La deriva de Assange

Los nobles y necesarios motivos por los que Wikileaks fue creada como organizaci¨®n en 2006 han quedado arruinados por su propio creador, Julian Assange, quien ha devorado a su criatura para convertirla en un arma de guerra h¨ªbrida al servicio de los enemigos de las democracias occidentales, especialmente la Rusia de Vlad¨ªmir Putin. No se explican de otro modo las acciones de Assange en las elecciones de Estados Unidos de 2016, en las que la campa?a de Donald Trump se vio oportunamente asistida por la filtraci¨®n de correos electr¨®nicos de Hillary Clinton.

Assange acusa a casi todos los que le critican de participar en conspiraciones, en un delirio en el que le acompa?an ya solo un pu?ado de activistas a favor de causas cada vez m¨¢s ajenas al sentido com¨²n, como el separatismo catal¨¢n y escoc¨¦s, la eurofobia y la antiglobalizaci¨®n. Lo que este activista no parece percibir es el mal lugar en que le deja el relato de los hechos en las elecciones norteamericanas: en septiembre de 2015, el FBI avis¨® al Partido Dem¨®crata de que unos hackers rusos hab¨ªan robado informaci¨®n de sus servidores; en los meses posteriores, la campa?a de Clinton fue atacada en Internet por varias v¨ªas; en julio de 2016, Wikileaks comenz¨® a publicar informaci¨®n comprometedora para la candidata dem¨®crata, propiciando a su vez una investigaci¨®n del FBI.

El FBI identific¨® el origen de las filtraciones en hackers localizados en Rusia. Llama la atenci¨®n el trato diferente de Wikileaks a Putin y su Gobierno. Cuando las filtraciones han afectado directamente al l¨ªder ruso, se han efectuado siempre a trav¨¦s de otras v¨ªas, como los llamados papeles de Panam¨¢.

EL PA?S particip¨® en 2010 en la publicaci¨®n de los documentos secretos de la diplomacia norteamericana, sustra¨ªdos por Chelsea Manning y recibidos por Wikileaks. Entonces, Assange lider¨® una campa?a a favor de la transparencia y los valores democr¨¢ticos. Hoy, todos los diarios que participaron en esa investigaci¨®n se han distanciado de Assange, alarmados por sus provocaciones y la creciente irresponsabilidad de sus acciones. De ellas deber¨ªa rendir cuentas.

Desde que en 2012 huy¨® de la justicia sueca en un caso de agresi¨®n sexual, se ha negado a hacerlo. Que Suecia haya cerrado ya el caso no le ha llevado a abandonar la Embajada en Londres de Ecuador, que le ha asilado; ¨¦l desaf¨ªa e irrita a sus anfitriones con todo tipo de injerencias que, l¨®gicamente, han creado tensi¨®n entre Quito y sus aliados internacionales.

Todos los problemas de Assange podr¨ªan quedar en el plano de la libertad de expresi¨®n si no fuera porque ahora hay claros indicios de que su relaci¨®n con Rusia ha llevado a Wikileaks a ser un instrumento de campa?as sobre las que la justicia deber¨¢ pronunciarse. Expertos en tecnolog¨ªa y libertad de expresi¨®n en Parlamentos como el espa?ol, el brit¨¢nico, el europeo y el estadounidense han hecho sonar la alarma sobre sus sospechosas actividades. Son motivos m¨¢s que suficientes para que Wikileaks salve su buen nombre deshaci¨¦ndose de Assange y exigi¨¦ndole que se explique ante la ley, como cualquier otro ciudadano.