Parados, protecci¨®n social y analog¨ªa de Hoyle
Los desempleados est¨¢n en un callej¨®n sin salida y sin entrada. El descenso sostenido de la protecci¨®n es coherente con la tendencia ideol¨®gica a reducir el Estado del Bienestar
Cuando la secretaria de Estado de Comunicaci¨®n, Carmen Mart¨ªnez de Castro, susurra: ¡°Dan ganas de hacerles [a los pensionistas] un corte de mangas y decirles: ¡®?Os jod¨¦is¡±, no proclama una respuesta aislada, sino una convicci¨®n profunda que, en mayor o menor medida, sustenta las decisiones econ¨®micas tomadas u olvidadas por el Gobierno actual. Cuando Andrea Fabra adorn¨® su opini¨®n sobre los parados con el famoso: ¡°?Que se jodan!¡±, no profer¨ªa un exabrupto m¨¢s o menos extempor¨¢neo; ese es un sentir muy extendido que se aprecia en la negligencia del Gobierno hacia el mercado laboral. Las pruebas de esta displicencia est¨¢n bien a la vista. El presidente del Gobierno y su equipo econ¨®mico dieron por finiquitada su tarea sobre el mercado de trabajo cuando presentaron la mal llamada Reforma Laboral; sus costes, distorsiones y efectos perversos son meros efectos colaterales que no aprecian o no atienden.
Frente a la ret¨®rica de El Gobierno informa, veamos algunos hechos demostrativos del desinter¨¦s oficial. En un mercado laboral donde crece perversamente la ocupaci¨®n, sustituyendo fijos y a jornada completa por temporales y a tiempo parcial (los detalles est¨¢n en la EPA del primer trimestre), con una tasa de temporalidad del 26,7% (la m¨¢s alta de la UE), resulta que el n¨²mero de beneficiarios de las prestaciones por desempleo viene cayendo de forma sistem¨¢tica en los ¨²ltimos tres a?os. En 2016 percib¨ªan la prestaci¨®n por desempleo 2.147.533 personas; en el primer trimestre de 2018 la prestaci¨®n alcanzaba a 1.913.555 personas. Lo peor es que la tendencia al deterioro de las prestaciones puede ser cr¨®nica, porque el tipo de contrataci¨®n (precariedad descarnada) que se efect¨²a en este mercado heredero de la Reforma Laboral obstaculiza, cuando no impide, que se renueve el derecho a la prestaci¨®n contributiva. Los parados est¨¢n en un callej¨®n sin salida y sin entrada. El descenso sostenido de la protecci¨®n es coherente con la tendencia ideol¨®gica a reducir el Estado del bienestar.
Podr¨ªa argumentarse que, puesto que el n¨²mero de parados desciende, el n¨²mero de protegidos y su coste tambi¨¦n han de disminuir. No hay tal argumento y puede comprobarse con un ejemplo reciente. Las ayudas para parados de larga duraci¨®n sin ingresos (conocidas como Prepara y PAE) terminaron el 30 de abril. A partir de esa fecha ya no podr¨¢ pedirse la prestaci¨®n. El Gobierno se comprometi¨® con las autonom¨ªas y los agentes sociales a reestructurar estas ayudas de ¨²ltimo recurso. Pero la desidia en la tramitaci¨®n, las diferencias en la negociaci¨®n y los retrasos pol¨ªtico-administrativos han paralizado la cacareada reestructuraci¨®n. Los parados de larga duraci¨®n y su subsistencia, que esperen. Y como no es la primera vez que sucede (ya pas¨® en julio de 2017 con el plan Prepara) no cabe escudarse en el despiste. Por el contrario, hay motivos suficientes para sospechar intencionalidad dilatoria.
Fred Hoyle, distinguido astrof¨ªsico y patr¨®n matem¨¢tico de la teor¨ªa de la panspermia (la vida vino de las estrellas), acu?¨® una c¨¦lebre comparaci¨®n: la probabilidad de que la vida surgiera en la Tierra es similar a la de que un hurac¨¢n girando sobre un desguace tuviera la suerte de ensamblar un Boeing 747. Pues bien, la probabilidad de que este Gobierno corrija, siquiera m¨ªnimamente, el desorden del mercado laboral es similar a la analog¨ªa de Hoyle.
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