Detector de metales en la puerta de la iglesia
Las armas est¨¢n prohibidas en los templos neoyorkinos de Saint Paul y Trinidad
A la sombra de los nuevos rascacielos que se alzan en la zona cero se encuentra una peque?a iglesia que sobrevivi¨® a la destrucci¨®n del 11-S, a la que acudi¨® el personal de emergencia para buscar refugio y reponer fuerzas para buscar supervivientes entre los escombros. La capilla de St. Paul ya era un punto de atracci¨®n para los turistas que quer¨ªan rezar donde lo hizo George Washington tras tomar posesi¨®n.
Pero si el primer presidente de Estados Unidos pudiera arrodillarse otra vez ante el crucifijo, tendr¨ªa que dejar antes su pistola en la puerta. Las armas tampoco est¨¢n permitidas en la iglesia de la Trinidad, donde yace Alexander Hamilton. La gente espera ahora pacientemente su turno para poder entrar mientras el agente de seguridad pide permiso para registrar el bolso o la mochila, antes de pasar por el arco.
Los responsables de las dos iglesias llevaban tiempo contemplando la posibilidad de instalar detectores de metales para reforzar la seguridad. Dicen que de esta manera los miembros de la congregaci¨®n y los turistas podr¨¢n encontrar ¡°el santuario que buscan¡±. Patti Walsh, responsable de comunicaci¨®n, admite que aplicar la medida es ¡°triste¡±, pero ¡°es necesario por los tiempos en que vivimos¡±.
Cerca de tres millones de personan visitan las dos iglesias cada a?o. La sensaci¨®n de pasar por un detector de metales es extra?a, porque choca con la idea de que son lugares de puertas abiertas. Los turistas reconocen que desafortunadamente es un reflejo de los tiempos que vivimos, aunque imaginan a Hamilton revolvi¨¦ndose en la tumba si supiera lo que est¨¢ pasando en el pa¨ªs que ayud¨® a construir.
¡°Ah¨ª seguir¨¢n hasta que el mundo sea un lugar m¨¢s seguro¡±, indica. No hay una incidente espec¨ªfico que les llevara a dar este paso. Los dos templos, sin embargo, est¨¢n situados a pocas manzanas de la zona donde se produjo el atropello de Halloween en un carril bici que pasa junto a la zona cero, que mat¨® a ocho personas. Y pesan las im¨¢genes del tiroteo en una iglesia de Texas, que arras¨® con la vida de 26 personas.
Lo que llama la atenci¨®n a los expertos en seguridad no es tanto que se adopten estas medidas, sino que se est¨¦ tardando al proteger este punto del vulnerabilidad. Los detectores de metales s¨ª son m¨¢s comunes en las algunas sinagogas en la ciudad, aunque los cr¨ªticos creen que no hacen m¨¢s que reforzar los miedos. La Catedral de San Patricio, en el centro de Manhattan, solo los instala en eventos espec¨ªficos.
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