Los nuestros

De todo lo que se ha dicho estos d¨ªas en el caso del master de la presidenta de la Comunidad de Madrid, tan espa?ol como un chiste de Forges (¡°Tranquila, Concha, no te precipites, no es lo que est¨¢s pensando ?No has o¨ªdo hablar de la realidad virtual?¡±, le dec¨ªa el Mariano forgiano a su esposa en uno de ellos tras sorprenderlo ¨¦sta en el dormitorio matrimonial con dos se?oritas), lo que a m¨ª m¨¢s me ha llamado la atenci¨®n es lo que dijo Mar¨ªa Dolores de Cospedal en la convenci¨®n del PP de Sevilla: "Tenemos que defender a los nuestros". Tuve que volver a escucharlo, pues, trat¨¢ndose de la ministra de Defensa, cre¨ª que se refer¨ªa a otra cosa.

Pero no, lo hab¨ªa entendido bien. La ministra de Defensa, que como secretaria general de su partido ha tenido que negar tambi¨¦n la evidencia m¨¢s de una vez como su compa?era Cristina Cifuentes estos d¨ªas, por lo que sabe de lo que habla por experiencia, se refer¨ªa con lo de nuestros a ¨¦sta y a sus compa?eros del PP, no a nuestros militares destacados en pa¨ªses extranjeros o en misiones peligrosas en el nuestro propio. Da igual que la presidenta de Madrid hubiera mentido o no. Hab¨ªa que defenderla porque es de los nuestros, o sea, de los suyos.

La divisi¨®n de los los ciudadanos entre los nuestros y los dem¨¢s remite a la ¨¦poca tribal, cuando nuestros antepasados se agrupaban en manadas para defenderse unos de otros, y, en tiempos m¨¢s recientes, a las mafias italianas (¡°Nunca digas lo que piensas a alguien fuera de la Familia¡±, le dec¨ªa don Vito Corleone a su hijo Sonny en El Padrino), pero escuchada en boca de la ministra de Defensa hace dudar hasta de su patriotismo ?Pues qu¨¦ es el amor a la patria sino el amor a todos sus miembros sean del color que sean?

Al final, la exaltada arenga de la ministra de Defensa se quedar¨¢ en la intenci¨®n, pues Rajoy obligar¨¢ a dimitir a la presidenta de Madrid, no porque considere su comportamiento inmoral, sino para no perder el poder, pero en la historia de la infamia nacional quedar¨¢n para siempre esas palabras que demuestran que para Cospedal, como para muchos miembros de su partido, la pol¨ªtica es una actividad mafiosa. Se protege a los nuestros y se ataca a los dem¨¢s. Aunque, como el PP siga por ese camino, le va a pasar como a aquel viejo alcalde franquista que, reciclado en las filas de la UCD cuando el r¨¦gimen de Franco sucumbi¨®, le dec¨ªa a un gobernador civil provincial de visita en su pueblo: ¡°Se?or gobernador, la confusi¨®n es tal que yo ya no s¨¦ si soy de los nuestros¡±.