El ¡°fraude¡± que intenta tergiversar la historia de Al Andalus
La inmensa mayor¨ªa de historiadores y arabistas denuncian la corriente que niega la conquista isl¨¢mica de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Negar que hubo una invasi¨®n isl¨¢mica en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en el a?o 711 es un ¡°fraude historiogr¨¢fico¡±, una ¡°barbaridad¡± que tergiversa el pasado y que, sin embargo, suma cada vez m¨¢s adeptos. La reciente publicaci¨®n de Fuimos ¨¢rabes (Almuzara, 2018), del islam¨®logo Emilio Gonz¨¢lez Ferr¨ªn, un ensayo en el que refuta la conquista musulmana de Espa?a, ha puesto en pie de guerra a la comunidad internacional de historiadores y arabistas especialistas en Al Andalus: ¡°Los restos arqueol¨®gicos y literarios demuestran que buena parte de la Pen¨ªnsula fue conquistada por la intervenci¨®n de unos contingentes ¨¢rabes y bereberes que actuaban bajo el Califato Omeya de Damasco¡±, afirma el historiador y arabista Alejandro Garc¨ªa Sanju¨¢n.
El primero en plantear que la llegada del islam a la Pen¨ªnsula no fue producto de la conquista protagonizada por ¨¢rabes y bereberes a principios del siglo VIII fue ¡°el falangista Ignacio Olag¨¹e, que trat¨® de demostrar que la raza espa?ola no estaba contaminada por los ¨¢rabes¡±, explica Eduardo Manzano, profesor de investigaci¨®n del Instituto de Historia del CSIC. Olag¨¹e plasmar¨ªa sus ideas en el libro La revoluci¨®n isl¨¢mica de Occidente (1974). Pero aquella hip¨®tesis, ¡°desde?ada¡± por la comunidad cient¨ªfica, ha recibido en los ¨²ltimos a?os un ¡°renovado impulso¡±, lamenta Manzano, autor, entre otras muchas obras, de Conquistadores, emires y califas. Los Omeyas y la formaci¨®n de Al Andalus (Critica, 2011).
¡°Empieza a dar la sensaci¨®n de que existen dos hip¨®tesis: la primera, que defiende la invasi¨®n isl¨¢mica de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, y una segunda, que niega que el origen de Al Andalus est¨¦ vinculado a esa conquista¡±, protesta en una entrevista telef¨®nica Garc¨ªa Sanju¨¢n, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Huelva y autor de La conquista isl¨¢mica de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y la tergiversaci¨®n del pasado (Marcial Pons Historia, 2013). Sin embargo, el arabista recuerda que ¡°la primera opci¨®n est¨¢ avalada por la evidencia cient¨ªfica de manera que, considerar que existen dos hip¨®tesis sobre el origen de Al Andalus es lo mismo que decir que existe la medicina y la homeopat¨ªa o el evolucionismo y el creacionismo¡±.
Que Al Andalus fue una ¡°sociedad ¨¢rabe e isl¨¢mica¡± cuyo origen se encuentra ¡°en la conquista del reino visigodo que orden¨® el califato de Damasco¡± no es ¡°una cuesti¨®n de opini¨®n¡± sino una evidencia cient¨ªfica a la luz de las ¡°pruebas arqueol¨®gicas¡±, sostiene tambi¨¦n Eduardo Manzano en conversaci¨®n telef¨®nica. Mientras que Gonz¨¢lez Ferr¨ªn defiende que ¡°pensar que la Espa?a ¨¢rabe depend¨ªa del califato de Damasco es un relato bastante reciente del islam fundamentalista¡±, seg¨²n afirm¨® en una entrevista con EL PA?S, Manzano se?ala que ¡°los ¨¢rabes que llegaron a la Pen¨ªnsula eran musulmanes¡±, tal y como avalan los restos arqueol¨®gicos.
Una de las pruebas que demuestran la vinculaci¨®n entre la invasi¨®n de la Pen¨ªnsula y el Califato Omeya, seg¨²n apunta Eduardo Manzano, es El mural de los seis reyes del castillo de Qusayr Amra, en Jordania, construido en el siglo VIII por el pr¨ªncipe omeya ¡ªy futuro califa¡ª Al Walid II. En el fresco, aparecen seis monarcas o l¨ªderes que se enfrentaron al islam: cuatro de ellos tienen inscripciones en ¨¢rabe y griego y los expertos los han identificado como el emperador de Bizancio, el emperador persa Cosroes, el negus de Abisinia (Etiop¨ªa) y el rey Rodrigo de Espa?a, derrotado en el 711. Las otras dos figuras se atribuyen a un soberano chino y a uno turco o hind¨².
Pero hay muchas m¨¢s evidencias en las que se basan la comunidad de historiadores y arabistas para atestiguar el origen isl¨¢mico de Al Andalus, como las monedas, los sellos de plomo, los papiros que confirman que los contingentes ¨¢rabes y bereberes llegaron a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en barcos o los enterramientos de la ¨¦poca que siguen el rito musulm¨¢n ¡ªel cad¨¢ver recostado sobre el lado derecho y con la cara en direcci¨®n a La Meca¡ª, como los hallados en Pamplona o en Nimes (Francia) y cuyo origen norteafricano ha sido corroborado con pruebas de ADN. ¡°En las acu?aciones monetarias que realizan los propios conquistadores aparece el nombre de Mahoma¡±, recuerdan Garc¨ªa Sanju¨¢n.
¡°El dinar transicional y biling¨¹e, en lat¨ªn y ¨¢rabe, que fue acu?ado en Al Andalus en el a?o 98/716 [el a?o 98 es del calendario musulm¨¢n], seg¨²n especifica la leyenda en ¨¢rabe de su orla, reproduce en el ¨¢rea central y en ¨¢rabe la misi¨®n prof¨¦tica de Mahoma: Muhammad rasul Allah, es decir, Muhammad es el enviado de Dios¡±, detalla Mar¨ªa Antonia Mart¨ªnez N¨²?ez, directora del Departamento de Estudios ?rabes de la Universidad de M¨¢laga. Es solo uno de los muchos ejemplos que cita Mart¨ªnez N¨²?ez, que tambi¨¦n alude a los precintos de plomo: ¡°Sin duda alguna, los precintos de plomo hallados en Narbona (Francia), junto a los procedentes de diversas zonas de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, constatan las dos modalidades de la conquista del 711, por las armas y mediante pacto, as¨ª como el reparto del bot¨ªn o la imposici¨®n de cargas fiscales a los sometidos. Esto precintos adem¨¢s proporcionan la m¨¢s arcaica documentaci¨®n del uso del nombre Al Andalus y un buen n¨²mero de ellos consignan los nombres de los primeros gobernadores, como Al Hurr, Al Samh, Anbasa ibn Suhaym, Abu l-Jattar¡±, explica en un correo electr¨®nico.
Tambi¨¦n las cr¨®nicas latinas y ¨¢rabes dan cuenta de la conquista isl¨¢mica de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, seg¨²n el consenso mayoritario de los historiadores. Si Gonz¨¢lez Ferr¨ªn defiende que no se pueden asumir como tales los hechos descritos en el siglo VIII y narrados 200 a?os despu¨¦s, Manzano y Garc¨ªa Sanju¨¢n diferencian entre dos tipos de textos literarios: las cr¨®nicas latinas elaboradas unas d¨¦cadas despu¨¦s de los hechos y las ¨¢rabes, m¨¢s tard¨ªas pero basadas en ¡°textos m¨¢s antiguos que no se han conservado¡±.
Y, pese a las ¡°evidencias¡±, la negaci¨®n de la invasi¨®n isl¨¢mica de la Pen¨ªnsula ¡°va camino de aparecer como hip¨®tesis en los libros de texto¡±, prev¨¦ Manzano, ¡°algo as¨ª como divulgar que las pir¨¢mides las construyeron los extraterrestres¡±.
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