El deseo
Miner¨ªa de datos: imagino a unos tipos duros, con monos azules y un casco con luz en la cabeza que descienden a las profundidades de nuestras almas
Me conmueve mucho la expresi¨®n ¡°miner¨ªa de datos¡±. Miner¨ªa de datos, miner¨ªa de datos. Imagino a unos tipos duros, con monos azules y un casco con luz en la cabeza. Descienden a las profundidades de su alma de usted, y de la m¨ªa, de nuestras almas, y en esa oscuridad (porque el alma es oscura) clavan el pico y la pala para llenar sus carretillas de la materia viscosa de la que est¨¢ hecha la conciencia. Cuando el conjunto llega a la superficie, otros especialistas, mineros tambi¨¦n, aunque con una cualificaci¨®n superior, separan la ganga de la mena. Con la mena, supongo yo, fabrican los algoritmos prescriptivos de los que deducen, por ejemplo, no cuando necesitar¨¦ cambiar de televisor, sino cu¨¢ndo desear¨¦ hacerlo. Porque es cierto que un d¨ªa me levantar¨¦ de la cama y necesitar¨¦ introducir en mi vida un cambio que la acelere un poco, que la coloque al nivel de un buen producto audiovisual, de un excelente anuncio de m¨®viles, o de autom¨®viles. Ese d¨ªa llegar¨¢, yo a¨²n lo ignoro, pero los algoritmos que procesan los rasgos de nuestra personalidad ya est¨¢n al tanto. De modo que un mi¨¦rcoles cualquiera, mientras preparo el primer t¨¦ de la ma?ana, pensar¨¦ que estar¨ªa bien tener en la cocina un televisor inteligente. Un minuto antes, o quiz¨¢ un minuto despu¨¦s, pero de forma casi simult¨¢nea, recibir¨¦ en mi m¨®vil la publicidad del televisor so?ado. Y m¨¢s que eso: la oferta de un cr¨¦dito para adquirirlo porque el vendedor del electrodom¨¦stico y el banco comparten los tesoros econ¨®micos extra¨ªdos de nuestro subconsciente. Ya sabemos, en fin, c¨®mo aprovechan la mena. Muchos se preguntar¨¢n qu¨¦ rayos hacen con la ganga, es decir, con la mierda que acompa?aba al dato. La ganga, me temo, es el televisor que comprar¨¦ ese mi¨¦rcoles.
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