El gran banquete
?Cu¨¢nto van a tardar las grandes tecnol¨®gicas en fagocitar a la banca o a las energ¨¦ticas?
Las comidas largas crean vidas cortas¡±, dec¨ªa Alcofribas Nasier, el escritor que hizo del humanista franc¨¦s Fran?ois Rabelais un anagrama para escapar de la censura del siglo XVI. Los gigantes tecnol¨®gicos empiezan a mostrar un pantagru¨¦lico apetito comprador surgido de la enorme liquidez. Es la embrionaria manufactura producto de la monetizaci¨®n tras el olvidado fiasco de las puntocom.Aquella burbuja tecnol¨®gica devino en un fen¨®meno resiliente y voraz que nos retrotrae a la d¨¦cada de los noventa, cuando el Nikkei coqueteaba con los 40.000 puntos y los 18 mayores bancos mundiales eran nipones.
Esos bancos y corporaciones industriales empezaron construyendo trenes como Mitsubishi y terminaron haciendo turbinas, autom¨®viles, electrodom¨¦sticos, banca, recorriendo toda la cadena de producci¨®n de todos los sectores con los que se topaban. La consolidaci¨®n de estas grandes corporaciones japonesas fue producto de una pol¨ªtica monetaria laxa y los torrentes de liquidez conseguidos con sus boyantes negocios que promet¨ªan hacer la vida m¨¢s f¨¢cil a los ciudadanos del mundo desarrollado.
El fen¨®meno se reproduce en EE?UU ahora, corregido y aumentado, con media docena de compa?¨ªas cuya capitalizaci¨®n supera el PIB de muchos pa¨ªses tras haber conseguido un negocio global con millones de usuarios. Las cinco mayores firmas mundiales por capitalizaci¨®n son Apple, Alphabet, Microsoft, Amazon y Facebook, con un valor de 2,2 billones de euros. Es como si hubieran surgido un ramillete de Da Vincis que se han arrogado la tarea de reinventar el mundo en un tiempo r¨¦cord.
George Soros, fil¨¢ntropo y especulador, advirti¨® en Davos sobre posibles pr¨¢cticas torcidas de estas tecnol¨®gicas cuya materia prima son los datos que pueden componer tendencias del comportamiento humano. Facebook, con 2.000 millones de usuarios, ha sido el primer caso y no parece que vaya a ser el ¨²ltimo tras el esc¨¢ndalo de la filtraci¨®n de los datos de 87 millones de personas a trav¨¦s de Cambridge Analytica. La posibilidad de que esa fuga de informaci¨®n pudiera haber interferido en las elecciones en las que fue elegido Trump ha llevado a Mark Zuckerberg, creador de Facebook, a una maratoniana comparecencia ante el Congreso americano. Lo novedoso es que, por fin, se ha suscitado el debate de una regulaci¨®n de Internet que proteja la privacidad de los usuarios. El comercio de los datos privados muestra un inquietante presente.
Compa?¨ªas como Alphabet, Apple, Amazon, Facebook o la china Alibaba tienen una liquidez que les permitir¨ªa adquirir cada a?o sectores enteros de la econom¨ªa espa?ola
Otro ejemplo de la transformaci¨®n de los negocios mundiales es Amazon, la empresa que desde la log¨ªstica est¨¢ poniendo en jaque las relaciones con los consumidores de acuerdo con los modelos de anta?o. A golpe de inteligencia y de talonario adquiri¨® por 13.700 millones los supermercados Whole Food. Ahora ha llamado a la puerta de los hogares inteligentes con la compra de la empresa de timbres Ring por 1.000 millones de d¨®lares. Un sector en el que compite con Google y del que se espera un negocio gigantesco. Como los innovadores de oriente en los a?os noventa, compran empresas de cualquier sector y las transforman. Empresas cuya materia prima son los datos aportados por los consumidores, que cuentan con armas como el big data y la inteligencia artificial y que se abren paso en una innovadora revoluci¨®n industrial con sus amenazas inherentes al poder del conocimiento de las costumbres.
La importancia de esto radica adem¨¢s en su enorme m¨²sculo comprador. Compa?¨ªas como Alphabet, Apple, Amazon, Facebook o la china Alibaba, con una liquidez que les permitir¨ªa adquirir cada a?o sectores enteros de la econom¨ªa espa?ola, por ejemplo. ?Cu¨¢nto van a tardar en fagocitar a la banca o a las energ¨¦ticas? Depender¨¢ de la capacidad de estas para el cambio.
En los a?os noventa, desde la puerta del neoyorquino Waldorf Astoria se oteaba un cartel de la Pan Am en uno de los edificios ic¨®nicos de la ciudad. Empresas tradicionales demasiado grandes para quebrar tratan de hacer frente a la revoluci¨®n que viene.
Los nuevos gargant¨²as del dinero tienen la pituitaria irritada por lo que ven comestible a su alrededor, pero su dieta consiste en comidas cortas centrando su objetivo en una larga vida, que dir¨ªa el visionario Alcofribas. El gran banquete est¨¢ trufado de empresas ajenas a estas dentelladas, mientras los monstruos tecnol¨®gicos se relamen disfrazados de j¨®venes en camiseta y pantal¨®n corto que juegan al pimp¨®n en sus headquarters californianos. Ojo a los pr¨®ximos bocados.
Jes¨²s Garc¨ªa L¨®pez es periodista financiero y consultor de comunicaci¨®n.
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