Las heridas autoinfligidas de Israel
Israel tendr¨¢ que elegir: o conceder plenos derechos a los palestinos y dejar de ser un Estado exclusivamente jud¨ªo o rescind¨ªrselos por completo y dejar de ser una democracia. La otra opci¨®n es apoyar la creaci¨®n de dos Estados
Ante la proximidad del 70? aniversario de Israel, me llena de orgullo ver la evoluci¨®n que ha tenido el vulnerable Estado jud¨ªo de mi infancia hasta convertirse en el pa¨ªs fuerte y pr¨®spero que es hoy.
Como presidente del Congreso Jud¨ªo Mundial, estoy convencido de que Israel ocupa un lugar central en la identidad de cada jud¨ªo y yo lo considero mi segundo hogar. Sin embargo, me preocupa el futuro de la naci¨®n que amo.
El Ej¨¦rcito de Israel es el m¨¢s poderoso de Oriente Pr¨®ximo. Sus logros econ¨®micos tienen resonancia mundial: en China, India y Silicon Valley tienen veneraci¨®n por la tecnolog¨ªa, la innovaci¨®n y el esp¨ªritu emprendedor de Israel.
Pero el Estado democr¨¢tico jud¨ªo se enfrenta a dos graves amenazas que, a mi juicio, pueden poner en peligro su existencia.
La primera es la posibilidad de que se d¨¦ por descartada la soluci¨®n de dos Estados. Soy un estadounidense conservador y republicano, y he apoyado al partido Likud desde los a?os ochenta. Pero la realidad es que entre el r¨ªo Jord¨¢n y el mar Mediterr¨¢neo viven 13 millones de seres humanos, y que casi la mitad de ellos son palestinos.
La pol¨ªtica miope de asentamientos es tan destructiva como la intransigencia palestina
Si las cosas contin¨²an como hasta ahora, Israel tendr¨¢ que hacer una dif¨ªcil elecci¨®n: conceder plenos derechos a los palestinos y dejar de ser un Estado exclusivamente jud¨ªo o rescind¨ªrselos por completo y dejar de ser una democracia.
Para evitar estas dos opciones inaceptables, la ¨²nica forma de avanzar es apoyar la soluci¨®n de dos Estados.
El presidente Trump y su equipo tienen el firme compromiso de lograr la paz en Oriente Pr¨®ximo. Varios Estados ¨¢rabes como Egipto, Jordania, Arabia Saud¨ª y los Emiratos ?rabes Unidos tienen unas relaciones m¨¢s estrechas que nunca con Israel, y, en contra de lo que dicen los medios de comunicaci¨®n, los principales l¨ªderes palestinos me han dicho personalmente que est¨¢n dispuestos a comenzar negociaciones directas de inmediato.
Pero algunos israel¨ªes y palestinos est¨¢n amenazando con desbaratar esta oportunidad.
La incitaci¨®n y la intransigencia palestinas son destructivas. Pero tambi¨¦n lo son los planes de anexi¨®n impulsados por la derecha y la exhaustiva construcci¨®n de asentamientos jud¨ªos al otro lado de la l¨ªnea de separaci¨®n. En los ¨²ltimos a?os han seguido expandi¨¦ndose los asentamientos de Cisjordania, en tierras que, cuando se firme un acuerdo, sea el que sea, formar¨¢n probablemente parte de un Estado palestino. Esa pol¨ªtica miope est¨¢ creando una realidad de Estado ¨²nico que acabar¨¢ siendo irreversible.
El otro peligro para Israel es el extremismo religioso y la desafecci¨®n de la di¨¢spora jud¨ªa
El segundo peligro tiene dos facetas: la capitulaci¨®n de Israel ante los extremistas religiosos y la creciente desafecci¨®n de la di¨¢spora jud¨ªa. Los jud¨ªos de fuera de Israel, en general, se encuentran con que los israel¨ªes ultraortodoxos, que controlan la vida ritual y los santos lugares del Estado, no los aceptan. De los ocho millones de jud¨ªos que viven en Am¨¦rica, Europa, ?frica y Australia, siete millones son ortodoxos modernos, conservadores, reformistas o laicos. Y muchos han empezado a tener la sensaci¨®n en los ¨²ltimos a?os de que el pa¨ªs al que siempre han apoyado pol¨ªtica, econ¨®mica y espiritualmente les ha dado la espalda.
Al ceder a las presiones de una minor¨ªa en Israel, el Estado jud¨ªo est¨¢ haciendo que una gran parte del pueblo jud¨ªo se sienta marginada. Se trata de una crisis especialmente agudizada en la generaci¨®n m¨¢s joven, que, en su inmensa mayor¨ªa, es laica. Un n¨²mero cada vez mayor de millennials jud¨ªos ¡ªen particular en Estados Unidos¡ª se siente cada vez m¨¢s alejado de Israel porque las pol¨ªticas que lleva a cabo el Estado contradicen los valores que ellos sienten como propios. Las consecuencias son previsibles: asimilaci¨®n, distanciamiento y una grave erosi¨®n del afecto de la comunidad jud¨ªa mundial a la madre patria.
En la ¨²ltima d¨¦cada he visitado comunidades jud¨ªas en m¨¢s de 40 pa¨ªses. En todas ellas sus miembros me han manifestado su preocupaci¨®n y su angustia por el futuro de Israel y su relaci¨®n con los jud¨ªos de la di¨¢spora.
Muchos jud¨ªos no ortodoxos, yo entre ellos, sentimos que la expansi¨®n de la religiosidad impuesta por el Estado en Israel est¨¢ convirtiendo un pa¨ªs moderno y liberal en un pa¨ªs semiteocr¨¢tico. La gran mayor¨ªa de los jud¨ªos de todo el mundo no est¨¢ de acuerdo con la exclusi¨®n de las mujeres de determinadas pr¨¢cticas religiosas, las estrictas leyes de conversi¨®n ni la prohibici¨®n de la plegaria igualitaria en el Muro de las Lamentaciones. Les desconcierta tener la impresi¨®n de que Israel est¨¢ abandonando la visi¨®n humanista de Theodor Herzl y asumiendo una personalidad que no encaja con sus valores fundamentales ni con el esp¨ªritu del siglo XXI.
Los l¨ªderes del mundo jud¨ªo siempre han respetado las decisiones de los votantes israel¨ªes y han colaborado con el Gobierno democr¨¢ticamente elegido del pa¨ªs. Soy muy consciente, adem¨¢s, de que los israel¨ªes est¨¢n en primera l¨ªnea de fuego, de que hacen sacrificios y arriesgan sus vidas a diario para que los jud¨ªos de todo el mundo puedan sobrevivir y prosperar. Siempre les estar¨¦ agradecido por ello.
Sin embargo, a veces, la lealtad consiste en que un amigo sea capaz de hablar en voz alta y decir la verdad, por inc¨®moda que sea. Y la verdad es que el fantasma de una soluci¨®n de un solo Estado y la brecha cada vez mayor que separa a Israel y la di¨¢spora est¨¢n poniendo en peligro el futuro del pa¨ªs que tanto amo.
Nos encontramos en una encrucijada. Las decisiones que tome Israel en los pr¨®ximos a?os determinar¨¢n la suerte del ¨²nico Estado jud¨ªo que tenemos y la posibilidad de que se mantenga la unidad de nuestro adorado pueblo.
Debemos cambiar de rumbo. Debemos impulsar la soluci¨®n de dos Estados y encontrar puntos en com¨²n entre nosotros para garantizar el ¨¦xito de nuestra querida naci¨®n.
Ronald S. Lauder es el presidente del Congreso Jud¨ªo Mundial.
? 2018 The New York Times.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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