Rajoy: este escarnio nos lo pod¨ªa haber ahorrado

Manej¨¢bamos hasta ahora dos escenarios posibles para un desenlace seguro: el desenlace era la salida de Cristina Cifuentes de la presidencia de la Comunidad de Madrid y del horizonte del PP; desde hace semanas era un cad¨¢ver pol¨ªtico. Los caminos, por el contrario, eran alternativos. O presentaba la dimisi¨®n tras el caso del m¨¢ster fraudulento en la Universidad Rey Juan Carlos forzada por Mariano Rajoy, el presidente de su partido; o se somet¨ªa a una moci¨®n de censura en la que ?ngel Gabilondo, catedr¨¢tico de tacha impecable, presentaba su candidatura en nombre del PSOE con el apoyo de Podemos y Ciudadanos, que cumpl¨ªa as¨ª su compromiso de no permitir el enga?o y la corrupci¨®n de los miembros de gobiernos que apoya.

M¨¢s informaci¨®n

Las im¨¢genes del supuesto hurto de Cifuentes en un supermercado

La ecuaci¨®n no era complicada. El regate estaba situado. Dos opciones. El cad¨¢ver de Cifuentes era un hecho, y Mariano Rajoy dirig¨ªa los tiempos, como suele. Lo m¨¢s probable, tal y como se especulaba conforme a su car¨¢cter y andadura, es que apurara los plazos hasta que no hubiera m¨¢s remedio y, a cinco minutos del triunfo de la moci¨®n de censura, forzara su sustituci¨®n por otro presidente de la Comunidad de Madrid que Ciudadanos pudiera apoyar. Iba a ser la f¨®rmula para salvar este importante gobierno para un PP en horas bajas y satisfacer al mismo tiempo la casi par¨¢lisis habitual de Rajoy.

Pero ha triunfado la tercera v¨ªa, la que nadie esperaba y la que el presidente nos pod¨ªa haber ahorrado a los ciudadanos. Desde alg¨²n caj¨®n mugriento en alg¨²n despacho oscuro sali¨® un v¨ªdeo que cre¨ªan destruido con una humillaci¨®n registrada: la de una l¨ªder pol¨ªtica, entonces vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, pillada como adolescente robando un par de cremas. La ¨²nica diferencia es que los adolescentes no eligen cremas antiedad. Pero est¨¢n en otra edad: la del desaf¨ªo, la del riesgo, la de la aventura. No nos extenderemos aqu¨ª en la lectura patol¨®gica que tiene el robo por parte de una adulta que adem¨¢s tiene un buen sueldo.

Antes de la dimisi¨®n de Cifuentes, a¨²n hoy se han o¨ªdo "fuentes" cercanas a la presidenta sugiriendo que a qui¨¦n no le ha saltado la alarma alguna vez en una tienda. Ser¨¢ por alarmas. Pero esta versi¨®n ha durado poco rato. En pocas horas, esta vez Cifuentes se ha ido. V¨ªctima, dice, de una campa?a de acoso, pero dimitida al fin.

El espect¨¢culo ha llegado a su fin. Dram¨¢tico, shakespeariano, de mutua destrucci¨®n asegurada. Que el presidente del Gobierno sepa sin embargo que en su cadena de reacciones lentas, de mirar hacia otro lado ante la corrupci¨®n, esta vez tampoco le ha salido bien. Que nos lo pod¨ªa haber ahorrado. ?Aprender¨¢ para la pr¨®xima vez? Porque lo que ya hemos aprendido nosotros es que, en el PP, siempre hay una pr¨®xima vez.