El futuro es renovable
Espa?a puede prescindir de las nucleares y del carb¨®n progresiva y ordenadamente
El sector el¨¦ctrico es la piedra angular de la transici¨®n energ¨¦tica. Liberarlo de emisiones har¨¢ posible, a trav¨¦s de la electrificaci¨®n, la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa. Pero ?cu¨¢l es la v¨ªa m¨¢s eficaz para hacerlo? A esta pregunta ha respondido, a petici¨®n del Gobierno, un grupo de expertos propuestos por partidos pol¨ªticos y sindicatos. Los expertos destacan la necesidad de invertir en renovables, pero cuestionan el cierre de las nucleares al final de su ¡°vida de dise?o¡± porque ¡°supondr¨ªa un incremento del coste de generaci¨®n de entre 2.000 y 3.200 millones cada a?o¡± y duplicar¨ªa las emisiones.
En los escenarios analizados por los expertos, la energ¨ªa nuclear es sustituida casi por completo por la combusti¨®n de gas, con elevados costes de generaci¨®n y elevadas tasas de emisi¨®n. Si la sustituci¨®n se hubiera hecho hacia las renovables, el aumento de costes y de emisiones habr¨ªa sido muy inferior, incluso nulo. Adem¨¢s, en la letra peque?a del informe se lee que el cierre de las nucleares aumentar¨ªa el coste para los consumidores entre 650 y 950 millones al a?o, lo que incrementar¨ªa la factura de un hogar medio de 8 a 11 euros anuales. La diferencia entre esta cifra ¡ªlos costes para el consumidor¡ª y la destacada por los expertos ¡ªlos costes para las empresas¡ª refleja, b¨¢sicamente, los beneficios que dejar¨ªan de ganar las empresas el¨¦ctricas si no se prorrogan sus licencias m¨¢s all¨¢ de los 40 a?os de explotaci¨®n; con datos del informe, estos beneficios se sit¨²an entre 950 y 1.900 millones anuales antes de impuestos, y sin incluir los costes de reforzar la seguridad nuclear, entre 135 y 760 millones anuales, que los expertos no incluyen en los costes de la opci¨®n nuclear.
Bajo la actual regulaci¨®n el¨¦ctrica, la diferencia entre los costes para los consumidores y los costes para las empresas hace aumentar el precio de la electricidad, lo que reduce la renta disponible de las familias, merma la competitividad de las empresas y obstaculiza la transici¨®n energ¨¦tica. Por tanto, el debate sobre la conveniencia de extender o no la explotaci¨®n de las nucleares debe ir acompa?ado de una seria reflexi¨®n sobre el modelo regulatorio del sector el¨¦ctrico en Espa?a.
Descartado el futuro del carb¨®n por sus elevadas emisiones, la alternativa a prolongar la explotaci¨®n de las nucleares es aumentar la ambici¨®n en materia de renovables. No solo permiten producir electricidad sin emisiones, riesgos ni residuos, lo hacen tambi¨¦n ya con costes menores. Seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa Renovable, los mejores proyectos de renovables adjudicados para 2019 permitir¨¢n generar electricidad a 24 euros/MWh, un precio similar al coste variable de una nuclear que ya ha recuperado y amortizado sus costes fijos. La empresa de inversiones Lazard llega a afirmar que no es rentable operar algunas nucleares existentes porque sus costes variables son ya superiores a los de las renovables m¨¢s modernas.
En Espa?a, la energ¨ªa de las centrales de carb¨®n y gas ya est¨¢ siendo sustituida por nuevas renovables sin presionar al alza los precios. Y, cuanto mayor sea la penetraci¨®n de las renovables, menores ser¨¢n los costes para el consumidor. Pero el sistema tambi¨¦n tiene que cubrir la demanda en situaciones de baja hidraulicidad, sol o viento. Espa?a cuenta con 25.000 MW en ciclos combinados infrautilizados, que facilitar¨ªan la sustituci¨®n de los 17.000 MW conjuntos de carb¨®n y nucleares. Si bien el crecimiento de la demanda futura podr¨ªa hacer necesaria nueva potencia de respaldo, la v¨ªa m¨¢s eficiente para gestionar los desequilibrios del sistema es dotar al operador del sistema, adem¨¢s de la gesti¨®n de la interrumpibilidad, de la gesti¨®n de la hidroelectricidad, del bombeo y de las interconexiones internacionales en conjunto. La reducci¨®n de costes de los sistemas de almacenamiento aportar¨¢ nuevas herramientas que facilitar¨¢n la transici¨®n.
Durante la pr¨®xima d¨¦cada, Espa?a puede prescindir de forma progresiva y ordenada de las centrales nucleares y del carb¨®n con importantes retornos sociales, econ¨®micos y medioambientales. Corresponde, en cualquier caso, a la sociedad, y no solo a los expertos o al Gobierno o a las empresas implicadas, deliberar sobre el modelo energ¨¦tico que queremos, sobre los costes y sobre los riesgos que como sociedad estamos dispuestos ¡ªo no¡ª a aceptar, que es lo mismo que decidir sobre los beneficios a los que no estamos dispuestos a renunciar.
Natalia Fabra es catedr¨¢tica de Econom¨ªa en la Universidad Carlos III de Madrid, y Mikel Gonz¨¢lez-Eguino es profesor de Investigaci¨®n en BC3 y en la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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