La universidad p¨²blica necesaria
La formaci¨®n de talento es el aut¨¦ntico motor del desarrollo econ¨®mico y bienestar social. Los campus han contribuido a democratizar el acceso a la educaci¨®n superior haciendo efectivo el principio de igualdad de oportunidades
En las ¨²ltimas semanas hemos visto c¨®mo nuestra universidad p¨²blica ha protagonizado el debate pol¨ªtico y social en Espa?a por razones muy distintas de las que nos gustar¨ªa a los consejos sociales de las universidades espa?olas. Desde hace a?os venimos diciendo que es urgente e inaplazable la reforma estructural del actual modelo de gobierno de la universidad p¨²blica y mejorar su financiaci¨®n para as¨ª hacer posible su excelencia a nivel internacional. Un reciente estudio conjunto de la C¨¢mara de Espa?a, la Fundaci¨®n CYD y la Conferencia de Consejos Sociales (CCS) analiza las reformas acometidas en los ¨²ltimos a?os en el ¨¢mbito universitario en distintos pa¨ªses europeos ¡ªFrancia, Pa¨ªses Bajos, Portugal, Finlandia, Dinamarca y Austria¡ª y pone de relieve que nos hemos quedado solos con un sistema de autogobierno universitario que pervive desde la LRU de 1983 y que es claramente inadecuado para acometer los retos actuales y de futuro a los que se tiene que enfrentar la universidad hoy en d¨ªa, tal y como han concluido todos los estudios que lo han analizado a lo largo de estos ¨²ltimos a?os.
Obvio es decir que nada tiene que ver la realidad actual de Espa?a y la del mundo global que nos ha tocado vivir con la que exist¨ªa a finales del siglo pasado. Europa lleva ya a?os apostando por universidades excelentes y eso requiere inexcusablemente sistemas de gobierno donde la sociedad participa a trav¨¦s de personas externas ¡ªcon absoluto respeto de la autonom¨ªa universitaria (que no se confunde con la autogesti¨®n)¡ª en la gobernanza y la rendici¨®n de cuentas de Universidades que se financian con los impuestos de todos los ciudadanos. En nuestro sistema este papel est¨¢, solo en parte, atribuido a los Consejos Sociales, porque tal y como refleja el Tribunal de Cuentas, las competencias te¨®ricas en la supervisi¨®n y control econ¨®mico-presupuestario no se corresponden con las capacidades reales como ¨®rganos de gobierno universitario en representaci¨®n de la sociedad.
Los modelos europeos trazan otros caminos no menos relevantes: suficiencia financiera, a?adiendo a la financiaci¨®n estructural una financiaci¨®n competitiva por criterios de calidad y rendimiento; mayor profesionalizaci¨®n institucional de la gesti¨®n, empezando por un rector que puede provenir de cualquier universidad, siempre que su perfil sea el adecuado, y ser elegido por concurso de m¨¦ritos; flexibilizaci¨®n de las estructuras de gesti¨®n y contrataci¨®n, lo que permite mayor diversificaci¨®n e incremento de las fuentes de ingresos; flexibilidad de contrataci¨®n de personal (y por tanto mejora de la gesti¨®n del inmenso talento que atesoran las universidades y reducci¨®n de la endogamia); cambio en el estatus del personal acad¨¦mico, pasan do progresivamente de funcionario p¨²blico a laboral; mayor rendici¨®n de cuentas¡
Los centros p¨²blicos son de toda la sociedad, que les conf¨ªa un servicio que paga con sus impuestos
Necesitamos universidades excelentes en la formaci¨®n del talento de nuestros estudiantes porque este, y no otro, es el aut¨¦ntico motor de nuestro desarrollo econ¨®mico y bienestar social. Pero la sociedad espa?ola no termina de asumir que Espa?a ser¨¢ en el futuro el resultado de lo que hoy sea capaz de invertir en la excelencia de la educaci¨®n y de sus universidades. Tal es el reto que debemos cubrir y tanta la distancia que recorrer, que la nueva ejecutiva de la CCS, elegida en noviembre pasado, crey¨® conveniente asumir como primer objetivo el de ¡°sensibilizar a la sociedad espa?ola, y en especial a sus representantes pol¨ªticos, sobre la trascendencia de la educaci¨®n en general y de las universidades en particular¡±.
Suscitar el debate p¨²blico sobre la importancia de la educaci¨®n y la necesaria reforma de la universidad no es f¨¢cil en un pa¨ªs donde la iniciativa pol¨ªtica no prioriza estas cuestiones ¡ªautentica tragedia hist¨®rica de Espa?a¡ª, y donde la propia universidad p¨²blica viene generando continuas resistencias al cambio.
Para colmo de males, ahora resulta que temas concretos de gesti¨®n universitaria, por avatares y conexiones con esa clase pol¨ªtica que no es capaz de asumir con la grandeza de miras necesaria el compromiso de la educaci¨®n para el futuro de Espa?a, ha provocado un debate p¨²blico que pone en entredicho la credibilidad de nuestra universidad.
Debemos evitar que la pol¨ªtica contamine la vida de la universidad y depurar irregularidades
La universidad p¨²blica en Espa?a es m¨¢s v¨ªctima que culpable de su actual situaci¨®n. No se trata de una frase hecha. La instituci¨®n no es de sus acad¨¦micos, ni de su personal de administraci¨®n y servicios, ni de sus alumnos, es de toda la sociedad que le conf¨ªa y paga con sus impuestos el servicio p¨²blico de educaci¨®n superior. Obviamente, no se est¨¢ planteando una cuesti¨®n de propiedad sino de responsabilidad. Es la sociedad, a trav¨¦s de sus representantes pol¨ªticos, la que tiene la obligaci¨®n de dotar a la academia de medios y recursos adecuados ¡ªno solo econ¨®micos sino tambi¨¦n de sistemas de gesti¨®n adaptados a los tiempos que vivimos¡ª para el ejercicio de su suprema funci¨®n. Precisamente porque esta responsabilidad no se ha ejercido, nuestras universidades no est¨¢n en las posiciones de excelencia internacional que deber¨ªan tener, pero es evidente que s¨ª son m¨¢s que meritorias porque, a pesar de esa carencia de medios, han sido capaces de democratizar el acceso a la educaci¨®n superior haciendo efectivo el principio de igualdad de oportunidades y de convertirse en el gran instrumento que hoy son de igualaci¨®n y ascenso social por la v¨ªa del trabajo, del esfuerzo y del m¨¦rito.
Los consejos sociales no tenemos condicionantes pol¨ªticos, corporativistas ni ideol¨®gicos y nos preocupa que el obligado debate positivo sobre la necesidad de construir la universidad espa?ola excelente del siglo XXI, se vea sustituido por un cuestionamiento de la academia por causa de las implicaciones pol¨ªticas de temas de gesti¨®n concretos. Debemos evitar que la pol¨ªtica contamine la vida de la universidad. Irregularidades concretas, que pueden ocurrir en cualquier organizaci¨®n, no justifican un ataque global a toda la universidad. Es importante que, cuanto antes, se esclarezca cualquier irregularidad que se haya podido cometer y que quien la haya cometido asuma su responsabilidad, para que el centro del debate sobre la universidad se fije sobre la modernizaci¨®n del sistema y los retos pendientes, dejando atr¨¢s cualquier atisbo de malas praxis. Para ello es importante la unidad de todas las instituciones y estamentos involucrados en el mundo acad¨¦mico y la CCS siempre trabajar¨¢ al servicio de esa uni¨®n.
Antonio Abril Abad¨ªn es presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades espa?olas, que representan a la sociedad en la univer
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