Van llegando
Tras una cat¨¢strofe hay acontecimientos que pueden encender en grupos extensos la negra llama del nihilismo
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Nadie se atreve ya a defender seriamente la posibilidad de un progreso social continuo. S¨®lo los intelectuales y pol¨ªticos m¨¢s adocenados se presentan a¨²n como ¡°progresistas¡±. Frente a este fen¨®meno se alz¨®, tiempo atr¨¢s, el nihilismo, sobre todo entre los lectores de Nietzsche, pero tampoco quedan hoy muchos nihilistas de cartel. Ning¨²n pol¨ªtico serio se presentar¨ªa con un manifiesto nihilista para pedir votos. Entiendo por nihilismo la destrucci¨®n, a causa de un acontecimiento inesperado, de lo que se ten¨ªa por ¡°real y verdadero¡±. As¨ª lo defin¨ªa Blumenberg hace medio siglo. Y si casi no hay pol¨ªticos o intelectuales que planteen el nihilismo (parad¨®jicamente) como nuestra ¨²nica realidad verdadera es por ser algo tan obvio que ya ni siquiera se concibe como anomal¨ªa. Alg¨²n ciudadano, sin embargo, puede no percatarse de nada y ¡°creer que tiene en la mano su propio destino, cuando hace ya mucho tiempo que se lo han arrebatado¡±.
Tras una cat¨¢strofe algunos acontecimientos pueden encender en grupos extensos la negra llama del nihilismo, de la realidad hundida, del mundo arrasado. As¨ª, por ejemplo, la gran inquietud provocada por la extinci¨®n de las pensiones o la convicci¨®n de que ¡°no viviremos tan bien como nuestros padres¡± es la nuda percepci¨®n de un mundo arrasado, el de la socialdemocracia. Ha provocado un nihilismo evidente entre los desesperados de Podemos. O la constataci¨®n de que la naci¨®n catalana s¨®lo era otro sue?o burgu¨¦s, lo que va incrementando masas nihilistas con la identidad devastada que ya no tienen m¨¢s argumento que la violencia. Semejantes al personaje de Kafka, se despiertan convertidos en escarabajos, es decir, en espa?oles. A nadie puede extra?ar su pulsi¨®n autodestructiva.
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