa perspectiva me interesa mucho"
Salvatore Ferragamo, un verso libre en la historia de la moda italiana, es hoy una firma de lujo con 685 tiendas en todo el mundo. Su origen est¨¢ en la mete¨®rica historia de Salvatore Ferragamo (1898-1960), un ni?o prodigio nacido en un pueblo de Campania que empez¨® como aprendiz de zapatero a los nueve a?os, abri¨® su propio taller a los 12, emigr¨® a Estados Unidos a los 15 y a los veintipocos ya dise?aba zapatos para todo Hollywood. En 1927 regres¨® a Italia, convertido no solo en un empresario de ¨¦xito sino en el zapatero m¨¢s famoso del siglo, y se instal¨® en Florencia, donde adquiri¨® el Palazzo Spini-Feroni, un monumento del siglo XIV. Desde all¨ª llev¨® las riendas del negocio hasta su fallecimiento, en 1960.
A partir de ese momento, sus hijos tomaron el relevo y llevaron la firma m¨¢s all¨¢ del calzado, lanzando l¨ªneas de moda femenina (1965) y masculina (1975). ¡°Se dice que en Ferragamo la moda es el accesorio del accesorio, y es bastante l¨®gico, porque la firma vende zapatos ante todo. Hay que partir de esa base¡±, explica Meilland, que ha asumido el reto con naturalidad. ¡°En realidad, la silueta del hombre comienza en el calzado, as¨ª que resulta interesante trabajar de ese modo. El calzado lo condiciona todo. Es muy distinto c¨®mo camina un hombre si lleva m¨¢s o menos tac¨®n, o si va calzado con zapato o zapatillas. Como dise?ador, he de tenerlo en cuenta¡±.
Desde que lleg¨® a Florencia, su cometido diario es en buena parte una labor de interlocuci¨®n: con la familia Ferragamo ¨Csu viuda, Wanda, sigue acudiendo cada d¨ªa a su oficina en el palazzo¨C, con su hom¨®logo, el dise?ador Paul Andrew ¨Cal frente de la l¨ªnea femenina¨C, y tambi¨¦n con el legado del fundador de la saga.
Meilland dise?a moda masculina partiendo de la filosof¨ªa de un hombre que solo hizo zapatos femeninos, pero el di¨¢logo est¨¢ resultando fruct¨ªfero. ¡°Decid¨ª tomarme las cosas con respeto, sin prisas, porque es una empresa familiar y quer¨ªa empaparme bien de su historia antes de trabajar¡±. Asegura que ha encontrado ideas brillantes que aplicar a sus colecciones. ¡°M¨¢s all¨¢ de lo arquitect¨®nico, Salvatore Ferragamo era tambi¨¦n alguien muy fantasioso y creativo que disfrutaba utilizando materiales inesperados en una casa de lujo. Donde otros empleaban piel de cocodrilo, ¨¦l aplicaba fieltro o bordados. Y eso s¨ª se puede trasladar al pr¨ºt ¨¤ porter. Es una perspectiva que me interesa mucho¡±, apunta aludiendo al genio creativo del hombre que supo imaginar una vertiginosa y colorista plataforma para Judy Garland ¨Cel modelo Rainbow¨C, una sandalia con pedrer¨ªa y bordados para la maharani de Cooch Behar, zapatos futuristas con hilos de nailon casi imperceptibles y modelos a medida para Rita Hayworth, Audrey Hepburn o Greta Garbo que hoy son piezas de museo.
La otra perspectiva, esta mucho m¨¢s inesperada, es la de la comodidad. Era una aut¨¦ntica obsesi¨®n para el se?or Ferragamo, que lleg¨® a matricularse en un curso universitario de anatom¨ªa para aprender a fabricar zapatos cient¨ªficamente c¨®modos. De esa inquietud procede, seg¨²n Meilland, la silueta flexible que impregna sus primeras tres colecciones masculinas para la casa. La primera se inspiraba en la aventura americana de Ferragamo, y combinaba elementos estadounidenses e italianos.
La segunda, a la venta esta primavera, plantea otro di¨¢logo fronterizo. ¡°Es mi primera colecci¨®n de verano aqu¨ª, y quise hacer algo muy italiano y comprensible de manera inmediata. Entre Francia e Italia est¨¢ la Costa Azul y la Riviera, as¨ª que me pareci¨® una forma bonita de mezclar el mundo de Ferragamo y el m¨ªo propio¡±. Meilland menciona dos cl¨¢sicos del g¨¦nero del thriller veraniego ¨CA pleno sol y La piscina¨C y explica gui?os ret¨®ricos como un tejido de tapicer¨ªa trabajado para emular el tacto de una toalla.
Su equipo de dise?o, compuesto por cuatro personas, debe tener en cuenta la red de proveedores, talleres y artesanos que confeccionan las prendas en Italia y tambi¨¦n un calendario que incluye dos colecciones y dos precolecciones al a?o, pero Guillaume encuentra un respiro lejos del mundanal ruido.
¡°Cuando me contrataron tom¨¦ la decisi¨®n de marcharme de Par¨ªs e instalarme aqu¨ª¡±, explica. ¡°Y para hacerlo m¨¢s patente, me mud¨¦ al campo. En Par¨ªs viv¨ªa en el centro y estaba a diez minutos del trabajo en scooter. Aqu¨ª es justo lo contrario. Ya que abandonaba mi pa¨ªs para vivir una nueva experiencia, me encantaba la idea de hacerlo como un turista americano, sobre todo si hablamos de la Toscana. La Florencia del Renacimiento y el arte est¨¢ a la vuelta de la esquina, pero yo quer¨ªa tom¨¢rmelo con cierta distancia, como si hubiese venido a pasar unas largas vacaciones. Adem¨¢s, tengo dos hijas, as¨ª que el cambio de vida ha sido a¨²n mayor¡±.
En un mundo de la moda que alardea de ritmos fren¨¦ticos, Meilland presume de sosiego mental. Esta entrevista se produce cuando est¨¢ dando los ¨²ltimos retoques a la colecci¨®n para el invierno de 2018, la primera que presentar¨¢ en un desfile conjunto con la colecci¨®n femenina firmada por Paul Andrew, y una gran apuesta de la casa. Antes de marcharnos, le pedimos que formule un deseo de futuro. ¡°Que el pr¨ºt ¨¤ porter sea algo m¨¢s que el accesorio del accesorio, y que tenga tanta importancia como los zapatos. Que no pensemos en un zapato, sino en una silueta total¡±. Desde ya, por nosotros, concedido.
El pr¨®ximo oto?o, seg¨²n Ferragamo
"No es un solo armario. Tiene que haber ropa para distintos caracteres", dec¨ªa Guillaume Meilland despu¨¦s del desfile de oto?o-invierno 2018 de Ferragamo en Mil¨¢n: el primero en el que desfilaban juntas las colecciones masculina y femenina. Meilland no ment¨ªa sobre la de hombre. Hay b¨¢sicos casi cl¨¢sicos (pantalones de una pinza de corte recto, jers¨¦is de punto con cuello a la caja color caldero), ropa de exterior revisitada (abrigos como hechos con una manta ecuestre, una trenca con forro de raso verde) y prendas como sacadas de Berl¨ªn Este en 1971 (dad la bienvenida a las americanas de cuero marr¨®n chocolate y los jers¨¦is de punto grueso como de ni?o de la Transici¨®n).
Hace solo dos temporadas que el franc¨¦s dise?a la ropa para hombre de la casa italiana, pero la propuesta es sorprendentemente coherente tanto consigo misma como con la colecci¨®n de mujer de Paul Andrew. Una convivencia que en casi cualquier otro caso podr¨ªa saltar por los aires, teniendo en cuenta la egoman¨ªa caracter¨ªstica de esta industria, pero Meilland simplifica. "Hay varios pilares: el punto, la sastrer¨ªa, los estampados, el color, los zapatos. Y en este caso empezamos por los zapatos". Tiene sentido trat¨¢ndose de Ferragamo, el zapatero m¨¢s famoso de Italia, y sobre todo trat¨¢ndose de esos zapatos: unas imponentes botas de oficial decoradas con el estribo de la marca sobre el tac¨®n: una pieza de metal dorado que marcaba el paso con un tintineo. Como un h¨²sar, o "como las espuelas de unas botas de cowboy", dice, divertido.
Si la mujer Ferragamo es elegante y adulta, el hombre tambi¨¦n, pero con un lado un poco menos pulido, entre militar y setent¨®n. Meilland ha sabido sacar car¨¢cter de las particularidades de la casa que Salvatore Ferragamo estableci¨® en Florencia en los a?os treinta. Donde sigue permaneciendo, alejada de las metr¨®polis de la moda, y desde donde ¨¦l mismo dise?a. Demasiados aeropuertos a veces son malos para la creatividad.
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