Empiezan los juicios contra los cr¨ªmenes de la dictadura
La Instancia de la Verdad y la Dignidad acusa a 47 personas por el asesinato de dos islamistas
Mientras la clase pol¨ªtica tunecina se encuentra dividida sobre c¨®mo culminar el proceso de justicia transicional, la instituci¨®n independiente que investiga los cr¨ªmenes de la dictadura ha acelerado el env¨ªo de sus primeros documentos inculpatorios a la justicia. En las ¨²ltimas semanas, la Instancia de la Verdad y la Dignidad (IVD) ha acusado formalmente a 47 personas por su participaci¨®n en la tortura y el asesinato de dos militantes islamistas a principios de los a?os noventa: Kamal Matmaty y Rachid Chammaji.
Aunque no desvel¨® el nombre de ninguno de los acusados, al estar vigente el secreto de sumario, la presidenta de la IVD, Sihem Bensedrine, inform¨® de que entre ellos figuran personas que ocuparon las m¨¢s altas instancias del Estado. ¡°Hemos podido remontarnos hasta quienes dieron las ¨®rdenes a los verdugos... secretarios de Estado, ministros, incluso, el presidente de la Rep¨²blica¡±, declar¨® en una rueda de prensa esta hist¨®rica opositora al r¨¦gimen, que asegura disponer de ¡°pruebas tangibles¡± contra los acusados, incluidos manuscritos y documentos firmados que atestiguan que estaban al corriente de los cr¨ªmenes e intentaron ocultarlos. El primer juicio ser¨¢ el pr¨®ximo 29 de mayo, se trata del caso de Kamal Matmaty, un activista que muri¨® durante una sesi¨®n de torturas en 1991 y cuya familia todav¨ªa no sabe d¨®nde est¨¢ su cad¨¢ver.
Los dos procesos tendr¨¢n lugar en las llamadas ¡°c¨¢maras especializadas¡±, tribunales presididos por jueces formados en los principios de la justicia transicional gracias a la colaboraci¨®n internacional. Despu¨¦s de la revoluci¨®n de 2011 tuvieron lugar diversos juicios a altos cargos del r¨¦gimen de Ben Ali. Aparte del dictador, que fue juzgado en rebeld¨ªa tras huir hacia Arabia Saud¨ª y condenado a cadena perpetua, el resto recibieron penas muy reducidas, y muchas de las denuncias fueron archivadas por falta de pruebas ante la escasa cooperaci¨®n de unas instituciones estatales que no hab¨ªan sido purgadas tras la revuelta. La esperanza de las familias de las v¨ªctimas es que esta vez la historia no se repita.
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