La UE no puede avanzar solo con el apoyo de las ¨¦lites
La adhesi¨®n al proyecto europeo desciende entre los sectores menos beneficiados por la integraci¨®n
![La canciller alemana, Angela Merkel y el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TQBUM5AT5WNB7AXXYJGPQGZQUE.jpg?auth=99617c884f06d86f5fb07e086b055664b9cb22ad1f728b00ec41a33907d2d6c6&width=414)
El presidente franc¨¦s Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel han anunciado que en los pr¨®ximos meses pactar¨¢n una hoja de ruta ¡°clara y ambiciosa¡± para dar un nuevo impulso a la integraci¨®n europea. Macron habla de ¡°refundaci¨®n de la UE¡±. Merkel, m¨¢s prudente, de ¡°avanzar juntos por caminos que nos lleven al futuro¡±. Sea como fuere, ambos parecen conscientes de la grave crisis de legitimidad que atraviesa la UE. Con el Brexit a punto de consumarse y un constante avance electoral de las fuerzas euroesc¨¦pticas en diferentes pa¨ªses, el ¨²ltimo de ellos Italia, la UE tiene que repensarse y alumbrar un modelo capaz de ilusionar de nuevo a la mayor¨ªa de los europeos.
Pero para acertar en la receta es preciso acertar antes en el diagn¨®stico. No cabe duda de que el Mercado ?nico ha sido un factor de prosperidad para toda Europa en muchos ¨¢mbitos, especialmente el econ¨®mico. Desde que se implant¨®, la riqueza ha crecido en toda la UE un 57% y en Espa?a un 48%. Y sin embargo, la desafecci¨®n crece a un ritmo preocupante. ?Por qu¨¦? Muchos pol¨ªticos y acad¨¦micos tratan de responder a esa pregunta. Entre ellos se encuentra Javier Arregui, investigador de la c¨¢tedra Jean Monnet de Gobernanza de la UE y profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Pompeu Fabra, y su respuesta es muy categ¨®rica: porque la pertenencia a la UE no beneficia a todos por igual. En el estudio Ganadores y perdedores de la integraci¨®n muestra, con numerosas fuentes bibliogr¨¢ficas, c¨®mo los colectivos que expresan m¨¢s desafecci¨®n, seg¨²n muestra un an¨¢lisis de las encuestas que Eurostat hace desde 1974, son tambi¨¦n aquellos que menos ventajas han obtenido. La creciente desafecci¨®n es consecuencia, seg¨²n el estudio, de la ausencia de pol¨ªticas que puedan satisfacer a la mayor¨ªa de los ciudadanos.
La agenda social ha quedado relegada y las pol¨ªticas redistributivas han funcionado ¡°de modo selectivo y hasta discrecional¡±. El resultado es, seg¨²n Arregui, que la identidad europea est¨¢ sostenida en estos momentos por una ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica, la sociedad civil europea pr¨®spera, formada por empresarios, directivos de empresas, profesionales, estudiantes, cient¨ªficos y ciertos aut¨®nomos, claramente favorables a continuar la integraci¨®n porque son los que m¨¢s se benefician de ella. Pero esas ¨¦lites entusiastas apenas representan el 20% de la poblaci¨®n.
Entre quienes menos apoyo muestran a la construcci¨®n europea figuran los estratos formados por trabajadores de cuello azul, los de baja cualificaci¨®n y la legi¨®n de parados, cuya fe en la UE declina por momentos. Pese a los mecanismos de solidaridad interna, son los colectivos peor posicionados para encarar los efectos de una globalizaci¨®n que ha comportado un aumento de las desigualdades en todos los pa¨ªses de la UE.
La gr¨¢fica sobre la evoluci¨®n del sentimiento de adhesi¨®n tiene forma de dientes de sierra. A lo largo del tiempo se han producido ca¨ªdas que han coincidido con las crisis econ¨®micas. El problema es que en cada crisis, la l¨ªnea resultante ha quedado un poco m¨¢s abajo. Macron tiene raz¨®n. Hay que refundar la UE. Pero hacerlo de manera que puedan tenerse en cuenta los intereses de la mayor¨ªa. Mientras no se ampl¨ªe ese 20% de ciudadanos sobre el que se apoya la identidad europea, el futuro de la UE estar¨¢ en cuesti¨®n.
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