Un pacto muy caro
Rajoy compra tiempo al PNV a costa de aplazar la reforma de las pensiones
El pacto del Partido Popular con el Partido Nacionalista Vasco para aprobar los Presupuestos del Estado de 2018 solo puede interpretarse de una manera: el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado la permanencia de su formaci¨®n al frente del Ejecutivo durante lo que resta de legislatura a cambio de renunciar al modelo de pensiones instaurado en 2013, durante su primer mandato.
Las concesiones al PNV, de cuyos cinco esca?os depende para aprobar las cuentas p¨²blicas, tienen otras implicaciones no menos preocupantes. Una de ellas, quiz¨¢ la m¨¢s relevante, es que la reforma del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica podr¨ªa aplazarse hasta la pr¨®xima legislatura. Se avecinan dos a?os orientados hacia la supervivencia del Gobierno, sin expectativas de reformas, con una par¨¢lisis total de la iniciativa pol¨ªtica y con un Ejecutivo enrocado detr¨¢s de la excusa de la insuficiencia parlamentaria.
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Dados los antecedentes, no sorprende la utilizaci¨®n de los Presupuestos para garantizar la supervivencia pol¨ªtica. El PNV ya recibi¨® cuantiosos beneficios para Euskadi y Ciudadanos (competidor del PP en el espacio de centroderecha) una inarticulada rebaja fiscal cuyos efectos probablemente ser¨¢n nulos. Ahora, adem¨¢s, el Gobierno se ha corregido a s¨ª mismo. Si un mes atr¨¢s anunciaba que no era posible actualizar las pensiones con el IPC (¡°el dinero no crece en los ¨¢rboles¡±), ahora acepta actualizarlas con car¨¢cter retroactivo para este a?o y el pr¨®ximo en torno al 1,5% y, a cambio de cinco votos, aplaza el factor de sostenibilidad hasta 2023 (deb¨ªa aplicarse en 2019).
Un Gobierno y, en concreto, un ministro de Hacienda que cambia de opini¨®n de forma tan radical en unas pocas semanas no refuerza su seriedad y credibilidad. Que la reforma de las pensiones de 2013 era un remiendo para salir del paso era p¨²blico y notorio.
Pero entregar la prenda y el modelo de revalorizaci¨®n del 0,25% a cambio de garantizar la tranquilidad pol¨ªtica en Euskadi, sacudida por el se¨ªsmo de las manifestaciones de los pensionistas, como en toda Espa?a, indica otros factores relacionados con la ausencia de proyecto que no van a poder corregirse con el tiempo.
En t¨¦rminos econ¨®micos, el pacto con el PNV tiene dos consecuencias econ¨®micas perniciosas. La revalorizaci¨®n de las pensiones tiene un coste no inferior a 1.000 millones que, se disfrace como se disfrace, implica un recorte presupuestario a?adido. Sin contar, claro, con que el cambio de pol¨ªtica tendr¨¢ que explicarse en Bruselas.
Una vez m¨¢s las cuentas p¨²blicas reflejan una cadena de favores anudada. Pero es que, por a?adidura, el pacto invalida cualquier pretensi¨®n de reformar el sistema de pensiones como se merece: con rigor y de forma integral.
Al desplazar el foco a la revalorizaci¨®n inmediata de las prestaciones, en lugar de situarlo en una reforma a medio y largo plazo, donde est¨¢ el problema, el Gobierno demora una vez m¨¢s afrontar uno de los problemas m¨¢s graves de la sociedad espa?ola, no menos grave porque sus consecuencias no se aprecien de forma inmediata.
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