La voz de la calle
Porque el ministro no nos ha explicado si esa voz es m¨¢s justa, o m¨¢s acertada, o m¨¢s piadosa, o m¨¢s coherente que otras
Hay que escuchar la voz de la calle. Por lo menos algo. Lo dec¨ªa el ministro portavoz del Gobierno hace pocos d¨ªas. Suena bien, hmm, suena muy bien, como si oliera a caf¨¦ reci¨¦n hecho. Lo dec¨ªa ??igo M¨¦ndez de Vigo, con ese aire de madurito bien educado que llev¨®, por ejemplo, a Jos¨¦ Luis de Vilallonga a compartir pel¨ªcula con Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. El consejo ¡ªporque era un consejo y no una amenaza¡ª iba dirigido fundamentalmente al PSOE por su beligerancia en torno a la derogaci¨®n de la prisi¨®n permanente revisable, uno m¨¢s de los bodrios que dej¨® Alberto Ruiz-Gallard¨®n a su paso por el Ministerio de Justicia.
Yo me imaginaba las caras de satisfacci¨®n de Pablo Iglesias o de Anna Gabriel. Escuchar la voz de la calle. Suena bien.
Lo ¨²nico malo es si uno lo hace y se acostumbra. Y empieza a mandar o a legislar ¡ªque es m¨¢s grave¡ª escuchando la voz de la calle. Porque el ministro no nos ha explicado si esa voz es m¨¢s justa, o m¨¢s acertada, o m¨¢s piadosa, o m¨¢s coherente que otras.
En los mismos d¨ªas en que el PP ped¨ªa que se escuchara la voz de la calle, en Espa?a se pod¨ªa escuchar a los pensionistas pedir aumentos ¡°insoportables¡±, por ejemplo.
Pero hab¨ªa voces peores: en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s, un mont¨®n de individuos (no s¨¦ si todos eran ciudadanos) llamaban muchas cosas a la polic¨ªa. Y era la calle.
Los de Lavapi¨¦s clamaban contra una muerte. Y posiblemente se equivocaban al se?alar a la polic¨ªa como responsable. Pero estaban en realidad clamando contra muchas otras muertes. Contra las que provocan los Gobiernos europeos, apoyados por sus votantes europeos, que escuchan la voz de sus calles para mantener las puertas cerradas para quienes tienen hambre, pasan fr¨ªo, o temen ser asesinados en guerras que no entienden.
?Es una voz de la calle el barco Open Arms, inmovilizado por las autoridades italianas por salvar vidas de inmigrantes en el mar? ?Es una voz de la calle la de los cientos de senegaleses que quieren vivir de alguna manera (las mafias se han encargado de ofrecerles una de las peores, una manta), que quieren dar de comer todos los d¨ªas a sus familias?
Quiz¨¢s M¨¦ndez de Vigo se refiera a eso. Y no a la enorme corrupci¨®n que supone la democracia directa, la voz de la calle que implanta en algunos pa¨ªses la pena de muerte. ¡°Los de M¨²nich, al pared¨®n¡±. ?Les suena? Voz de la calle.
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