Terroristas
No parece l¨®gico convertir a los l¨ªderes de los CDR en compa?eros penales de los del tiro en la nuca
Un poco fuerte, ?no? Llamar terrorismo a las condenables, y detestables acciones de los comit¨¦s de defensa de la rep¨²blicaparece excesivo. Sus m¨¦todos son m¨¢s que discutibles, y sus fines merecen ser puestos en cuesti¨®n, porque pretenden instaurar en la pr¨¢ctica lo que una visi¨®n parcial de la realidad pol¨ªtica les da: la rep¨²blica catalana. Un Estado del que, de existir alguna vez, sabemos todav¨ªa poco, pero s¨ª algunas cosas impactantes: en la rep¨²blica catalana no habr¨ªa peajes en las autopistas.
Por lo dem¨¢s, las ¡°propuestas¡± de los CDR no se diferencian mucho de las que pueden hacer los sindicatos tradicionales, que en Catalu?a son los mismos que en el resto de Espa?a, cuando quieren conseguir, por ejemplo, que un paro sea general. Los piquetes informativos se vuelven resolutivos con mucha frecuencia. Pero de las incomodidades que provocan esos piquetes al terrorismo hay un largo trecho, por m¨¢s que a alg¨²n responsable de Interior se le crucen los cables. La ley llamada mordaza del PP atestigua que ese cruce de cables se produce tambi¨¦n a veces en todo un partido pol¨ªtico.
Iba a a?adir que a nadie se le ocurre tildar de terroristas a los sindicatos, pero es mejor no mentar la bicha, porque s¨ª se le ha ocurrido.
Hay un campo que el PP desde luego, pero no solo el PP, deber¨ªa tomarse muy en serio para trabajar a largo plazo, y para eso pueden aprender de la experiencia en Euskadi, donde muchos militantes del PP, con los del PSOE, se la han jugado y han ganado.
El trabajo es cultural, pol¨ªtico, y de largo plazo. Y no hay atajos. El secesionismo frustrado puede dar lugar a fen¨®menos terroristas. Y los que lo buscan tienen mucho terreno andado: ya hay en Catalu?a dos comunidades, como sucedi¨® en el Pa¨ªs Vasco. Los biempensantes nacionalistas miran con comprensi¨®n a esos j¨®venes bienintencionados de los CDR.
Unos agitar¨¢n el ¨¢rbol y otros recoger¨¢n las nueces, seg¨²n la desvergonzada expresi¨®n de Xabier Arzallus. Los CDR est¨¢n ya agitando el ¨¢rbol, y tienen la simpat¨ªa expl¨ªcita del mundo nacionalista. Las primeras nueces puede d¨¢rselas el Gobierno en forma de aplicaci¨®n rigurosa de los tipos penales, hecha en especial para Catalu?a.
?No hay en el C¨®digo Penal espa?ol resortes que permitan combatir la violencia callejera de los CDR sin convertir a sus l¨ªderes en compa?eros penales de los j¨®venes (ya menos, porque la c¨¢rcel envejece mucho) vasos del tiro en la nuca?
Es en esto en lo que deben intervenir el Gobierno y los partidos constitucionalistas en Catalu?a.
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