?El mejor alcalde, un franc¨¦s?
El trasvase de pol¨ªticos en la UE es positivo y un arma sutil contra el ultranacionalismo
Solo los barceloneses podr¨¢n decidir ¡ªen caso de que llegue el momento¡ª si el ex primer ministro franc¨¦s, Manuel Valls, puede ser un buen alcalde para su ciudad. Su posible candidatura para las municipales en la lista de Ciudadanos genera pol¨¦mica. Para unos es ideal por su marcado antindependentismo y para otros es rechazable justamente por ello. Pero su presentaci¨®n a las elecciones municipales espa?olas tiene una lectura muy positiva respecto a la construcci¨®n europea porque remite al principio de ciudadan¨ªa europea instituido en el Tratado de Maastricht en 1992.
Aquel tratado fue el que hizo posible que los ciudadanos europeos puedan circular y residir libremente en cualquier otro pa¨ªs comunitario y el que ha permitido tambi¨¦n que, aun residiendo en un pa¨ªs distinto, alguien pueda votar y ser elegido para las elecciones municipales y europeas. Millones de europeos se benefician cada a?o de esa libertad de movimientos intracomunitarios y miles de ellos se implican en la pol¨ªtica local all¨¢ donde residen. Un ejemplo: a las ¨²ltimas municipales francesas se presentaron 1.644 candidatos extranjeros; la mayor¨ªa eran portugueses, belgas y brit¨¢nicos, pero tambi¨¦n 234 espa?oles. Y Espa?a ha tenido y tiene alcaldes y concejales de otros pa¨ªses. Europa se construye desde arriba, desde las grandes instituciones, pero tambi¨¦n desde abajo. Maastricht, como el programa Erasmus, abri¨® las puertas a este valioso intercambio de talentos.
Por eso la posible candidatura de Valls ser¨ªa la mejor muestra de esa ciudadan¨ªa europea adquirida hace 26 a?os. Es verdad que Valls naci¨® en Barcelona, pero fue por accidente. Su padre, catal¨¢n, y su madre, suiza italiana, viv¨ªan en Francia y estaban de vacaciones en la Ciudad Condal cuando lleg¨® el v¨¢stago. Pero Valls es tan franc¨¦s como La Marsellesa y ha desplegado una mete¨®rica carrera pol¨ªtica hasta que su partido, el socialista, casi ha desaparecido del mapa, como ¨¦l mismo anunci¨® lament¨¢ndose de la deriva de la izquierda. Llegar¨ªa a Barcelona malherido por la pol¨ªtica gala, pero con bagaje suficiente como para recolocar a Barcelona en el mapa. Y a¨²n se alimentar¨ªa m¨¢s el simbolismo europeo si su mandato coincidiera con la gaditana Anne Hidalgo, alcaldesa de Par¨ªs desde 2014.
Hay pa¨ªses europeos, como Espa?a, en los que no hay todav¨ªa un alto porcentaje de extranjeros. En Francia, como en Reino Unido, ya est¨¢n acostumbrados. Han tenido ministros y alcaldes de origen coreano, marroqu¨ª o paquistan¨ª. Pero toda Europa pierde un mill¨®n de habitantes cada a?o y est¨¢ abocada al mestizaje con inmigrantes que, una vez nacionalizados, podr¨¢n circular libremente por la UE y dedicarse a la pol¨ªtica all¨¢ donde residan aportando sus conocimientos y su visi¨®n del mundo. Este tipo de intercambios enriquecen a todos y son una sutil arma contra el ultranacionalismo que asoma por todos los rincones del continente.
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