Recuperar la izquierda
La socialdemocracia debe situar a Europa en el centro de operaciones y reivindicar la idea de progreso
Los partidos socialdem¨®cratas est¨¢n atravesando dificultades en casi todos los pa¨ªses europeos. Una de las explicaciones que se esgrime se resume en la ausencia de una alternativa de pol¨ªtica econ¨®mica. Al inicio de la crisis, los partidos socialistas en el Gobierno perdieron el poder tras aplicar ajustes presupuestarios, y los que lo alcanzaron en medio de la tempestad con promesas contra la austeridad retornaron a la oposici¨®n al incumplirlas. Por ello, cabe preguntarse si esta homogeneizaci¨®n relativa de las pol¨ªticas econ¨®micas es resultado de decisiones discrecionales o es fruto de otras restricciones.
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La globalizaci¨®n y la revoluci¨®n tecnol¨®gica han dejado inoperativos los instrumentos de intervenci¨®n construidos en el siglo XX. Los Estados-naci¨®n no pueden viabilizar sistemas fiscales tan progresivos como en el pasado, a la vista de la movilidad creciente de las bases imponibles. La soberan¨ªa normativa est¨¢ seriamente da?ada cuando se regulan mercados con operadores globales. Pero incluso aquellos pa¨ªses que retienen la pol¨ªtica monetaria se encuentran al albur de los flujos de capitales y de las decisiones de los bancos centrales de referencia. De este modo, la ¡°caja de herramientas¡± de los Gobiernos nacionales se ha reducido significativamente y, por ende, la capacidad de operar pol¨ªticas econ¨®micas de izquierdas.
Por lo tanto, y excluyendo la opci¨®n de apearnos de la globalizaci¨®n, la izquierda de Gobierno debe reconstruir instituciones con capacidad ejecutiva, recuperar la acci¨®n colectiva, la soberan¨ªa efectiva. Y la palanca para ello s¨®lo puede ser la Uni¨®n Europea. Sin embargo, muchos partidos socialistas siguen operando casi exclusivamente sobre las opiniones p¨²blicas nacionales.
Al Norte, los socialdem¨®cratas han reorientado su pol¨ªtica tributaria hacia el consumo, redistribuyendo v¨ªa gasto, y han construido unos mercados flexibles y abiertos al exterior, con una reducida intervenci¨®n. En el debate europeo se muestran reacios a mancomunar riesgos y observan con distancia la construcci¨®n de un pilar social, que podr¨ªa estar por debajo de sus propios par¨¢metros nacionales.
Para las europeas necesitamos un manifiesto com¨²n y una candidatura a la presidencia de la Comisi¨®n
Al Este, los socialistas desean integrarse de manera efectiva en el mercado ¨²nico y construir sus propios modelos de bienestar, pero se muestran reacios al dise?o de un pilar social robusto a escala europea. La productividad de sus econom¨ªas no les permite a¨²n disponer de est¨¢ndares laborales, sanitarios o medioambientales al nivel de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, y la centralizaci¨®n de pol¨ªticas sociales es interpretada como amenaza a su propio desarrollo.
Al Sur, disponemos de Estados de bienestar desarrollados, aunque en menor medida que en el Norte, y pol¨ªticas de intervenci¨®n en los mercados m¨¢s intensas, no siempre progresistas. Estamos en una posici¨®n complicada porque nuestras econom¨ªas no son suficientemente flexibles y nuestros sistemas fiscales son menos redistributivos, y con importantes bolsas de fraude. Somos, quiz¨¢, los que m¨¢s necesitamos esa nueva Administraci¨®n p¨²blica europea.
Estos enfoques nacionales dificultan la construcci¨®n de una propuesta econ¨®mica para Europa. Estamos, pues, en un bucle donde las urgencias nacionales dificultan el despliegue de una estrategia europea, y ello impide implementar pol¨ªticas econ¨®micas alternativas. La ciudadan¨ªa se decepciona, se pierde el gobierno y a veces los partidos socialistas inician un camino de introspecci¨®n que les conduce a la melancol¨ªa y a la resistencia.
La salida de este c¨ªrculo vicioso pasa por situar Europa en el centro de operaciones para reconstruir los instrumentos de intervenci¨®n y reivindicar la idea de progreso. Y hacerlo siendo conscientes de los distintos planos del debate, diferenciando el proceso constituyente permanente (que exige consensos) y las ¨¢reas de discusi¨®n ideol¨®gica, que necesita de mayor¨ªas. Por ejemplo, una mejora de la influencia de los socialistas en esta legislatura ha abierto ya espacio de maniobra al Gobierno portugu¨¦s.
En mayo de 2019 se celebrar¨¢n elecciones europeas, y para entonces los socialistas deber¨ªamos haber resuelto gran parte de este conundrum con un manifiesto com¨²n y una candidatura a la presidencia de la Comisi¨®n. El PSOE ya est¨¢ trabajando no s¨®lo para ofrecer una propuesta electoral con visi¨®n europe¨ªsta, sino tambi¨¦n porque en ella est¨¢ la respuesta a la crisis de la socialdemocracia. La izquierda necesita de la Uni¨®n para cumplir con su promesa, y el continente necesita de nosotros para seguir blandiendo los valores europeos.
Jon¨¢s Fern¨¢ndez ?lvarez es diputado socialista en el Parlamento Europeo.
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