Con las Am¨¦ricas
Frente al populismo y la corrupci¨®n, democracia, justicia e igualdad
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Latinoam¨¦rica no es inmune a las turbulencias que experimentan las democracias del mundo. As¨ª ha quedado reflejado en la cumbre de las Am¨¦ricas que acaba de concluir en Lima. El encuentro se ha caracterizado tanto por las tensiones internas que viven algunos pa¨ªses participantes, inmersos en decisivos procesos electorales, como por las implicaciones del esc¨¢ndalo Odebrecht, que ha alcanzado una escala continental. A esto hay que a?adir la ausencia de Donald Trump de un foro que en sus ediciones anteriores hab¨ªa servido de encuentro privilegiado donde limar diferencias entre el presidente de EE?UU y sus hom¨®logos latinoamericanos.
Los partidos pol¨ªticos tradicionales, e incluso el ideal democr¨¢tico, est¨¢n siendo cuestionados en todo el mundo. En Latinoam¨¦rica, una vez que el chavismo ha quedado arrinconado en Venezuela, el p¨¦ndulo ha oscilado y el espacio de contestaci¨®n ha sido ocupado por el populismo de derechas. De ¨¦l hay diversos ejemplos, con variaciones seg¨²n cada pa¨ªs: desde el fujimorismo en Per¨² hasta el uribismo en Colombia, pasando por la pujanza de los movimientos de car¨¢cter evang¨¦lico, como acaba de comprobarse en las presidenciales costarricenses, donde la religi¨®n ha irrumpido en la campa?a electoral. Destaca el caso de Brasil, donde el derechista Jair Bolsonaro tiene, seg¨²n las encuestas, importantes posibilidades de alzarse con la victoria, lo que confirmar¨ªa las preocupaciones acerca de un brusco vaiv¨¦n hacia el extremismo en varios pa¨ªses a la vez.
Preocupa que en lugar de contener a Trump, el gran ausente de Lima, algunos en el continente traten de imitarlo o de entrar en competici¨®n con ¨¦l. El actual presidente de EE?UU, quien ha excusado su presencia alegando la gravedad de la crisis en Siria, ha abierto la puerta a gestos pol¨ªticos emocionales y a afirmaciones en las que todo vale, sin prestar tanta atenci¨®n a sus consecuencias geopol¨ªticas. Es el caso tambi¨¦n del candidato a la presidencia de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que tambi¨¦n practica un discurso encendido e impugnador.
Una vez arrinconado el chavismo, el p¨¦ndulo oscila hacia el populismo de derechas
Pol¨ªticamente, la cumbre ha servido para certificar que el denominado eje bolivariano ha dejado de existir. Venezuela es ¡ªcon diversos grados de matices¡ª el ejemplo de lo que no debe ocurrir. Y los efectos se ven incluso en los pa¨ªses que fueron socios de Hugo Ch¨¢vez y que se han distanciado de Nicol¨¢s Maduro. En Ecuador, el presidente, Len¨ªn Moreno, ha roto definitivamente con su antecesor, Rafael Correa, quien ya estaba a su vez en otra v¨ªa diferente a Caracas. Lo mismo sucede con la Bolivia de Evo Morales.
El otro gran nubarr¨®n que ha estado presente en la cumbre es la corrupci¨®n, una lacra cuyo combate se est¨¢ cobrando notables figuras pol¨ªticas y provocando profundas convulsiones institucionales. El mejor ejemplo es la propia naci¨®n anfitriona. Hace menos de un mes no estaba en los planes de Mart¨ªn Vizcarra actuar como presidente de Per¨² en los actos oficiales del encuentro. Pero se vio obligado ante la fulminante dimisi¨®n de Pedro Pablo Kuczynski, acusado de corrupci¨®n. Kuczynski engrosaba as¨ª la lista de presidentes de Per¨² encarcelados, investigados o en busca y captura por la misma acusaci¨®n. Otro ejemplo: la cumbre se ha celebrado sin que se hayan apagado los ecos del encarcelamiento el pasado fin de semana del expresidente de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, condenado a 12 a?os de c¨¢rcel por aceptar sobornos.
No extra?a que la corrupci¨®n sea el eje central de la discusi¨®n en procesos electorales tan importantes como los de M¨¦xico o Brasil. Pero no se puede olvidar que este terremoto pol¨ªtico est¨¢ teniendo lugar porque, al contrario que en el pasado, est¨¢n funcionando los mecanismos judiciales encargados de desenmascararla y perseguirla.
Latinoam¨¦rica debe evitar que la poblaci¨®n de menor renta siga al margen del sistema
Ante este panorama, los temas de m¨¢s calado est¨¢n siendo relegados de la agenda. Es el caso de los numerosos frentes de guerra comercial abiertos por Trump o la creciente influencia de las inversiones chinas. Los ciudadanos latinoamericanos quieren acabar con la corrupci¨®n, que se consoliden las democracias y los derechos individuales y que se profundicen las reformas que generen desarrollo. Pero tambi¨¦n demandan que se reduzca la desigualdad y se trabaje por la inclusi¨®n social. Latinoam¨¦rica debe encontrar una v¨ªa para evitar que la poblaci¨®n de menor renta o que directamente vive en la pobreza siga al margen del sistema pol¨ªtico y se arroje en brazos de caudillos populistas.
Finalmente, no es posible dejar de lamentar la ausencia de Espa?a como referencia en el Continente. Es la consecuencia de la falta de contenido de nuestra acci¨®n exterior en la regi¨®n. Un trabajo que desde hace un cuarto de siglo ha sido llevado a cabo por las empresas y la sociedad civil, pero que no ha sido acompa?ado con una pol¨ªtica de Estado. Ser¨ªa bueno que Espa?a abandonara la ret¨®rica y diera pasos concretos para recuperar protagonismo y presencia pol¨ªtica en la regi¨®n. Todas las democracias atravesamos por problemas similares y nos necesitamos unas a otras.
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