Un parteaguas en Nicaragua
Habr¨¢ un antes y despu¨¦s de las reformas a la seguridad social en la relaci¨®n entre la dictadura orteguista y la sociedad nicarag¨¹ense
Las reformas al Instituto Nicarag¨¹ense de Seguridad Social (INSS) impuestas por el presidente Daniel Ortega, aumentando sustancialmente las contribuciones patronales y laborales, e imponiendo un ilegal impuesto a las pensiones de los actuales jubilados y una disminuci¨®n a las pensiones futuras, han generado una ola inesperada de protesta social en Nicaragua.
Durante una d¨¦cada, Ortega ha impuesto una dictadura institucional, un r¨¦gimen Estado-Partido-Familia que concentra todos los poderes del Estado, incluyendo el Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa, y promete orden social, combinando estabilidad econ¨®mica con represi¨®n selectiva y cooptaci¨®n social. El control absoluto del poder, que solo comparte con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, le ha permitido sofocar reclamos pol¨ªticos por fraudes electorales y las protestas campesinas ante el fracasado megaproyecto del canal interoce¨¢nico.
Uno de los pilares del r¨¦gimen es la alianza con los grandes empresarios a los que otorga oportunidades de inversi¨®n, en un esquema de cogobierno econ¨®mico, sin transparencia ni democracia. El otro ha sido el uso discrecional de la millonaria cooperaci¨®n venezolana de m¨¢s de 4.000 millones de d¨®lares otorgada por el chavismo, que empez¨® a mermar hace dos a?os.
Al terminarse los a?os de ¡°vacas gordas¡±, lleg¨® la anunciada crisis fiscal. El mi¨¦rcoles pasado Ortega aprob¨® un paquete de medidas para extraer m¨¢s de 250 millones de d¨®lares ¡ª1,5% del PIB¡ª, para evitar la quiebra de la Seguridad Social, que ha sido agravada por la corrupci¨®n de su Gobierno, sin calcular las consecuencias.
Las c¨¢maras empresariales rechazaron las medidas advirtiendo que, al imponer el paquete econ¨®mico de forma unilateral, el Gobierno rompi¨® el mecanismo de ¡°di¨¢logo y consenso¡±, con pol¨ªticas contractivas que generar¨¢n desempleo, p¨¦rdida de competitividad, e inestabilidad econ¨®mica. El reclamo plantea nuevas interrogantes sobre el futuro de esta relaci¨®n, que ha sido crucial para otorgarle legitimidad a un r¨¦gimen autoritario, que elimin¨® todo contrapeso de la oposici¨®n pol¨ªtica.
La envergadura de la reacci¨®n popular lleg¨® sin aviso, cuando un grupo de j¨®venes universitarios y decenas de mayores se autoconvocaron en una protesta pac¨ªfica contra el golpe a la econom¨ªa popular. La brutalidad de la represi¨®n desatada por las fuerzas de choque del Gobierno, protegidas por la Polic¨ªa, gener¨® un estado de indignaci¨®n, alimentado por las im¨¢genes de j¨®venes y adultos heridos, y periodistas vapuleados y asaltados. A pesar de que controla la mayor¨ªa de los canales de televisi¨®n, el r¨¦gimen impuso la censura y suspendi¨® la se?al en el servicio de cable de varios medios independientes. Un d¨ªa despu¨¦s, estallaron nuevas protestas en las universidades p¨²blicas de la capital que eran bastiones pol¨ªticos del r¨¦gimen, y en las principales ciudades del pa¨ªs. La protesta sin l¨ªderes visibles ni organizaciones que la convoquen, ha dejado tres muertos, entre ellos un polic¨ªa, y una veintena de heridos. Su reclamo inicial por la Seguridad Social se ha desbordado contra los agravios pol¨ªticos acumulados por el r¨¦gimen: el autoritarismo, la represi¨®n, y la corrupci¨®n que simboliza la pareja presidencial.
Es demasiado pronto para predecir las consecuencias de esta profunda grieta social, mientras las elecciones de 2021 no ofrezcan garant¨ªas m¨ªnimas de libertad y transparencia. Lo ¨²nico seguro, ahora que Ortega perdi¨® el monopolio de las calles, es que habr¨¢ un antes y despu¨¦s del ¡°paquetazo¡± del INSS en la relaci¨®n entre la dictadura orteguista y la sociedad nicarag¨¹ense.
Carlos F. Chamorro es periodista nicarag¨¹ense, director de confidencial.com.ni
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