As¨ª es la pel¨ªcula que produjeron Harvey Weinstein y Kevin Spacey al escritor de 'Ready Player One'
Ernest Cline cuenta en 'Fanboys' las aventuras de fans de 'Star Wars' que quieren entrar en el m¨ªtico rancho Skywalker, propiedad de George Lucas
En el marem¨¢gnum de referencias y cameos de Ready Player One es posible encontrar casi cualquier elemento de la cultura pop de los 80 que puedas imaginar. Est¨¢n escondidos en mir¨ªadas de mu?equitos digitales customizados para que los geeks de todo el mundo pasen horas pegados a la pantalla, usando el freeze frame para localizar a su Wally particular. S¨ª, efectivamente, de Star Wars tenemos alguna referencia, pero est¨¢ muy escondida. Imaginamos que el precio a pagar a Disney por poner un robot al fondo no es el mismo que los derechos por utilizar un sable l¨¢ser. Al menos utilizan la palabra ¡°padawan¡± y al personaje principal le ofrecen el Halc¨®n Milenario en un momento de la trama. ?Cu¨¢nto se habr¨¢ embolsado la casa del rat¨®n por la licencia de dos elementos en el di¨¢logo?
Es probable que sin esas minireferencias quedara extra?o, ?Una oda a los ochenta sin un Yoda o una lucha contra Darth Vader? Es m¨¢s, no es fiel a la novela porque all¨ª las referencias a la saga gal¨¢ctica corren libres y su autor, Ernest Cline, es el cl¨¢sico fan fatal de todo lo relacionado con el lucasverso, aunque es muy posible que no le importe demasiado la falta de referencias en la pel¨ªcula. La raz¨®n es que tuvo su oportunidad de sobrecargar con bromas sobre ewoks y trajes de soldado imperial el guion de su primer proyecto cinematogr¨¢fico, la comedia juvenil Fanboys.
Un libreto que vio la luz en 2009, tres a?os antes de la publicaci¨®n de la novela que le ha dado la fama y seis del estreno de El despertar de la fuerza, la obra que de alguna manera da sentido y anula a su disecci¨®n del fandom intergal¨¢ctico. La historia de c¨®mo un nerd de nivel avanzado ha llegado al estatus que posee ahora tiene ese puntito de sue?o americano que comparte con el director de Tibur¨®n. Adem¨¢s, ¨¦l mismo alimenta esa imagen cuando compara la granja de su Ohio natal con Tatooine y su viaje con el de un joven Skywalker.
Y es que, si bien el conocimiento de Cline sobre ciencia ficci¨®n o cultura pop de los 80 es la marca principal de su trabajo, Star Wars era su verdadera obsesi¨®n de ni?o. Durante a?os, ¨¦l y su hermano menor ped¨ªan figuras, naves y mu?equitos cada Navidad y cumplea?os. Luego creci¨® y se aficion¨® al rol y las pel¨ªculas de John Hughes, aprendiendo todo sobre escribir guiones leyendo sus libretos. Mientras, los a?os siguientes iba desarrollando esa faceta mientras trabajaba en una oficina y esperaba el lanzamiento de Star Wars Episodio I: la amenaza fantasma aferrado a esa ¨²nica ilusi¨®n.
M¨¢s tarde, cuando su madre muri¨® de c¨¢ncer, Cline pas¨® por una crisis en la que aparec¨ªa Star Wars. Es curioso c¨®mo se relaciona con la triste historia de aquel fan que pidi¨® a Disney ver el Episodio VII antes de morir, puesto que Cline empez¨® a darle vueltas a la idea de la muerte como impedimento para ver una pel¨ªcula por la que hab¨ªa estado esperando toda la vida. Y esa idea obsesiva se convirti¨® en una guion llamado Fanboys, sobre cinco amigos que viajan por todo el pa¨ªs con el plan de asaltar el rancho Skywalker de George Lucas para ver el Episodio I antes de que uno de ellos muera de c¨¢ncer.?
Gracias a la cr¨ªtica del guion en 1998, un a?o antes del estreno de la obra de Lucas en la web Ain¡¯t It Cool News, la existencia de Fanboys se hizo patente entre el mundillo geek, pero pas¨® mucho m¨¢s tiempo sin que el proyecto saliera adelante. Siete a?os despu¨¦s de que Harry Knowles hiciera la rese?a, el actor Kevin Spacey llam¨® a Cline para comunicarle que quer¨ªa producir la pel¨ªcula con The Weinstein Company. Obviamente, la magia original del proyecto era la cercan¨ªa al estreno real de la precuela, y hoy cambiar¨ªa mucho el sentido de una parodia afectuosa sobre el fandom tras el estreno de la tercera trilog¨ªa. Por no hablar del detalle de que tanto el webmaster, como actor y productores han sido acusados de acoso sexual. Pero el hecho de que fuera rodada despu¨¦s del fiasco para los fans a?ade una lectura pat¨¦tica a la haza?a de los personajes. La obra finalmente ser¨ªa dirigida por Kyle Newman, que desde entonces no ha hecho nada m¨¢s especialmente rese?able.
Cuando comenz¨® el rodaje, Cline us¨® el material acumulado durante 15 a?os de coleccionista de Star Wars para decorar la habitaci¨®n del personaje principal. Incluso pudieron mezclar el sonido para la pel¨ªcula en el rancho Skywalker gracias a Spacey, quien se hab¨ªa topado con George Lucas en el set de Superman Returns y le hab¨ªa pedido el favor. Lucas le otorg¨® pleno acceso al equipo a toda la biblioteca de efectos de sonido de la saga, por lo que utilizaron desde rugidos de wookiee, gritos de R2 hasta la voz de Leia superpuesta sobre la propia Carrie Fisher, que hace un cameo en la pel¨ªcula. El sue?o de Cline con el que fantaseaba en su guion se hab¨ªa hecho realidad.
El propio destino de sus personajes se hab¨ªa cumplido dando cierto arco autobiogr¨¢fico a la experiencia, pero en 2007, un a?o despu¨¦s de acabar el rodaje se top¨® con el nefasto Harvey Weinstein, que ten¨ªa el sobrenombre de Harvey Manostijeras, por los cortes que sol¨ªa hacer a sus pel¨ªculas. Por ello, no dud¨® en eliminar de ra¨ªz toda la parte del c¨¢ncer del personaje y rodar muchas nuevas escenas para hacerla parecer una comedia al estilo Virgen a los 40 pero para frikis de Star Wars. Incluso los dos carteles de pel¨ªcula son casi id¨¦nticos, salvo por el casco de Darth Vader.
Lleg¨® a haber un movimiento de fans en contra de la decisi¨®n, comparando a Weinstein con el Imperio oscuro de la saga gal¨¢ctica y presionando para que al menos el dvd incluyera las dos versiones de la pel¨ªcula. Pero al final solo qued¨® la que trataba de ser un producto Apatow, que por aquellos a?os estrenaba decenas de comedias con su marca en alg¨²n lado. Por ello, el resultado final est¨¢ por debajo de sus posibilidades. Tiene mucho de ese tipo de comedias adolescentes est¨²pidas post American Pie, especialmente las que ten¨ªan una estructura de road movie como Viaje de pirados o la genial Zero en Conducta, cuyo protagonista es el mismo de esta, pero obviamente el momento de ese tipo de productos hab¨ªa pasado.
Adem¨¢s, tratar el tema de la adoraci¨®n de Star Wars, cuando a¨²n escoc¨ªan las teor¨ªas de los midiclorianos, no era la mejor idea comercial. El humor es muy similar en la exageraci¨®n del mundo geek tan propia de las ficciones e Simon Pegg y Edgar Wright, de hecho, tiene gags de dependientes de tiendas de c¨®mic cabreados y discusiones sobre qu¨¦ pel¨ªcula de la saga es mejor que ya sal¨ªan en Spaced, en 1999. Un par de a?os despu¨¦s los protagonistas de aquella tambi¨¦n hicieron su particular viaje al centro de lo freak en Paul.
"Vamos, que es toda una org¨ªa de bromas, gui?os y codazos al fan obseso, que camina entre la eleg¨ªa a una forma de vida, el fan service y la reflexi¨®n de la toxicidad del propio mundo friki, cerrado de la obsesi¨®n con distintos elementos de la cultura pop"
El protagonista de Fanboys tambi¨¦n es dibujante de c¨®mics como el de Spaced, lo que al final nos lleva al Ben Affleck de Persiguiendo a Amy y en general, a Kevin Smith como concepto. Todo el mundo referencial de Star Wars es una multiplicaci¨®n de las discusiones de Clerks, incluso uno de los personajes trata de utilizar la fuerza como Silent Bob en Mallrats. Y por si quedaban dudas, hay cameo del gur¨² del indie noventero. Tambi¨¦n de Lando Calrisian o William Shatner. Vamos, que es toda una org¨ªa de bromas, gui?os y codazos al fan obseso, que camina entre la eleg¨ªa a una forma de vida, el fan service?y la reflexi¨®n de la toxicidad del propio mundo friki, cerrado de la obsesi¨®n con distintos elementos de la cultura pop.
Vista ahora, puede tomarse como una propaganda de Disney y lo que mola ser adicto a su droga navide?a o bien como un video educativo, como una advertencia de c¨®mo puedes quedar si te zambulles de lleno en su universo. Sea como sea, tiene una coherencia tem¨¢tica con Ready Player One que la complementa, hasta tal punto que ambas pueden funcionar como divertidos recordatorios de que, definitivamente, la cultura nerd haya perdido totalmente su raz¨®n de ser como representaci¨®n los marginados.
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