La disputa por el golfo P¨¦rsico llega a los museos
La denominaci¨®n geogr¨¢fica es objeto de pol¨¦mica entre Ir¨¢n y sus vecinos ¨¢rabes
Malvinas/Faklands, Senkaku/ Diaoyu, Perejil/Tura¡ La lista de enclaves geogr¨¢ficos que cuentan con distinta denominaci¨®n seg¨²n los pa¨ªses que los reclaman es larga. Cuando no hay disputa de por medio, los vecinos suelen utilizar top¨®nimos diferentes (canal de la Mancha/canal ingl¨¦s) sin mayores consecuencias. No es as¨ª en el caso de la v¨ªa de agua que separa la costa occidental de Ir¨¢n de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga. El nombre hist¨®rico golfo P¨¦rsico se ha convertido en un asunto de Estado, como recuerda Teher¨¢n con la celebraci¨®n del D¨ªa Nacional del Golfo P¨¦rsico.
Ni siquiera los cronistas ¨¢rabes discuten que tal es el t¨¦rmino convencional. As¨ª lo denominaron no s¨®lo los ge¨®grafos griegos Estrab¨®n y Ptolomeo, sino historiadores como Ibn Khaldun o Ibn al-Athir. Y como tal se recoge en infinidad de documentos y tratados. Pero a mediados de los sesenta del siglo pasado el auge del nacionalismo ¨¢rabe difundi¨® la alternativa golfo Ar¨¢bigo, objeto de la disputa. Entre medias, el imperio otomano opt¨® por golfo de Basora, como recuerda un globo terr¨¢queo del siglo XVII expuesto en el Louvre Abu Dhabi.
La jornada conmemorativa se instituy¨® en 2004, justo cuando Ir¨¢n empez¨® a sentir la presi¨®n internacional sobre su programa nuclear. Desde entonces, la celebraci¨®n no se ha limitado a la emisi¨®n de sellos de correos, sino que ha servido al nacionalismo iran¨ª.
Teher¨¢n incluso llev¨® el caso a la ONU, cuyo Grupo de Expertos en Nombres Geogr¨¢ficos (s¨ª, existe tal comit¨¦) concluy¨® que ¡°no se pueden prohibir los ex¨®nimos¡± (nombres para lugares geogr¨¢ficos o grupos humanos dados desde fuera de dichas comunidades). Ello no desanim¨® al presidente Mahmud Ahmadineyad, quien defendi¨® ante la ONU en 2011 que golfo P¨¦rsico era el ¨²nico nombre. Su objetivo no eran s¨®lo los pa¨ªses vecinos, sino EE?UU, cuyos funcionarios a menudo se refieren al Golfo a secas para no herir la susceptibilidad de sus aliados ¨¢rabes. Pero esto tampoco satisface a Ir¨¢n, que lleg¨® a amenazar con prohibir el sobrevuelo a las aerol¨ªneas que en sus pantallas informativas obviaran ¡°P¨¦rsico¡±.
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